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Etiqueta: Internet

Los medios de comunicación ante la Web 2.0

La revista especializada de Ifra, Técnicas de Prensa, dedica en su número de diciembre de 2007 un artículo en el que se sugieren algunas ideas para tratar de mejorar la interacción de los sitios web de los medios de comunicación impresos con sus lectores. El texto, con título En busca de la perfección en Internet, sugiere además de, algunos puntos que deberían darse por supuestos, otros que hacen sin ninguna duda referencia a la Web 2.0 con el objetivo de llegar a convertir un sitio web de un medio en un lugar de éxito dentro de la Red. Aunque el texto está enfocado a los medios, también puede ser extrapolable en alguno de sus puntos a las redes de blogs o incluso a los blogs. Los puntos destacados son los siguientes.

  • Organización. Hay que tratar de organizar el contenido para evitar la sobrecarga informativa, así como tratar de evitar que el usuario haga demasiados clics hasta llegar a la información que desea consumir.
  • Contenido único. Evitar los despachos de agencia y aportar contenidos elaborados por los profesionales del diario.
  • Enlaces. No sólo a las informaciones publicadas dentro del sitio sino también a webs externas aunque no sean del mismo grupo editorial.
  • Comentarios. Permitir a los visitantes poder opinar y enriquecer la noticia.
  • Periodismo ciudadano. Además del apunte anterior, tratar de invitar a los lectores a interactuar con el sitio de una manera más activa más allá de los comentarios.
  • Herramientas. Para imprimir, aumentar el tamaño de la letra, enviar por correo electrónico.
  • Marcadores. Permitir a los usuarios utilizar marcadores dentro de un sistema de gestión dentro del sitio web.
  • Imágenes en movimiento. No ceñirse a las imágenes estáticas de las fotografías, sino ampliar las informaciones hacia contenidos audiovisuales.
  • Sonido. Por supuesto que utilizar otros soportes más allá del texto y la imagen cuando el testimonio lo requiera.
  • RSS. Ofrecer la posibilidad a nuestros lectores a suscribirse a nuestros contenidos.
  • Bitácoras. Disponer de las herramientas necesarias para la creación de una comunidad de lectores, además de permitir a nuestros lectores que creen sus propios contenidos.
  • Redes sociales. Considerar la creación de una red social dentro de nuestro periódico tal y como están haciendo actualmente las redes de blogs.
  • Corrección y calidad.
  • Innovación. Repensar constantemente lo que ofrecemos a nuestros lectores, además de facilitarles las herramientas para participar en nuestro contenido informativo.
  • Comunidad. Redes sociales, bitácoras, comentarios… ¿Qué más hace falta añadir?

Para más información sobre la Web 2.0 y su relación con los medios de comunicación, os sugiero que echéis un vistazo al número especial que Técnicas de Prensa dedicó a la Web 2.0.

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Los principios de la competencia pura y perfecta se cumplen en Internet

En 1877, el economista francés neoclásico, Léon Walras, en su tratado Elementos de economía política enuncia los principios de la competencia pura y perfecta. Ésta exige, dice, cinco condiciones. La primera, la atomicidad del mercado: nadie es lo suficiente fuerte como para modificar los precios del mercado. Segunda condición: entrada y salida libre de la competencia en los mercados que continúan abiertos. La tercera y la cuarta garantizan la libre circulación de lo que favorece a la producicón y a qe nadie esconda información sobre precios o técnicas. La última condición destaca la percepción de los productos por parte del consumidor: estos deben parecer fácilmente sustituibles, elegir uno o bien preferir otro viene a ser lo mismo.

Para su gran sorpresa, los gestores de los grupos de información comprobaron que respecto a Internet, Walras había dejado de ser un teórico. Relata la realidad digital. Las cuatro primeras condiciones de la competencia y perfecta existen on line de modo caricaturesco. El número de sitios parece ilimitado, los más poderosos nunca están en condiciones de dominar la red. Todos los días aparecen y desaparecen páginas Web. La información se puede producir en cualquier punto del planeta, con unas técnicas baratas y disponibles a través de las descargas. En cuanto a la sustitución, la quinta condición, los motores de búsqueda ofrecen unas listas completas para pasar de un producto a otro. En la red, todo se encuentra a un clic de su competidor.

