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Etiqueta: Google

El rodillo Google /1

El mundo todavía se estará quitando las legañas tras una larga celebración del Año Nuevo, mientras en Google no dejarán de trabajar para tener a punto la presentación de su nuevo teléfono, el Googlephone, el gPhone que ya tiene nombre Nexus One. Pero la concepción de este nuevo terminal no parte de cero, previamente la compañía de Mountain View se ha preocupado de que la industria de la telefonía móvil trabaje con ella para la puesta a punto de un sistema operativo para los dispositivos móviles de nombre Android.

Un sistema operativo que, entre otras cosas, ha conseguido poner entre las cuerdas a Windows Mobile y que ha dejado que el sistema de Nokia, Symbian, en los huesos siendo abandonado paulatinamente por el resto de compañías a pesar de los intentos de la compañía filandesa de crear un proyecto abierto y colaborativo. Android se ha posicionado en poco tiempo, y en apariencia, como la única alternativa capaz de seguir los pasos del iPhone de Apple y que, de momento, está batallando con él en condiciones (Sin olvidar los teléfonos Blackberry, claro, en el sector empresarial) en el mercado de consumo. Por otra parte, Google ha trabajado a fondo con Motorola para sacar al mercado sus dos nuevos terminales con Android, el Dext y Droid, y de paso resucitarla en un momento que parecía que se había quedado sin ideas; sin embargo lo que no era esperable es que Google diseñase su propio terminal, adentrándose un poco más en el mercado del hardware y comenzando a provocar los primeros recelos en el resto de compañías tecnológicas sobre la estrategia real de Google en el sector de la telefonía móvil.

No nos engañemos, Google se está convirtiendo en una compañía tecnológica global y globalizada que no se centra ya en tan sólo la distribución de contenidos, sino que es capaz de albergarlos, desarrollar un software para acceder a ellos (navegador Chrome), un sistema operativo para interactuar con los datos de la Web y que alberga la propia Google de sus usuarios (Chrome OS y Android), así como desarrollar hardware específico para ello (Los servidores que las empresas pueden instalar, el previsible futuro netbook en el que correrá Chrome OS y el de momento único teléfono móvil Nexus One). Google está más que dispuesta a darnos gato por liebre.

Debemos comenzar a contemplar a Google como un gigante que está disgustando a muchos, que tiene una fuerza de apalancamiento impresionante y que es capaz de desarrollar su estrategia global sin que aparentemente los consumidores y futuros clientes se percaten de la amenaza futura que esto representa. Las viejas industrias ya son plenamente conscientes de ello, lo que deberíamos preguntarnos es si dispondrán de margen para luchar por mantenerse en el mercado.

El ejemplo más directo lo obtenemos con los medios de comunicación y las empresas editoriales que están sufriendo en sus carnes ese gran cambio de modelo que, no nos engañemos, Google está llevando a cabo con ellas. El enfrentamiento de Google con las empresas mediática y con los responsables de los derechos editoriales en distintos países con sus proyectos de digitalización son tan sólo la punta de un inmenso iceberg de la política que Google está desarrollando.

El proceso de digitalización de libros desde bibliotecas sin consultar con los autores es una de las mayores acciones de conservación de la cultura jamás realizadas, propone facilitar el acceso a cantidades ingentes de información, pero sin respetar, o respetando de forma somera y siempre según el propio criterio de la compañía estadounidense, los derechos de sus autores y propietarios intelectuales que sin casi percatarse les están cambiando el modelo de negocio de la transmisión de la cultura del futuro. Google no tiene remilgos a la hora de aplicar su rodillo cuando quiere y a su antojo. La benevolencia de sus buenas palabras y sus sonrisas sobre el beneficio de sus acciones tiene una contraparte que se preocupa de ocultar, la ingente cantidad de ingresos que sus acciones les generarán en el futuro. De hecho, cuando Amazon lanzó su alabado Kindle2, Google corrió a firmar un contrato con Sony para proveer a sus lectores de libros electrónicos de un fondo editorial integente. Sí, proveyó el acceso a Google Books para los terminales de la compañía nipona.

