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Etiqueta: Historia

La infoxicación en el siglo XVI

[…] A comienzos de la Edad Media, el problema era la falta de libros, su escasez; hacia el siglo XVI [Tras la invención de la imprenta], su superfluidad. Ya en 1550 un escritor italiano se quejaba de que había "tantos libros que ni siquiera tenemos tiempo de leer los títulos". Los libros eran un bosque en el que, de acuerdo con el reformista Italo Calvino (1509-1564), los lectores podían perderse. Eran un océano en el que los lectores tenían que navegar, o una corriente de materia escrita en la que resultaba difícil no ahogarse.

A medida que los libros se multiplicaban, las bibliotecas tuvieron que ser cada vez más grandes. Y a medida que aumentaba el tamaño de las bibliotecas, se hacía más difícil encontrar un libro determinado en los estantes, de modo que comenzaron a ser necesarios los catálogos. Los que confeccionaban los catálogos tuvieron que decidir si ordenaban la información por temas o por orden alfabético de autores. Desde mediados del siglo XVI, las bibliografías impresas ofrecían información acerca de lo que se había escrito, pero a medida que estas compilaciones se hacían más voluminosas, era cada vez más necesaria la bibliografía por temas.

Los bibliotecarios se enfrentaban también a los problemas de mantener los catálogos al día y estar al tanto de las nuevas publicaicones. Las revistas especializadas daban información acerca de libros nuevos, pero como también la cantidad de estas revisas se multiplicaba, fue preciso buscar otro sitio información acerca de ellas. Puesto que había muchos más libros de los que se podía leer en toda una vida, los lectores necesitaron la ayuda de bibliografías selectas para discriminar entre ellos y, desde finales del siglo XVII, recensiones de las nuevas publicaciones. […]

BRIGGS, Asa; BURKE, Peter. De Gutenberg a Internet: Una historia social de los medios de comunicación. Madrid: Taurus, 2005. Pág 30 – 31

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La biblioteca clandestina

El Monasterio de San Miguel de los Reyes fue, antes que sede de la Biblioteca Valenciana, cárcel durante la época franquista y lo más curioso es que en ese espacio oscuro en su historia se editaron libros. Libros autoeditados por los propios presos para su divertimento y para mejorar su preparación por la gran cantidad de profesores y maestros que cumplían condena en los muros del monasterio.

Isidro Guardia participó en la 82ª Brigada Mixta durante la Guerra Civil, posteriormente se incorporó a la resistencia interior antifranquista. Detenido en junio de 1940 por formar parte, como Secretario de Organización, del Comité Regional de la CNT (Conferderación Nacional del Trabajo), fue condenado a muerte en noviembre de 1941. Tras la conmutación de su condena, permaneció en la cárcel hasta 1950. El artículo La Biblioteca Clandestina nos acerca a la realidad que se vivió durante aquellos años, cuando los libros tenían que ser escondidos y eran un bien preciado.

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Un lustro de Biblioblogosfera

El 16 de agosto de 2001 Jorge Serrano inauguraba su bitácora Trucos de Google con un texto que iniciaba, a su vez, la breve historia de lo que se puede considerar la Biblioblogosfera. El artículo, que todavía puede ser visitado en el blog original, constituía toda una declaración de intenciones sobre la temática del sitio que se inauguraba (que, por otro lado, es lo que se suele hacer cuando se comienza un weblog):

Ésta es mi primera intervención. Soy asiduo usuario de Google, y como documentalista intento sacarle siempre el mayor provecho a los buscadores.

Por eso intentaré en esta columna ir desgranando las cosas interesantes que descubro acerca de Google, sobre todo, y de otros motores de búsqueda en general.

Espero que así todos encontremos mejor aquello que buscamos…

ZEIGEIST

Servicio de Google enfocado a la prensa, muy interesante, que nos permite saber qué conceptos se están buscando más últimamente de forma global (en cualquier idioma) es como un top10 de keywords más buscadas.

También hace comparaciones curiosas, como por ejemplo saber si se busca más sobre la película "Final Fantasy" o sobre "El planeta de los simios". Incluso acabo de ver que los españoles usamos más google hacia la medianoche, lo que puede venir muy bien a las empresas que quieren saber qué tipo de público acude a las redes.

Lástima que no nos informe de las 10 palabras más buscadas en castellano, sería interesantísimo.