FOGEL, Jean-François; PATIÑO, Bruno. La prensa sin Gutenberg. El Periodismo en la era digital. Barcelona: Punto de lectura, 2007. p. 127-128

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Los Digerati (Digital Literati)

El concepto Digerati apareció por primera vez en 1992 en USENET citando un artículo de George Gilder en Upside magazine. El término hace referencia a usuarios "digitalmente ilustrados" y se utiliza de distintas formas, aunque relacionadas entre sí:

  •  Líderes de opinión quienes a través de sus textos promocionan una visión de la tecnología digital y de Internet como un elemento de transformación de la Sociedad.
  • Personas que se convirtieron en celebridades gracias en parte a la subcultura de Silicon Valley y al calor de la explosión de la burbuja puntocom.
  • Cualquier persona con cierta influencia dentro de la comunidad tecnológica.

Las iniciativas de los digerati nacen dentro del seno de la cultura de la comunidad hacker. En un principio, estas iniciativas eran aplicadas inicialmente al trabajo colaborativo de desarrollo que se llevaba a cabo dentro de esta comunidad. De hecho, la vanguardia de la blogosfera la componen estos super-usuarios donde se destaca la voluntad de compartir, para lo que es necesaria de cierta interactividad, la posibilidad de contribuir y de conocer la opinión de los demás.

Se trataría, por lo tanto, de un colectivo convencido de la universalidad del conocimiento, que vive de una forma entusiasta la globalización de la Sociedad de la que son partícipes, mientras que, por otro lado, se rebelan ante el modelo de difusión de los medios de comunicación tradicionales y solicitan el acceso a fuentes de información plurales y participativas.

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«Planeta Web 2.0. Inteligencia colectiva o medios Fast Food» de Cristobal Cobo Romaní y Hugo Pardo Kuklinski

Planeta Web 2.0No voy a negar que, a estas alturas, me apetecía leer un documento crítico con la Web 2.0, un nuevo concepto sacado de la manga que parece contaminar otros muchos como, por ejemplo e incluso, el mundo bibliotecario. Por supuesto que el sufijo "2.0" no va a solucionar muchas de las lacras y amenazas que sufre la web actual – y más interesantes como, por ejemplo, la neutralidad de la Red -, pero representa una manera completamente distinta de disfrutar de Internet. Por supuesto que tendremos Web 2.0 hasta que las aguas se tranquilicen y volvamos al punto de partida, con una nueva idea, una nueva forma de designar las cosas y seguir haciendo dinero; como sucederá y esperemos estar ahí para contarlo.

No hace falta señalar que nuestra mirada crítica a la polución "2.0" no pasa por considerar que los que contribuyen a crear una Web Colaborativa constituyan una "dictadura de los idiotas" como se ha designado al nuevo fenómeno. Es necio considerar que en papel no se publican informaciones tendenciosas o de ínfima calidad y que, sin embargo, se editan por intereses políticos o comerciales. No, nuestro pensamiento no es tan arrasador como el de Andrew Keen con su The cult of the amateur, How today’s internet is destroying our culture (El culto del aficionado, cómo Internet de hoy está destruyendo nuestra cultura), sino instructivo aceptando el fenómeno, analizándolo, pero a la vez tratando de alejarse de él dando una mirada crítica.

Esta nueva web (también definida irónicamente como "Tú haces todo el trabajo, yo me llevo el dinero") que actualmente lo inunda todo, merece su contrapunto y en este documento lo encuentra centralizándose en el capítulo 4, donde se nos esbozan las ideas críticas sobre la Web 2.0. Un capítulo muy interesante para los iniciados que encuentra su acomodo en una introducción de conceptos y de aplicaciones junto a nuevos desarrollos que hacen de este documento un buen punto de partida para los no-iniciados. Por otro lado, el prólogo ya abre fuego respecto a lo que nos vamos a encontrar un poco más adelante puesto que lleva por título La inflación lingüística llamada Web 2.0. Toda una declaración de intenciones.