Las acciones de Google se encaminan en estos momentos hacia el control total de la información. Cómo se distribuye, cómo se visualiza y cómo se consume. La visualización parte de Chrome, ese navegador, que puede que ponga en peligro la subsistencia de otro Firefox. Porque Google no podemos olvidar que dispone de un acuerdo publicitario con la Fundación Mozilla del que depende el 91% de los ingresos de la misma. A la compañía de la gran G hasta ahora le ha interesado y mucho que el Internet Explorer de Microsoft disfrutase de una sana competencia y que el mercado de los navegadores no estuviese monopolizado. La guerra de los navegadores se fundamentaba sobre la batalla del buscador, de la página de inicio, el primigenio acceso a la información y Firefox era un proyecto lo suficientemente maduro y con una gran comunidad para poder plantear batalla. De hecho, la política de Google ha sido un éxito donde Firefox ya dispone de un 50% del mercado, sin embargo parece que desde Mountain View se quiere ir cambiando esta política de forma que Chrome vaya ganando peso y no se les caerán los anillos cuando, llegado el caso, deban abandonar a la Fundación Mozilla para apostar definitivamente por su propio navegador.

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Los tres pilares de las acciones de marketing en Internet

Berta Martínez, responsable del área de Marketing de Aidico, me invitó a escribir un texto para el Boletín que publica el Instituto Tecnológico de la Construcción. El resultado ha sido este «Los tres pilares de las acciones de marketing en Internet» que confío que os agrade.

Es probable que su organización disponga de un sitio web desde el que oferte sus productos y servicios, sin embargo debe ser consciente de que este hecho no es suficiente para ser visible dentro de Internet. Le propongo que pruebe lo siguiente, si introduce la denominación de su organización en un buscador de Internet, es posible que su sitio web aparezca en el primer resultado, pero seguramente le interesará utilizar ese buscador como una herramienta de marketing más allá de la utilidad referencial que pueda tener.

Por ejemplo, pruebe ahora introducir alguno de los productos o servicios que ofrece. ¿En qué posición aparece su sitio web? Si su web aparece más allá de la segunda página de resultados del buscador, siento informarle que la página web de su organización es invisible para los internautas y, por ende, para sus posibles clientes.

Pero no se preocupe, hay acciones para mejorar el posicionamiento de su web dentro de los buscadores y de esta manera incrementar el número de visitantes hacia su web. El primero de ellos, es el SEO (Search Engine Optimization), u Optimización en Buscadores, una disciplina que trata de acometer una serie de acciones para tratar de situar su sitio web y las páginas que lo conforman dentro de los primeros resultados de los buscadores. De este modo, atendiendo a una serie de palabras clave, el SEO tratará que ante una ecuación de búsqueda específica un buscador coloque las páginas de su organización en las primeras posiciones, por ejemplo, los productos que su organización oferta.

A pesar de todo, el SEO es un proceso lento y debe estar convenientemente planificado. En el caso de que a su organización le urja atraer visitantes hacia su web para mejorar las ventas, dispone de otra opción: el SEM (Search Engine Marketing), o Marketing en Buscadores. Esta acción, complementaria a la anterior, tiene como fin desplegar acciones en la compra de enlaces de la publicidad contextual que los buscadores disponen tanto en los resultados de las búsquedas de los internautas como en las páginas relevantes dentro de cierta temática. De este modo, los buscadores situarán enlaces, que deberá comprar previamente mediante un sistema de puja en la mayoría de los casos, atendiendo a razones de contenido mediante la utilización de una serie de palabras clave. Es decir, su organización pagará a un buscador para que sitúe el enlace de su sitio web atendiendo a una serie de palabras clave que se deberán ser previamente definidas y adquiridas.

Por otro lado, debemos tener en cuenta la aparición de una tercera vía dentro del marketing que atiende a la reputación que una organización dispone dentro de Internet. Es el denominado SMO (Social Media Optimization) que monitoriza y mejora la imagen de los servicios y productos de las organizaciones dentro de la Web Social y los servicios de Redes Sociales. Esto atiende al hecho de que, cada vez más, los consumidores acuden a Internet para informarse de las experiencias de otros a la hora de contratar el servicio de una empresa o un determinado producto antes de adquirirlo. La monitorización de las opiniones de los clientes y tratar de atajar las crisis de comunicación son otro de los puntos a contemplar a la hora de establecer una estrategia de marketing en la Web.

