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Etiqueta: Lectura

Forges y el IV Centenario de Don Quijote

El año pasado ha sido eminentemente, desde un punto de vista cultural, el de la celebración del IV Centenario de la publicación del libro Don Quijote de la Mancha que fue publicado por vez primera en 1605. Aunque este cuarto centenario ha tenido su eco en los medios de comunicación en mayor o menor medida, los humoristas gráficos también han tenido a lo largo del año algunos guiños hacia este aniversario. Nosotros hemos hecho el seguimiento a uno de ellos, en concreto a Forges que publica sus viñetas en el diario El País, que ha ido rindiendo su particular homenaje a la obra más importante de Miguel de Cervantes.

 

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Enero 2006


Actualización

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El «hábito» no hace al monje (o qué leemos y por qué)

Según la Encuesta de hábitos y prácticas culturales en España 2002-2003, los españoles, en una escala del 0 al 10, tienen una media de 5’7 de “interés por la lectura/literatura”. Ante este tipo de datos lo primero que me planteo es: ¿Qué quieren decir con «interés» por la lectura/literatura? A mí puede interesarme mucho la papiroflexia y no saber hacer ni un barquito de papel. Y, una media de interés de 5’7, ¿es un índice bueno o malo? Lo que sí deja claro todo ese cúmulo de datos, es que leemos más libros que hace unos años.

Para lo que no hace falta recurrir a encuestas o estadísticas, es para comprobar que nuestros gustos literarios han cambiado con los tiempos (The times they are a-changin’, como diría Bob Dylan). Seguramente existirán infinidad de factores para ese cambio, pero creo muy factible que el tiempo que dedicamos a la lectura y el lugar dónde leemos haya tenido mucho que ver. La aparición de nuevas formas de ocio nos han obligado a diversificar nuestro tiempo y la lectura ha sido relegada a un segundo plano, perdiendo la batalla frente a nuevos entretenimientos tecnológicos y audiovisuales. Quizá por eso, para muchos el único tiempo reservado a la lectura son los breves momentos en que no están “enganchados” a una pantalla: cuando van en metro.

Teniendo en cuenta el número de lectores que puede contemplarse en sus vagones, el metro se ha convertido en el último reducto de la cultura; y así parecen entenderlo también los que crean iniciativas como la del Bibliometro de Madrid. Para saber qué es lo más leído, ya no es necesario consultar las listas oficiales de libros más vendidos, basta con darse una vuelta por el metro (ese gran barómetro literario) y comprobar qué leen sus pasajeros.

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Robotman: El valor de la crítica

A la hora de escoger nuestra próxima lectura nos enfrentamos con innumerables opciones literarias. Nuestros gustos acotan en gran medida nuestra elección, pero aún así, la oferta es tan amplia (y la vida tan corta) que necesitamos un punto de referencia, algo o alguien que nos oriente.

Conozco gente que elige sus lecturas siguiendo la estela de los premios literarios que, en teoría, deberían ser una garantía de calidad, ya que quienes los otorgan son eruditos y escritores de renombre. Pero, en vista de los recientes acontecimientos que se produjeron en la entrega de los Premios Planeta de este año, en los que los propios miembros del jurado reprocharon tanto a la ganadora, Maria de la Pau Janer, como al resto de los candidatos, la “insuficiente calidad literaria” de sus novelas; hace que tengamos que plantearnos el verdadero valor de este tipo de premios.

En el caso de los Premios Planeta, al ser otorgado por una editorial, podemos alegar que se trata de un premio puramente comercial, en el que priman las ventas por encima de la calidad; pero éste no es el único caso de un premio literario con polémica.

Apenas unos días antes, un miembro de la reputada academia sueca de los Premios Nobel de Literatura, abandonaba ésta por considerar que, con la concesión el año anterior de uno de estos premios a la escritora austriaca Elfriede Jelinek, su valor se había desvirtuado .

Si no podemos confiar en los premios literarios para evaluar el valor de una obra, ¿cuál puede ser nuestro referente? ¿la lista de best-seller?

Siempre he considerado que, el hecho de que un libro sea leído por todos es una prueba más de la capacidad comercial y publicitaria de su distribuidor y de las modas, que de la calidad del mismo. Evidentemente, no podemos meter todos los best-seller en el mismo saco: los hay que han demostrado con creces su calidad y consiguen, año tras año, un número considerable de lectores y adeptos. A mí personalmente, en este tipo de libros “que hay que leer porque todo el mundo lo hace”, me gusta esperar a que el tiempo cribe los que realmente valen la pena.

Está claro que, visto lo visto, tanto los premios como las listas de superventas apenas pueden orientarnos. Así que, además de dejar nuestra elección al azar, sólo nos queda la opción de recurrir a la recomendación de un buen amigo cuyos gustos literarios se asemejen a los nuestros, o por contra, cuyos gustos sean completamente opuestos y nos ayuden a descartar los libros que a él le gustan. O también, a falta de un buen amigo, recurrir como Robotman a los críticos, siguiendo el mismo criterio.

En cualquier caso, buena suerte.

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En Robotman: Robotman se enamora, por Jim Meddick.