Como ejemplo de este pensamiento crítico disponemos de las webs denominadas Sistemas de Promoción de Noticias (Menéame o Digg). En ellos, los usuarios votan por las informaciones que consideran más interesantes, creando un sistema democrático de información, permitiéndoles evitar la infoxicación situando las noticias más relevantes en las primeras páginas. Sin embargo, esto también constituye un problema, porque las masas, pese a quien pese, se mueven por lo curioso y lo mórbido. De este modo, las primeras noticias en estos sitios corresponden a lo más absurdo, grotesco, extraño, sórdido, chocante o llamativo, pero no aquellas que realmente nos interesan para conocer qué está sucediendo realmente ahí afuera. Es decir, un poco de criterio editorial, de selección crítica de las noticias, es completamente necesario.

Planeta Web 2.0 [ISBN: 978-84-934995-8-7], un libro gratuito disponible para descargar, es un documento que nace de las entradas de la bitácora Digitalismo (Nominado a The BOBs), lugar donde se reconsideran el periodismo ciudadano y el nuevo entorno colaborativo que se desarrolla actualmente en Internet. Constituye, por tanto, una mirada crítica y necesaria hacia la Web 2.0 donde además de aprender qué es y para qué sirve, se la desmitifica en su justa medida señalando sus fortalezas y sus debilidades.

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Folksonomía (sistemas de clasificación colectiva)

La folksonomía se aparta de las estructuras jerarquizadas para aproximarse a una organización basada en la colaboración de las personas que cooperan a través de ordenar/clasificar la información por medio de etiquetas o tags. Debido a que las categorías son creadas y administradas libremente por las personas que usan los sistemas, no obedece a una lógica jerárquica sino a las decisiones de etiquetado de los propios usuarios.

La folksonomía permite generar datos producidos por la participación de miles de usuarios. Este sistema colaborativo usado por muchas aplicaciones en red materializa la arquitectura de la participación, así como las ideas de la inteligencia colectiva y la intercreatividad. […] Muchos sistemas que utilizan esta organización cooperativa al sugerir al usuario las etiquetas que ya tiene registradas un contenido y que han sido empleadas por los usuarios anteriores. Esta manera orgánica y democrática de clasificar la información que circula por Internet se basa en una arquitectura social construida sobre el principio de cómo ponerse de acuerdo al sumar la colaboración de todos bajo un mismo objetivo: aprovechar el conocimiento de los demás.

COBO ROMANÍ, Cristóbal; PARDO KUKLINSKI, Hugo. Planeta Web 2.0. Inteligencia colectiva o medios fast food. Barcelona: Universitat de Vic, 2007. P. 51 y 52

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«La Prensa sin Gutenberg. El periodismo en la era digital» de Jean François Fogel y Bruno Patiño

La prensa sin GutenbergNo cabe ya la menor duda que una de las mayores industrias que van a sufrir, y lo están haciendo, los efectos de un mundo interconectado son los medios de comunicación. Las razones son principalmente dos, a saber, la primera es que la información es ubicua en la Red, cualquiera puede convertirse en emisor de informaciones, puede publicarlas y casi publicitarlas a un coste casi irrisorio; y segundo el punto crítico que la Sociedad está adoptando hacia los grandes medios que se convierten en corporaciones impermeables a las necesidades sociales y la imagen que transmiten de cada vez más dependientes a los poderes políticos y económicos.

Jean François Fogel y Bruno Patiño son periodistas que han contemplado desde primera línea la evolución del periodismo en la Red. Ambos han trabajado en puestos de responsabilidad como asesores dentro del diario francés Le Monde desde el año 2000 y han vivido los distintos estadios que los medios de comunicación impresos han ido desarrollando en la Red, desde la creación de su edición electrónica basada en el volcado de los contenidos del diario papel hasta la nueva ola participativa denominado como Periodismo 3.0. En este libro, se nos ofrece, por tanto, una mirada analítica del fenómeno Internet, su impacto y de la necesidad de crear un nuevo periodismo fundamentándose en los nuevos códigos que se desarrollan en ella.