Como puede comprobar, hoy en día, en Internet no es suficiente con estar, sino que también se debe actuar. Ahora lo que debe considerar es si desea que el sitio web de su organización sea simplemente una aguja en un pajar o transformarla en una herramienta de marketing de verdad.

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Google Caffeine, el nuevo algoritmo de Google, un terremoto en la Web

Google Caffeine Andan estos días los foros de los SEO y los webmasters un tanto revueltos debido al próximo movimiento de Google en el sector de las búsquedas que se espera que esté completo hacia enero del próximo año bajo el nombre de Google Caffeine. Desde agosto, la compañía de Mountain View nos invitaba a probar la nueva versión del buscador en la dirección http://www2.sandbox.google.com. Actualmente, este pretest se encuentra cerrado tras la finalización de las pruebas y no será hasta enero cuando, de nuevo, podamos volver a probar la potencia del nuevo algoritmo de Google.

Pero, ¿qué es lo nuevo que nos trae Caffeine? De momento, todo son especulaciones, pero a lo largo de estos meses se han ido ofreciendo retazos de lo que nos depara en el futuro la búsqueda en la Web. Matt Cutts, portavoz de Google respecto a lo que atañe al buscador, ya ha salido al paso de los rumores y ha asegurado que no van a producirse grandes cambios en el posicionamiento de las páginas porque, según asegura, Caffeine es una revisión de la arquitectura del robot de búsqueda para buscar más rapidez y eficacia en la indexación del contenido web.

Puede ser que esto sea cierto, sin embargo, una cosa puede estar perfectamente unida con la otra. Así, por ejemplo, desde algunos foros se lanzaba la exclamación de que Google ya se encuentra indexando la web en tiempo real. Es decir, que si un editor web publicaba un contenido, Google es capaz de detectarlo casi inmediatamente e indizarlo. De esta manera, si Caffeine incide en una de las tendencias sobre las que más énfasis se está poniendo en el sector de las búsquedas, la indexación de la Real-Time Web, cambios en el posicionamiento se van a producir, nos guste o no.

De hecho, en los actuales buscadores, trata de primarse el contenido frente a otras consideraciones a la hora de analizarlo y posicionarlo. De esta manera, tratan de situarse en las primeras posiciones de los resultados los contenidos de calidad frente a otras consideraciones como la actualidad o su inmediatez, penalizándose de esta manera hechos que pueden estár sucediendo en ese mismo momento y de una gran candencia informativa. Actualmente, la necesidad de adaptarse a las necesidades de sus usuarios hace que los buscadores se estén fijando en las herramientas del Social Media como Twitter o Facebook para tratar de ganar “frescura” en sus resultados, de tal manera que les permiten detectar las tendencias de lo que está sucediendo en ese momento y poder trasladarlo de esta manera a sus índices.

Fundamentalmente, lo que se prevé que Caffeine nos ofrecerá es:

  • Mayor velocidad a la hora de mostrar los resultados.

  • Aumento en la velocidad de indexación de páginas web.

  • Mayor cantidad de páginas indexadas.

  • Menor relevancia a Wikipedia.

  • Menor relevancia a resultados de Universal Search (Imágenes, vídeos, mapas, etc).

  • Mayor relevancia de Twitter y de otras herramientas de Social Media.

Obviamente, con esta gran actualización del algoritmo, Google va a tomarse las cosas con relativa calma. En enero, actualizará sólo un datacenter, por lo que serán pocos los usuarios que utilizarán Caffeine aunque poco a poco el algoritmo se extenderá por el resto. Veremos qué nos depara.

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La futura Web es… ¿Facebook?

El ecosistema Facebook

Ya había leído en algún otro lugar que la Web que conocerán nuestros hijos no será como la conocimos nosotros, que Facebook es el futuro de la Red porque ya no navegaremos buscando información, sino que, fundamentalmente, nos comunicaremos mucho más a través de ella. Sinceramente, no me puedo imaginar que el fracaso de AOL (Un proveedor de acceso a Internet con el coto cerrado) se olvide en el tiempo. La Web creció del caos y de su autoorganización, no puedo llegar a considerar que, de repente, nos conformemos con una única plataforma y nos olvidemos del increíble ecosistema de la información y de servicios que nos pone al alcance de nuestros dedos, con una simple ecuación de búsqueda, Google. Simplemente, me parece inconcedible.