Lo tenéis en: http://www.google.com/press/zeitgeist.html

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Secretos del Archivo Secreto Vaticano

[…]

Pese a lo de "Secreto" y a los enigmas históricos que custodia, el archivo, sostiene el prefecto, no es más que eso, un archivo. "Aquí no hay nada de conspiraciones a lo Código Da Vinci, que, permítame decirlo, me parece un libro pésimo. No se puede comparar con El nombre de la rosa. Es preocupante ver su influencia, observar cómo la gente puede creer en ese tipo de cosas". El Archivo Secreto Vaticano forma parte de ese imaginario de las conspiraciones y los misterios. ¿Es víctima de su propio mito? Hace unos años, en su terraza del cercano Trastevere, el escritor Peter Berling, pionero de la teoría del Grial como la sangre de Cristo, extendía su grueso dedo acusador hacia el Vaticano para señalar el lugar donde se ocultaban todas las respuestas a todas las preguntas. "No me importa el mito. Tenemos la consideración de los historiadores serios y el resto, la vulgar leyenda, no importa". Hombre, si cambiaran lo de Secreto. "No se puede, siempre se llamará Secreto, significa privado, reservado, porque es el archivo de la Santa Sede, el archivo del Papa".

Con sus 85 kilómetros lineales de documentos, el problema básico que tiene el Archivo Secreto es de espacio y ordenamiento. "Ése es nuestro reto, con nuestros escasos medios hacer que todo esté arreglado archivísticamente. Si no, los historiadores dirán que lo que no aparece lo hemos ocultado".

Tras la entrevista, Pagano accede a la petición, humilde por supuesto, de una somera visita a las salas de consulta del Archivo Secreto. El Archivo en sí, los fondos, se encuentra repartido en varios espacios de almacenamiento, entre ellos los locales subterráneos inaugurados en 1980 bajo el Cortile de la Pigna, sobre los que se desplazan cada día miles de turistas camino de los Museos Vaticanos. De las dos salas de estudio una está dedicada a la consulta informática -un acceso lleva hasta donde se encuentra el monumental índice- y la otra es donde los investigadores reciben los legajos en unas mesas de madera con atriles. El momento culminante del acceso al exclusivo Archivo es un anticlímax. El lugar, muy poco impresionante pese a todo, mezcla la funcionalidad con una cierta atmósfera monacal que seguramente haría felices a Borges o a Guillermo de Baskerville. Al entrar discretamente, los estudiosos alzan la cabeza y vuelven en seguida a lo suyo. La sala no está llena ni mucho menos.

[…]

Extraído de: ANTÓN, Jacinto. En busca de los secretos vaticanos. En: Diario El País. Sábado, 30 de septiembre de 2006, Madrid.

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Evolución de la profesión de Bibliotecario

El bibliotecario debe ser instruido, de buena presencia y bien educado; correcto y rápido en su hablar. Debe tener un inventario de los libros y mantenerlos organizados y fácilmente accesibles, sean en latín, griego, hebreo u otro idioma, y debe también mantener las salas en buenas condiciones. Debe cuidar los libros contra la humedad y los insectos y protegerlos de las manos de personas descuidadas, ignorantes, sucias y de mal gusto. A las autoridades y personas letradas les debe mostrar todas las instalaciones y explicarles cortesmente su belleza y notables características, la escritura a mano y las miniaturas, pero debe cuidar que no se sustraigan hojas. Cuando personas ignorantes o meramente curiosas deseen verlos, una mirada será suficiente, a menos que sea alguien de considerable influencia. Cuando se necesiten cerraduras a otros requisitos, debe proveerlas rápidamente. No permitirá que se retire ningún libro a menos que el duque lo ordene y si presta libros debe obtener un recibo escrito y verificar que sean devueltos. Cuando se presenten varios visitantes juntos, debe estar especialmente atento para evitar robos.

Duques de Urbino, reglamentos de la Corte. Siglo XVI

Recuerdo la primera vez que entré en la biblioteca municipal de L’Eliana (Valencia) ya hace muchos años. Aquel lugar consistía en una lánguida serie de estanterías metálicas con algunos libros, mientras el bibliotecario hacía lo que podía con los pocos recursos que tenía. Lo cierto es que aquella imagen era un tanto desangelada por lo escaso en recursos y personal, sin embargo muchas cosas han cambiado. El mes pasado volví a pisar sus instalaciones y descubrí que, además de aquellas estanterías que permanecen e imagino que los mismos libros, se había ampliado la sección infantil, se acababan de instalar ordenadores nuevos, y no se trata de ordenadores reciclados; las suscripciones a revistas eran numerosas, mientras que la plantilla se había triplicado. Desde luego que puedo asegurar que hoy en día el servicio es inmejorable con verdadera pasión por el servicio por parte de sus bibliotecarios y su extrema amabilidad.