Uno de los ejemplos de la necesidad de adaptar el lenguaje y las formas de la Web se nos ofrece el ejemplo de los inicios de la Televisión. Este medio tuvo que desarrollar su propio lenguaje y savoir-faire como quedó demostrado cuando comenzó a popularizarse en los años 50 del siglo pasado. En aquella época, muchos periodistas radiofónicos comenzaron a trabajar en ella sin excesivo éxito, lo que condujo a la conclusión de que no se puede hacer radio en televisión, así como no se puede hacer un periodismo tradicional dentro Internet.

No nos llevemos a engaño, éste es un libro dedicado a la Prensa, aunque se dan ciertas puntadas al resto de medios, y se centran en ella. Desde la experiencia de los autores, se nos retrata el cambio de la Sociedad en la Red, todos conectados, todos aportando contenidos, convirtiéndose en emisores, con voz propia. Se sitúa a los medios de comunicación dentro de un ámbito donde la cabecera, la marca, no es suficiente para garantizar la audiencia utilizando el subtítulo de la película Alien: "En el espacio, nadie puede oír tus gritos". En el ciberespacio, todas las voces son similares, no distinguiendo las unas de las otras, la audiencia no está garantizada a no ser que tengas algo que decir.

Obviamente, se trata la problemática del modelo de negocio a la que la Prensa se enfrentó durante la transición y que todavía no está claro ni es seguro. El modelo de gratuidad de todos los contenidos, el modelo cerrado (Mediante suscripción) o el modelo mixto (Algunos contenidos gratuitos, otros de pago). Además de añadir, nuevos temores que plantean los nuevos actores todo poderosos en la Red como Google, ya analizados en Googlezon, una ficción que no es descartable y bastante posible en un futuro no tan lejano; son los nuevos quebraderos de cabeza para los responsables de las ediciones digitales de los medios de comunicación impresos.

La Prensa sin Gutenberg [ISBN: 978-84-663-1975-1] es un libro ameno que realiza una revisión de antecedentes sobre lo sucedido a la prensa ante la aparición de nuevos medios y modelos comunicativos, que no muestra temor ante lo novedoso y que, de hecho, ofrece una visión sincera y limpia, sin distorsiones, de lo que ha sucedido en la prensa desde la popularización de Internet. Un libro que también reflexiona sobre los retos que se le plantean al nuevo periodismo en la Red, la evolución que éste ha de realizar, sin tratar de convertirse en un oráculo de lo que nos vendrá. Simplemente, nos ofrecen un inventario de lo que hoy en día nos encontramos y hacia dónde nos podríamos mover en un corto plazo.

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La polémica sobre el bloqueo de la publicidad en Internet

Cuando escribimos un texto dedicado al navegador Firefox, indicábamos que utilizábamos un addon, una pequeña aplicación que sirve para ampliar las capacidades y usos de este software, que nos permitía bloquear la publicidad. Esta pequeña aplicación lleva por nombre Adblock Plus y es tan bueno en su cometido que ha comenzando a preocupar a los webmasters de los sitios web, a la par que la popularidad de Firefox va creciendo entre la comunidad internauta.

La publicidad ha sido desde siempre una de las principales vías de ingresos en los medios de comunicación. La Radio, Televisión y Prensa están trufadas de ella y, hoy en día, no podríamos concebir uno de estos medios sin la presencia de ésta. Pero el abuso que se hace, provoca que los anuncios sean considerados por los usuarios como molestos y algo a evitar fundamentalmente en la televisión. La publicidad en televisión tal vez sea la más molesta por la extensión y duración de los bloques comerciales, así como por tratarse del medio más popular, y esto a pesar de la existencia de un código de autorregulación que las televisiones en España deben tratar de cumplir sin mucho éxito hasta ahora. Los bloqueadores de publicidad en televisión existen y se comercializan, al menos en Alemania, aunque, obviamente, no es algo que les guste a las cadenas televisivas.

El problema, o la virtud según se mire, en los sistemas unicanal, como son estos tres medios, es que el usuario no tiene más remedio que soportar este tipo de información para proseguir el consumo de lo que despierta su interés. El consumidor de medios es un agente pasivo en el acto comunicativo y no dispone de gran margen de maniobra a la hora de retroalimentar ese canal. Sobre la publicidad, poco se puede hacer que no se trate el de evitarla o simplemente sintonizar otra emisora. Sin embargo, en Internet, el usuario dispone de una mayor libertad pudiendo elegir y desarrollar técnicas hacia qué quiere consumir y, mucho más importante, cómo lo quiere consumir.