Por ello, no puedo negar que me ha producido una sonrisa la consideración de que el Imperio Google se acerca a su fin. De hecho, en la Web 2.0 Summit parecen bastante convencidos de que el futuro de la Web va a pasar por Facebook. Así lo aseguran tanto Sean Parker, directivo de la empresa Founder’s Fund, como Sheryl Sandberg, jefa de operaciones de Facebook (cómo no), que creen que estamos superando la primera fase de Internet, que ha estado dominada por lo que denominan “servicios de información” en la que Yahoo! y posteriormente Google fueron los principales actores y nos encaminamos hacia una nueva fase enfocada “servicios de red” como Facebook y Twitter como baluartes del futuro que se nos avecina. De esta manera, consideran que el dominio de la compañía de Mountain View en Internet decrecerá ya que recolectar datos será menos importante que conectar a la gente, así como que la información que provean los amigos será más interesante para los usuarios que la que Google u otro buscador pueda ofrecernos.

Parece que el argumentario es similar a aquel “Hemos pasado de las páginas estáticas en HTML a otras en las que el usuario puede construir los contenidos, mejorar en su concreción y trabajar en comunidad”. De repente, parece ser que Google y el poder de sus centros de datos se encuentran condenados a la obsolescencia por un futuro marcado por el coto cerrado del azul y blanco de la red social Facebook. Al final parece que la Web semántica, aquello que marcaron como Web 3.0, sigue siendo una quimera y nos conformaremos con buscar a personas y a grupos de interés, tendremos suficiente con pastillas informativas de 140 caracteres y los medios de comunicación con sus largos y aburridos textos acabarán extintos porque no podrán atraer el suficiente público que siempre preferirán Facebook.

En realidad, las palabras de los responsables de Facebook parece más un mensaje hacia los anunciantes que un futuro palpable, aunque es cierto que Facebook es una empresa muy poderosa en cuanto al tráfico en Web. Recientemente, se ha publicado un estudio sobre el tráfico en Internet realizado por Arbor Networks en el que analizaban 256 exabytes de información y en el que se concluía que, en primera posición, del 6% del tráfico mundial lo poseía Google. Sin embargo, también es muy interesante los datos publicados en el texto que aseguran que han aparecido empresas de Internet «hipergigantes», que como Google y otras 30 compañías, entre las que figuran las redes sociales como Facebook o también portales como YouTube, acaparan el 30% del tráfico de la Red. Es decir, se está produciendo un proceso de concentración en el tráfico Web en el que aparecen una serie de compañías ganadoras y que, por lo tanto, se llevarán la mayoría de la inversión publicitaria en la Web.

Tampoco debemos olvidar que Google es más que un buscador, más que un “servicio de información”, y actualmente también podría incluirse en su definición “servicio de red”, por lo que en realidad no se puede denostar a Google sobre su reinado Web. Más bien al contrario, éste irá incrementando según se focalice, aún más, en proveer contenidos más allá de hacerlos accesibles y tratar de conectar sus usuarios y puede que en eso Google Wave tenga mucho que decir. Google no es una moda, habrá que seguir la evolución de Facebook para poder aseverar lo mismo.

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“What would Google do?” de Jeff Jarvis

What would Google do? Ya hemos mencionado en alguna ocasión a Jeff Jarvis, el otrora defensor acérrimo de Google, anda estos días un tanto disgustado con el lanzamiento de SideWiki, una nueva implementación de la Google Toolbar que permite a los usuarios realizar comentarios sobre una página web cualquiera utilizando los recursos del gigante de Mountain View. Fundamentalmente, Jarvis considera que la gran G está apropiándose de una de las principales características de la Web Social, la Conversación, fragmentándola y rompiéndola; haciéndola suya sin respetar a los generadores de contenidos que ven cómo uno de sus alicientes, la interactuación con sus lectores, se desvanece. Por supuesto que, ante esta crítica, los comentarios que Jarvis ha recibido han pasado por la ironía hasta por la resignación. De este modo, sus lectores le han recordado que aquel que defendía los usos que hacía el buscador de los contenidos de los medios de comunicación, ve cómo sus palabras se tornan en su contra; así como los argumentos que aseveran que la Conversación, la bandera que se enarboló con la Web 2.0, se encuentra completamente fragmentada desde hace ya mucho.

