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Etiqueta: Redes Sociales

Facebook, la bolsa y la vida

A Mark Zuckerberg ya le buscan las cosquillas después de la desastrosa salida a Bolsa de Facebook Ayer, 8 de junio de 2012, las acciones cerraron a $27.10, mientras se habían colocado a $38 en su salida al parqué (Una depreciación del 30%)-. Un hecho que no debería sorprender en exceso cuando se ha marcado a Facebook como el hito de la siguiente burbuja económico-tecnológica o Burbuja 2.0. A pesar de los intentos del CEO de Facebook de centrarse en sus usuarios, ofrecer nuevos servicios tratando de adaptarse a sus gustos, los continuos cambios que imprime a su Red Social no acaban de gustar cuando se anuncian; el hecho es que la carrera de Facebook para convertirse en la primera empresa con mil millones de usuarios registrados, ha dejado muchos cadáveres en el camino.

La película “La Red Social” es una muestra descarnada de su génesis y su ascenso (Aunque no debemos olvidar que es una dramatización y hay que ser cautos con los productos hollywoodienses). En ella, Zuckerberg se presenta como un tipo que necesita el reconocimiento social por encima de todo. Sus modos atemperados por su propia naturaleza tecnológica no impiden que se amilane ante demandas o amenazas en las que convencido de que su razón es su mayor arma, trata de desmontar las teorías de sus adversarios e incluso mostrar desdén hacia ellos. La película desliza algunas perlas hacia la personalidad de Zuckerberg definido en algunas escenas como “Gilipollas” aunque en la escena final se suavice su personalidad: “No eres un gilipollas, Mark, por más que lo intentes en serlo ”. Zuckerberg traiciona durante el desarrollo de Facebook a muchos de sus amigos, empezando con su novia con la que abre la primera escena de la película, siguiendo con los gemelos Winklevoss con los que litigiaría sobre la propiedad intelectual de Facebook y finalmente con Eduardo Saverin que en la película se define como su único amigo.

A todas luces, Facebook no surge de la misma forma que Google, no son servicios comparables, y ni siquiera tiene un eslogan blanco como aquel “Don’t be evil” y, a pesar de disponer muchos libros editados sobre su nacimiento, puede que el material no sea tan dramatizable como Facebook. El objetivo de Facebook es dar un servicio, satisfacer clientes y al mismo tiempo tratar de rentabilizarlo. Zuckerberg no sabe definirla en un primer momento, pero Sean Parker mucho más bregado en rentabilización de proyectos Internet dispone de las llaves correctas para conseguir inversores y a la vez empresas dispuestas a pagar por aparecer publicitariamente en la red social.

A día de hoy, Facebook ya es una compañía “vieja” en términos Web. En siete años, casi ha alcanzado su cénit y, dentro de un clima de crisis económica, se necesitan resultados. Unos días antes de su salida a bolsa, siempre aplazada intentando llegar a los 100.000 millones de valorización, General Motors (GM) anuncia que la publicidad en Facebook, su modelo de negocio, no funciona y que dejará de invertir en ella. Esa acción sacude los cimientos de la Web Social y algunos acusan a GM de no saber usar Facebook. Sin embargo, pronto surgen los análisis y la información que los colocadores de acciones de Facebook se cuidaron en ocultar: Facebook no ha migrado aún convenientemente desde el PC, plataforma desde la que nació, hacia el móvil. Pero no sólo eso, más allá de las campañas de desconexión Facebook, la salida bursátil hace resurgir el análisis del efecto fatiga de Facebook, mientras que algunos ya señalan su final para 2020.

Los usuarios establecidos empujados por las nuevas generaciones, los cambios y evoluciones en los dispositivos tecnológicos y por los early adopters, también transmutan sus hábitos trasladándose hacia otra tipología de Redes Sociales. La adquisición de Instagram por parte de Facebook y el desarrollo de una app dedicada a la fotografía, muestra que la empresa es sensible a las nuevas tendencias de sus usuarios. Sin embargo, ahora que tiene que rendir cuentas a sus accionistas, ¿se mostrará ágil hacia los próximos retos que le sobrevienen?

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La paradoja de llamarse Mark Zuckerberg

Si atendemos al perfil dispuesto en la película La Red Social de David Fincher, ¿quién querría ser Mark Zuckerberg, fundador de Facebook? Un ingeniero informático brillante que en una noche de borrachera es capaz de saturar los servidores de la Universidad de Harvard Stanford, que es capaz de traicionar a su amigo y robar la idea de un proyecto web a los primeros que quisieron trabajar con él. Puede ser que para constituirse como una de las personas más admirada/odiada del Globo, haya que sufrir una cantidad de vicisitudes de difícil superación, aunque alguno considerará que no merecerá la pena. Desgraciadamente, llegar a llamarse como una de las personas más populares puede llegar a convertirse en una ventaja o una desventaja, siempre dependiendo de las circunstancias personales de cada uno.