La existencia del citado addon en Firefox es una mera evolución de los bloqueadores de Pop-Ups, que fueron considerados una plaga en la Red, y que Google ayudó a erradicar gracias en parte a su barra de herramientas para el navegador y que, posteriormente, tanto Internet Explorer como Firefox implementaron al poco tiempo. Por supuesto que el buscador desarrolló su propio sistema publicitario mientras fundamentaba su propio modelo de negocio. Se decidió por la publicidad contextual considerándola un método poco intrusivo ya que sólo mostraba publicidad pertinente ajustándose al contenido de la página en la que se colocaba. Esto junto al hecho de que abrió la posibilidad de implementación a pequeños editores, junto a una sencilla gestión, fomentó la creación de una economía dentro de Internet en la que muchos eran los beneficiados.

Sin embargo, la posibilidad de bloqueo de este tipo de publicidad o de otros tipos, no nos llevemos a engaño el planeta Firefox no es el único desde el que disponemos de esta funcionalidad, se vislumbra la erradicación de todo ese ecosistema. El fin de la visión de la publicidad, siendo el contenido el principal activo de las páginas que se visitan, socava el modelo de negocio sobre el que se fundamenta la mayor parte de la Red. En efecto, es difícil, por no decir casi imposible, conocer qué visitante de un sitio web está utilizando un bloqueador de publicidad, por lo que un webmaster decidió no permitir el acceso a los contenidos a aquellos que utilizasen Firefox, derivando a los internautas  a una página web creada con ese fin. Esto supone coartar la capacidad de decisión del usuario, no permitiéndole visionar los contenidos de un sitio por utilizar un determinado navegador. Obviamente, eso significa un riesgo:

  1. Por un lado, el navegante puede entender lo que ha sucedido y puede utilizar otro navegador si realmente le interesa el contenido de la web.

  2. El internauta puede decidir no consultar la página web que le ha bloqueado y no volver.

  3. Puede publicar y publicitar la situación generando un debate.

Fundamentalmente, el debate surgido a partir de entonces gira entorno si es legal o no bloquear la publicidad (Retiario, Baquia o Sigt), pero tal vez lo más grave consista en que se crea justo el efecto contrario, ya que la comunidad de internauta comienza a considerar si Firefox debería implementar el addon de serie. Desde el punto de vista del webmaster, el bloqueo indiscriminado de usuarios de Firefox sólo crea un problema: Pierdes audiencia. En Internet, la oferta informativa es ingente y abrumadora, no es suficiente con el nombre y el prestigio, los propios medios de comunicación se percataron de ello cuando saltaron a la Red.

En un principio, se parapetaron bajo su Cabecera, considerando que su marca, les garantizaría un flujo constante de audiencia e ingresos mediante modelos de suscripción. Obviamente fracasaron. Los periódicos españoles El Mundo y El País decidieron utilizar modelos distintos, El País confió en las suscripciones, no permitiendo a los no suscritos acceder a sus contenidos. El resultado fue que los usuarios acudían al diario El Mundo que sí disponía de contenidos en abierto, mientras que El País  sólo conseguía 30.000 suscripciones, por lo que tuvo que dar marcha atrás abriendo sus contenidos. La última noticia respecto a la accesibilidad de los contenidos de los medios periodísticos, y muy celebrada, es que The New York Times abría todos sus contenidos de pago, incluyendo su fondo centenario a cualquier internauta, aprovechando así los ingresos que la larga cola que le podría otorgar.

La prohibición a un internauta de visionar contenido de un sitio web porque ha elegido utilizar un navegador, sólo provoca que éste considere en no volver, a la vez que puede animar a otros a que no lo hagan. Considero que el bloqueo de usuarios no parece ser la solución más adecuada, perdemos audiencia y popularidad. La censura a nuestros visitantes sólo puede provocar el efecto contrario y llamarles ladrones por utilizar algo a su elección tampoco es excesivamente inteligente.

Puede que al contrario que la televisión, el visionado de publicidad se convierta en un pacto de concordia entre el internauta y el dueño de los contenidos de un sitio web.

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