Sin embargo, antes de que Jarvis se hallase en esta aparente crisis de fe, publicaba un libro, What would Google do?, que aunque por su título aparente invitar a ello, su objetivo no es repasar la historia o las bondades de Google como organización; sino más bien realizar la consideración de cómo deberían comportarse las empresas en ese nuevo mundo en el que el buscador se ha posicionado como rey. De hecho, Jarvis realiza un inventario de las bondades ya estudiadas en la Web 2.0 y la consiguiente Web Social, analizando ejemplos como lo sucedido en los medios de comunicación y en empresas que se han volcado en la Web para mejorar sus productos como Dell.

Jarvis como buen bloguer nos cuenta cómo su mala experiencia con el servicio de post-venta de Dell le invitaron a escribir un post en su blog, una pataleta si se quiere, de la que surgió una llamada desde la misma empresa para tratar de sofocar el incendio en su credibilidad que ese texto había provocado.

Así pues, aquellos como yo, que nos adentramos en el libro buscando algo más de la estrategia de Google, el destripamiento de su funcionamiento, sus hitos alcanzados, etcétera; nos vamos a quedar un tanto insatisfechos por el planteamiento formal del texto, puesto que, al fin y al cabo, Jarvis realiza una exposición de hechos, errores y correcciones realizados por empresas dentro de la Web, para posteriormente tratar de dilucidar qué deberían realizar otros sectores, más allá de los tecnológicos, más allá de los informativos que tanto conoce, para proponerles una salida, un savoir-faire para lo que se avecina. Sin embargo, el enfoque de Jarvis descorazona al lector ya manejado en esas lindes, sintiendo que lo expuesto ya está más que trillado y que el ir más allá, vislumbrando el futuro en distintos sectores, puede que no sea lo más indicado utilizando el gancho de Google como fuerza de ventas de su libro. Y es que el autor se atreve a analizar el enfoque que le daría la venta de papel higiénico a través de la Web. Por supuesto que él no se atrevería con el término “papel de váter”, así que realizaría un nuevo enfoque en la denominación del producto. ¿Cómo vender algo como si no lo fuera? Eso deberíamos dejarlo para los expertos de marketing, pero ejemplos los tenemos en el zumo que no es zumo o el producto lácteo que es mucho más que un yogur.

En cualquier caso, este humilde lector se ve envuelto, en breve tiempo, en disquisiciones sobre cómo se debe vender un producto nuevo reinventando su enfoque hacia el mercado, llegando a aquellas tazas automatizadas que limpian las reales posaderas de sus usuarios sin utilizar agua y jabón. A fin de cuentas, Will Smith posee una de esas tazas de 5000$. Y ante esto, sólo me queda levantar una ceja y, como diría el buen infoxicado, anunciar “todo esto se ve muy interesante, pero no tengo tiempo para leerlo”.

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Google planta cara a Microsoft atacando a su navegador

Google vs MicrosoftEn el albor de Internet como medio de comunicación de consumo  masivo, Bill Gates aseguró en 1995: “Internet no es importante para nuestra estrategia de negocios”. Posteriormente, tuvo que recular e imponer su mastodóntica posición en el mercado de sistemas operativos para acabar con el navegador de Netscape, ofreciendo el suyo, Internet Explorer, gratis. Aunque Netscape Navigator es ya un recuerdo para los internautas más veteranos, la guerra de los navegadores ha proseguido aunque de manera más soterrada. Mientras Mozilla intentaba arrebatarle cuota de mercado a Microsoft innovando (y en ocasiones copiando ideas), aliándose con Google y ofreciendo un producto más versátil; el Explorer durmió el sueño de los justos durante casi 5 años sin que desde Redmond se publicase una nueva versión de actualización.