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El Mago Fedor: Curso de lectura rápida

Los tiempos cambian y ya pasó la época de las lecturas reposadas frente a la chimenea. Ahora, la innumerable oferta de ocio que nos envuelve, compite con nuestro tiempo de lectura y, teniendo en cuenta que muchos no son capaces de fijar su atención en algo más largo que la etiqueta del champú cuando van al baño; los entretenimientos audiovisuales (televisión, juegos multimedia…) tienen todos los números para ganar.

Pero que no cunda el pánico. Hay quien ha encontrado la solución perfecta a nuestra escasez de dedicación a la lectura: los cursos de lectura rápida. En los que, si es cierto lo que algunos prometen, podemos “conseguir mejorar en velocidad y comprensión lectora para poder tratar la información de manera más eficaz y rápida”.

Y yo me pregunto: ¿Qué tiene que ver la velocidad con el tocino? Siempre me había parecido que leyendo demasiado deprisa reducía mi capacidad de comprensión o de asimilación del contenido. Pero al parecer yo estaba completamente equivocada ya que, como otro de estos cursos pregona, la propia ONU recomienda leer y comprender 400 palabras por minuto, siendo la media de lectura normal de 240-300 palabras.

No conozco mi media de lectura en palabras por minuto, ni me preocupa especialmente, por lo que dudo mucho que en un futuro cercano realice alguno de estos cursos por mucho que lo diga la ONU (como si aún alguien a estas alturas hiciera caso de lo que dice). De momento, me quedo con dos argumentos de peso para no realizar un curso de lectura rápida: la frase de Woody Allen “Tomé un curso de lectura rápida y fui capaz de leerme ‘Guerra y paz’ en veinte minutos. Creo que decía algo de Rusia”; y la del prisionero del Mago Fedor

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En Wizard of Id (El Mago Fedor) : 2, por Johnny Hart y Brant Parker.

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Umberto Eco y el futuro del libro

El escritor e intelectual Umberto Eco realizó una conferencia en Valencia como motivo de los actos que se encuadraban dentro de los actos de lo que se denominó Valencia, Capital del III Milenio (Una especie de Forum como el de Barcelona pero sin movimientos inmobiliarios de por medio) el jueves, 23 de enero de 1997. Desde luego que, en un acto magistral como el que se debió de desarrollar entonces, no debieron faltar las frases correosas del italiano, sin embargo los medios de comunicación se quedaron con ésta y fue la que destacaron: Si los chinos usan papel higiénico, no bastarán todos los bosques. Aunque no creo que le falte verdad, hubiese preferido que la anécdota hubiese sido cualquier otra relacionada con más altas tareas.

En cualquier caso, no debió de salir muy satisfecho de aquellos actos puesto que posteriormente, algunos meses más tarde, dejó esta lindeza: Estoy expuesto a millares de imbéciles que organizan congresos sobre el tercer milenio. El milenio ha terminado, ya que Jesucristo nació en el año 6 antes de Cristo. Pero a lo que a nosotros nos interesa realmente de aquello, y es lo que destacamos hoy, es que Eco tuvo tiempo en su conferencia para referirse al futuro del libro, ideas que ya ha plasmado en otros textos.

[…]

– ¿Qué nos espera para el próximo milenio?
– Un intelectual digno de ese nombre no debe hacer profecías, o será un falso profeta. Puedo decir que continuará la desforestación del Amazonas, y como los chinos acaban de descubrir el uso de papel higiénico, si se generaliza, todos los bosques del mundo no satisfarán sus necesidades.

– ¿Se va a producir la muerte del libro?
– El libro no ha muerto. Es el instrumento mas fácil, manejable y ergonómico para transportar información. Los libros continuarán con su función. Distinguiendo entre libro para leer y consultar. Las enciclopedias desaparecerán y se verterán en disquetes. Se leerán libros de poesía, novela, filosofía.

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¿Los editores hablan y los bibliotecarios callan?

Durante el 21º Encuentro sobre la Edición, los editores aportaron algunas cifras que colocaban a España dentro de una situación bastante deficiente en cuanto inversión en bibliotecas públicas respecto a la Unión Europea. Los datos que se aportaron durante la jornada sirvieron para comenzar el debate tanto en la lista de distribución de Iwetel como en la blogosfera. Desgraciadamente, los comentarios devinieron a críticas directas respecto ciertas actuaciones de las asociaciones profesionales de Biblioteconomía y Documentación que no era objeto principal del debate que fue atajado de raíz tan pronto como las direcciones de las asociaciones aludidas replicaron.

En cualquier caso, si por una vez que en los medios de comunicación (y tan sólo en unos pocos) aparece reflejado el lastimoso estado en que se encuentran las distintas bibliotecas de este país comenzamos a afilar los cuchillos para buscar responsables entre nosotros, es bastante improbable, por no decir imposible, que avancemos un tanto para la solución de este problema. No debemos olvidar que la falta de inversiones desde las distintas administraciones tiene un problema de base que casi lo justifica y que se inicia desde la falta de lectores en España. Obviamente, sin demanda no parece necesaria la destinación de recursos, puesto que es algo que no es reclamado desde la sociedad. Desgraciadamente, para este país es más importante un campo de golf en un pueblo que una biblioteca municipal decente, pero este es un hecho que cada vez se vuelve más real.

Los principales hechos que los editores denunciaron durante su encuentro fueron:

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