El personal branding es uno de los grandes conceptos desde que surgió la Web Social. Hay que posicionarse profesionalmente, es necesario trabajar para venderse y saber venderse, para destacar sobre todos los profesionales que día a día nos hacen la competencia – sana, se entiende – mientras desempeñan su trabajo. Sin embargo, el llamarse igual o acercarse a ello, puede ser una completa desventaja cuando lo que te identifica irremediablemente a la hora de trabajar es precisamente tu nombre.

Mark S. Zuckerberg es un abogado especializado en bancarrotas con cierto renombre en Indianapolis (EEUU), sin embargo intentar ganar visibilidad usando una de las redes sociales con mayor popularidad sólo le trajo disgustos desde un principio. Facebook siempre tuvo ciertas reservas a la hora de aprobar su perfil hasta que finalmente le cerraron la cuenta. La campaña para tratar de recobrar su identidad digital dentro de Facebook traspasó obviamente esta red social e intentó guerrear fuera de ella consiguiendo finalmente su objetivo. Ser Mark S. Zuckerberg sin ser Mark Zuckerberg.

El movimiento defensivo es una vuelta de tuerca. Si eres un empresario que vende un producto de social media enfocado en Facebook (Vender “Likes”) y recibes una amenaza de denuncia de Facebook, puede ser que una buena idea sea cambiarte de nombre a Mark Zuckerberg bajo el razonamiento de que una empresa no puede denunciar a su fundador – Un poco ingenuo, sí, a Steve Jobs lo despidieron de Apple a finales de los 80, el dinero no tiene amigos -.

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Privacidad de la lectura

[…] Leer de una manera anónima no parece ser algo anómalo todavía, pero las cosas cambiarán a medida que evitemos entrar en las bibliotecas públicas y empecemos a tomar prestados los libros a través de Amazon y de Barnes & Noble. Aquellas nunca pensarían en vender nuestros datos a terceros; estos últimos no se lo pensarían dos veces. Es más, nos darían cupones para compartir nuestros hábitos de lectura. Todo ello es parte del gran envite de Silicon Valley por un consumo lo más «conectado» y transparente posible. Y que funciona: demasiado a menudo compramos cosas que amigos nuestros nos han recomendado online -e inmediatamente les contamos qué hemos comprado, creando circuitos de realimentación que hacen que conceptos como el de «consumo ostentoso» parezcan inadecuados. En esta nueva economía rica en datos, servicios como Facebook emergen como poderosos intermediarios que siguen la pista de nuestros más íntimos pensamientos, inquietudes y aspiraciones, desde la cuna a la tumba, y que van a sacar provecho de tales intimidades mediante la publicidad dirigida. […]

MOROZOV, Evgeny. El anonimato en la Red. [En línea] Madrid, Diario El País: Domingo, 27 de noviembre de 2011 < http://www.elpais.com/articulo/opinion/anonimato/Red/elpepiopi/20111127elpepiopi_11/Tes > [Última consulta: 28 de noviembre de 2011]

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Desnudos en las Redes Sociales

Los tiempos están cambiando. En España, fue una conquista democrática la erradicación de ficheros que guardaban información considerada sensible (Orientación sexual, raza o religión) que se utilizaron durante la represión franquista. La privacidad conquistada durante las décadas pasadas se ha resuelto con cierta regresión, mientras los gobiernos enarbolaban la bandera de la seguridad tras los distintos atentados terroristas que sacudieron algunas de las principales ciudades occidentales. Nuestra sociedad vigilada. Mientras tanto nuestra vida se entrelaza cada vez más con la Red y todas las aplicaciones que nos permiten estar conectados con nuestros conocidos y amigos, así como en aquellos sitios web que resultan de nuestro interés; somos diseccionados hasta algunos estratos que consideraríamos inadmisibles. Los ficheros de datos se multiplican, a la vez que las leyes que sirvieron regularlos buscando proteger nuestra intimidad se demuestran insuficientes en un mundo globalizado.