Mucho ha cambiado en la profesión de bibliotecario aunque ciertos tópicos permanezcan inamovibles como, por ejemplo, que se trata de una profesión un tanto cómoda y cuya máxima preocupación es censurar a sus usuarios. Pero el hecho es que ésta es profesión que ha existido, con muchos matices, desde la propia invención de la escritura. En los depósitos de textos, sea en el soporte en el que estén escritos y su temática, siempre ha habido una persona encargada de su administración y custodia. Para los egipcios y los babilonios, el cuidado de las bibliotecas era un aspecto más del arte de la escritura, mientras que para los griegos, los romanos, los bizantinos o los árabes la biblioteconomía no podía ser considerada como una rama del conocimiento. Tampoco la gestión libraria era relevante en las universidades medievales de Europa, puesto que ningún profesor impartía los principios de organización y mantenimiento de los fondos librarios, ni existían textos ni teorías sobre la gestión bibliotecaria.

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¿No se lee en este país porque no se escribe, o no se escribe porque no se lee?

Mariano José de Larra (1809-1837) es uno de los escritores en español más importantes del siglo XIX tanto por su visión de la vida como por la calidad literaria de sus escritos, de hecho la Generación del 98 utilizó la figura de Larra como precursora de sus escritos. Como periodista, realizó unos brillantes retratos críticos de la sociedad en la que vivía describiendo la complacencia, la hipocresía, la vacuidad y la corrupción de la sociedad española. De estos Artículos de costumbres o escenas de la vida española, recogemos la Carta a Andrés en la que el escritor realiza una reflexión sobre el mundo cultural y del libro de la época. Como se podrá comprobar, unos cuantos años después, algunas cosas no han cambiado en exceso.

Carta a Andrés escrita desde las Batuecas por «El Pobrecito Hablador»

(Artículo enteramente nuestro)

«Rómpanse las cadenas que embarazan los progresos; repruébense los estorbos, quítense los grillos que se han fabricado de los yertos de los siglos…»

M. A. GÁNDARA. Apuntes sobre el bien y el mal de este país.

De las Batuecas este año que corre.

Andrés mío:

Yo pobrecito de mí, yo Bachiller, yo batueco, y natural por consiguiente de este inculto país, cuya rusticidad pasa por proverbio de boca en boca, de región en región, yo hablador, y careciendo de toda persona dotada de chispa de razón con quien poder dilucidar y ventilar las cuestiones que a mi embotado entendimiento se le ofrecen y le embarazan, y tú cortesano y discreto! ¡Qué de motivos, querido Andrés, para escribirte!

Ahí van, pues, esas mis incultas ideas, tales cuales son, mal o bien compaginadas, y derramándose a borbotones, como agua de cántaro mal tapado.

Esa breve dudilla se me ofrece por hoy, y nada más.

«¿No se lee en este país porque no se escribe, o no se escribe porque no se lee?»

Terrible y triste cosa me parece escribir lo que no ha de ser leído; empero más ardua empresa se me figura a mí, inocente que soy, leer lo que no se ha escrito.

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Breve historia del Archivo de la Corona de Aragón

El Archivo de la Corona de Aragón depositario del devenir histórico de los países de aquella Corona formada tras el matrimonio del conde Ramón Berenguer IV de Barcelona y Petronila de Aragón, su reivindicación por las administraciones autonómicas de las comunidades afectadas ha convertido este magno depósito documental (el más grande de Europa tras el Archivo Secreto Vaticano) en un elemento de disputa solucionado recientemente con el acuerdo al que han llegado el Ministerio de Cultura y las comunidades autónomas implicadas.

GARRIDO, David. El Archivo de la Corona de Aragón. En: Diario Levante-EMV, ‘En Domingo’. Domingo, 23 de julio de 2006. Pág. 8, Valencia. [PDF]

SERRA, C. Siglos de historia en un fondo estatal. En: Diario El País, Lunes, 26 de junio de 2006, Madrid [PDF]

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