Aunque hoy en día disponemos de servicios como Flickr, el acto de publicar una fotografía en Internet no debería ser un acto sencillo. Por ejemplo, en este blog no encontraréis ninguna fotografía mía; en su momento, creí que era algo completamente innecesario para tener cierta representatividad en la blogosfera. Aunque es obvio de que fui consciente de que en cuanto participase en la mesa de blogs, el misterio desaparecería y yo pasaría a ser fácilmente identificable por cualquiera, si se dedicaba un poco de esfuerzo para localizar alguna fotografía mía en la Red, considero que cuantas menos imágenes hayan en la Red mías mucho mejor.
Esto se debe a que, desde mi punto de vista, considero que el anonimato es algo deseable y más si eres un bloguer curioso. Claro que dudo mucho que alguien gustase de buscar una fotografía de un documentalista en un mundo con cosas más interesantes que ver. Pero, desgraciadamente, nunca se sabe, a veces no hacemos nada especial para dar el salto a la fama, o simplemente, la fama se trata de un desgraciado accidente.
Allison Stokke descubrió que aún llevando una vida completamente normal, una pequeña espita puede desencadenar un alud de acontecimientos para los que pocos estaríamos preparados o sabríamos enfrentarnos convenientemente. Podríamos creer que se trata de una consecuencia de la Web 2.0, uno puede ser considerado una persona más o menos normal, poseyendo las pequeñas aspiraciones que buscamos a lo largo de nuestra existencia; pero puedes descubrir que el mundo digital no se comporta así, es demasiado pequeño, y demasiado vasto al mismo tiempo. ¿Y si miles de personas tuvieran tu foto en su ordenador sin que tú lo hubieses buscado? ¿Y si, interesados por el fenómeno, los medios de comunicación se acercasen hasta a tí y provocasen el efecto contrario que tú deseas? Es decir, en vez de detenerlo amplificarlo. ¿No sería aterrador? ¿Cómo podríamos enfrentarnos al hecho de que paseando por la calle la gente nos mirase con interés a pesar de no haberlo buscado?