Pero las mentalidades también cambian, cualquiera puede disponer de sus minutos de gloria quieriéndolo o sin quererlo, y nuevos términos como el sexting o actitudes como mostrarse desnudo en la falsa intimidad de un cuarto de baño que algunos adolescentes realizan pueden pasar a ser algo más que una moda. Actos que no se encuentran generalizados, pero que invitan a que personas con mayor o menor influencia consideren que la intimidad ha muerto. Claro que Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, autor de la aseveración:

“Las personas se sienten muy cómodas no sólo compartiendo más información y de diferentes tipos, sino que también siendo más abiertos y con más personas. Esta norma social es algo que ha evolucionado en el tiempo, y nosotros la seguimos.”

Aquel que considera el fin de la privacidad como norma social, es la misma persona que considera que los usuarios de Facebook son “idiotas” o que reclama para sí esa privacidad que quiere sustraer a otros. Al final, parece que el dueño de Facebook puede llegar a encontrarle la utilidad a esa privacidad, algo que nosotros también deberíamos comenzar a plantearnos seriamente antes de que resulte demasiado tarde.

Pero es hipócrita acusar a otros de utilizar con mala fe nuestros datos personales, aunque nos declaren “idiotas”, cuando somos nosotros los primeros que no sabemos cuidar de lo que hacemos y lo que ofrecemos en la Web. Recientemente, los medios de comunicación publicaron alarmados que unos ladrones habían asaltado una casa haciéndose valer de la red social Facebook. El propio Jeff Jarvis, consultor y gurú de los medios de comunicación en Internet, tomó cartas en el asunto y trató de indagar sobre este hecho. Sus conclusiones, además de lanzar la estupenda frase “No os creáis todo lo que leáis”, fueron que se había sobredimensionado la noticia, que el ladrón no era un desconocido para la víctima, sino que estaba agregado como “Amigo” en la popular red social y que el hecho en sí se podría haber evitado siguiendo unas sencillas reglas para salvaguardar la privacidad ante personas que pueden llegar a no ser tan de fiar como creeríamos.

Sin embargo, muchos hechos aislados deberían llevarnos a la conclusión de que lo que publicamos es susceptible de ser usado en contra nuestra por desaprensivos. La web PleaseRobMe trata de alertarnos sobre ello recogiendo todas las actualizaciones de estado de los usuarios de Twitter que declaran voluntariamente encontrarse fuera de casa. Sin embargo, esa súplica de ser robados a través de Twitter no se trata de una exageración si nos atenemos a tan sólo dos ejemplos que se han recogido recientemente en distintos blogs.

En el primero de ellos, una chica que está en un restaurante cenando con unas amigas recibe una llamada de un extraño que llega a asustarla. En el segundo, un hombre recibe una broma muy pesada estando durmiendo en un hotel, cuando unos desconocidos que se hacen pasar por la dirección del mismo tratan de echarlo. El nexo en común de estas dos historias es que ambas personas utilizan un servicio de geolocalización (una aplicación que sirve para situarte geográficamente en un lugar en general utilizando un teléfono móvil) que les sitúa en un punto y publicándolo en Twitter, permitiendo a ciertos desaprensivos hacerles pasar por unos de los peores momentos de sus vidas.

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¿Cuántos amigos quieres tener hoy?

Es la segunda vez que me pasa, aunque sigue llamándome clamorosamente la atención. Como usuario de Twitter, recibo una invitación para aumentar mi número de followers (seguidores) de mi cuenta de una forma artificial. Como hice la primera vez que recibí la invitación, no hago caso. Desde luego, no es la forma por la que me gusta obtener seguidores ni, como sucedía anteriormente con el blog, la forma en que me gustaría obtener subscriptores, a través de una cadena tonta de favores. Prefiero que una persona, de una manera más o menos consciente, tome la decisión de interesarse por lo que pueda llegar a decir.

Personalmente, puedo llegar a entender que ciertas cuentas necesiten de la agregación de un número creciente de seguidores en Twitter, así como de fans o amigos en Facebook. Si son cuentas creadas con objetivo de marketing o con perfiles profesionales, comprendo perfectamente esta necesidad. Sin embargo, para personas individuales, ¿necesariamente estamos obligadas a ello? ¿Necesitamos agregar a desconocidos que probablemente ni nos aporten nada y que tal vez sólo obedezcan a sus necesidades de ego para hinchar sus números?

Estas dudas surgen cuando estoy considerando limpiar mi cuenta Facebook de gente que no conozco pero que me ha agregado gracias al blog y, probablemente, otras razones más comerciales. Mi cuenta en Facebook es enteramente personal y teniendo en cuenta los fallos de privacidad de esta red social y su política de que cada vez seamos más abiertos y dispongamos de menor privacidad dentro de ella, me lleva a la consideración de que tal vez sea tiempo de hacer una limpieza. Además, este blog dispone de su propia página en Facebook por lo que tal vez debería comenzar a utilizar dos planos distintos con la dualidad Marcos-El Documentalista Enredado junto a Marcos-Persona.

Siguiendo las consideraciones del número Dunbar, en realidad, sólo podríamos mantener una relación más o menos fluida con 150 personas. Más allá de ese número, obviamente, la red social se convierte en inmanejable. Estoy seguro que mi red social es actualmente más escasa, pero la considero rica. En Twitter puedo tener 200 seguidores, pero en Facebook una herramienta completamente distinta, tener agregados 150 desconocidos me parece un tanto estúpido. Puedes considerar que estás realizando una exhibición de tu poder social, aunque obviamente la cantidad de amigos con los que puedes tener un contacto más o menos estrecho sólo puede concentrarse en el 10% de esa cantidad (Más o menos).

Herramientas y sitios web para obtener seguidores en Twitter y amigos en Facebook seguirán existiendo y serán necesarios dependiendo de qué casos, pero de nuevo volvemos a la necesidad general del ser humano de seguir gestionando y exhibiendo su red social. Creo que debemos tener presente los distintos planos e identidades digitales de los que disponemos y que tendríamos aprender a gestionar correctamente, de lo contrario, en el futuro podríamos llevarnos alguna sorpresa o simplemente echar pestes por haber utilizado estas herramientas alguna vez.

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¿Acabará el Chat de Facebook con el Messenger?

El movimiento ha pasado completamente desapercibido, el mundo estaba demasiado preocupado intentando destripar Google Buzz por esas fechas, o tal vez porque esta opción ya era conocida y estaba disponible desde hacía tiempo, pero desde Facebook se ha realizado un movimiento más para que casi toda la actividad social de los internautas pase por su sitio web (o por sus servicios). El chat de Facebook, un pequeño menú desplegable más molesto que otra cosa que aparecía a pie de página, se ha hecho mayor o al menos va a intentarlo. Desde la semana pasada, es posible acceder a él a través del protocolo Jabber. Es decir, los usuarios pueden utilizarlo de forma abierta como si de un MSN Messenger se tratase, asaltando el escritorio de los internautas. La conversación asíncrona puede llegar a ser síncrona, aunque por supuesto todavía debe pasar un proceso de mejora en el que sea posible filtrar a esos usuarios molestos que aceptamos como integrantes de nuestra red social, pero que realmente tenemos bloqueados y de los que no queremos saber nada.

Sin embargo, este servicio es cada vez usado con mayor frecuencia por los usuarios de Facebook, que se detienen a charlar con sus contactos mientras publican y comentan los estados de los mismos. En el mismo momento en que ya no hace falta conocer el correo electrónico concreto de una persona, tan sólo cómo se llama – o se hace llamar – dentro de la Red Social, será posible hablar con ella, socavando los esfuerzos de Microsoft de convertir su Messenger en otra red social.

Y es que Facebook y Twitter tienen lo que otros quieren, Google lo sigue intentando tratando de cerrar su asignatura pendiente, mientras Facebook se propone posicionarse también en el escritorio, puede que desarrollando funcionalidades más allá del intercambio de mensajes. De momento, lo ha puesto un poco difícil al usuario medio, con configuraciones de aplicaciones de terceros un tanto liosas, aunque algunos como Adium (sólo para Mac) ya lo integran, pero puede que no tardemos en descubrir un Facebook Messenger tratando de destronar una de las aplicaciones favoritas de los internautas españoles.

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¿Qué hace viable una Red Social Profesional?

  1. Intereses comunes. Los participantes necesitan fijar y mostrar sus redes para poder colaborar con otras personas en su campo.
  2. Masa crítica de usuarios y ser escalables. Las redes tienen mayores posibilidades de prosperar y convertirse en viables cuando disponen de muchos participantes y con diversos perfiles.
  3. Las redes necesitan de líderes para ser atractivas. Aquellas que son iniciadas por desconocidos rara vez disponen del interés suficiente para el público en general. Aquellas que son usadas por trabajadores con un nivel de influencia muy alto dentro de su campo atraen al resto.
  4. Las redes necesitan contenidos para ser indispensables. Las redes deben permitir la generación de contenidos y el aporte de datos para generar conversación e interés.
  5. No admitir SPAM por parte de los participantes para darle integridad. Las redes no funcionan si son convertidas en meras plataformas de publicidad por parte de sus usuarios.
  6. Las redes deben ser fáciles de usar. La simplicidad favorece la rápida adopción de las plataformas y la comunicación entre sus miembros.

Extraído de 20 viable socialnetworks ideas de Pat Kitano

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