Pero aquel inmovilismo comienza a pasarle factura a Microsoft de nuevo. La cuota de mercado de Internet Explorer (IE), aunque holgada, languidece lentamente hasta el 58%, mientras que la de Firefox ya sobrepasa ligeramente el 31%. Sin embargo, ese 58% se lo reparten hasta tres versiones distintas del IE la 6, la 7 y la 8 que coexisten repartiéndose similares porcentajes para desesperación de diseñadores y programadores web que no quieren ni ver el IE 6. Desesperación porque desde su posición de fuerza Microsoft ha querido que las cosas se hiciesen a su modo, sin casi respetar los estándares web que se dictan desde el W3C, pero esto parece a punto de cambiar.

Google dispone de un sinfín de servicios web que millones de personas, sean usuarias o no del Explorer, utilizan. Su próximo lanzamiento Google Wave ya se encuentra en el horno y mientras se dora, Google considera que la próxima revolución que nos tiene preparada no va a funcionar bien dependiendo qué navegador se utilice. Inadmisible. Una compañía que tiene especial cuidado en la experiencia de usuario de sus productos, no va a permitir que un tercero le agüe la fiesta y apunta directamente a Microsoft.

Después de desarrollar su propio navegador, Chrome, tras apoyar previamente Mozilla Firefox y decidir ir por su cuenta, Google se siente con fuerza de dar el siguiente paso: Acabar con el Internet Explorer. ¿Cómo? Ofreciendo un plugin que sustituirá el motor (es decir, el corazón del navegador) del IE por el motor de Chrome sea cual sea su versión. De esta manera, tras su instalación el usuario utilizará la interfaz del Explorer aunque realmente se encontrará utilizando a todos los efectos Google Chrome. Todo un disparo en la línea de flotación de Microsoft en la Web y toda una declaración de intenciones. A Google ya no se le puede parar ni desde el sistema operativo, si quieres utilizar algunos de sus productos, tendrá que ser a su manera o carretera.

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Google teje su “web” y caemos como moscas

El debate del pago en la prensa

Asevera Jeff Jarvis, un consultor de medios de comunicación bastante conocido en Estados Unidos por su blog BuzzMachine, en su libro “What Would Google Do” que hace unos años algunos representantes de la compañía de Mountain View le sugirieron que la publicación en la que trabajaba abriese los contenidos, volcase su archivo en la web y confiase en la Larga Cola para rentabilizar su inversión. Jarvis asegura en su libro que, en aquel momento, él se encontraba del lado de Google, pero la visión del editor no se aproximaba a lo sugerido por Google. No podía ofrecer los contenidos gratis a los internautas puesto que había gente que los compraba en papel y no iba a dispararse en el pié.

Desde nuestro lado, aplaudimos cuando The New York Times abrió su archivo y sus artículos de pago, nos felicitamos cuando El País deshizo el camino y pasó de ser de pago a completamente gratuito, sin embargo los medios de comunicación se siguen preguntando dónde está el dinero. La crisis arrecia y los medios consideran que el modelo actual es insostenible, hay que retornar al modelo de pago. La pregunta sigue siendo el cómo, el cuándo y el cuánto.

Hay quien asegura que para finales de año nos volveremos a encontrar con contenidos cerrados en los periódicos. No sería una sorpresa, claro, porque parecemos olvidar que en España hay medios de comunicación con el candado puesto en algunos de sus contenidos. Pero, en este debate global, Google parece querer jugar al despiste. Por un lado, critica la posibilidad de que los medios de comunicación decidan adoptar un modelo de pago, sobretodo al respecto de las ideas de Rupert Murdoch, mientras que por otro trata de crear un modelo de pago para los mismos. Abierto no significa gratis, asevera en una especie de cinismo.

Mientras tanto los internautas y los medios esperan a ver quién se atreve a dar el primer paso. De las encuestas y de las opiniones de los usuarios se desprende que no piensan pagar por una información que consideran que podrían encontrar fácilmente en otro lugar, a la vez que se recuerda lo que sucedió antes y la debilidad de una apuesta del todo cerrado.

El contenido sigue siendo el rey en la Web, las páginas con contenido, más allá de los servicios, todavía disponen una buena tarta de la atención digital, pero Google considera que la Larga Cola es una falacia y además realiza guiños de esa creencia. Recientemente, ha ofrecido un nuevo producto, el felicitado Google FlastFlip, en el que parece dispuesto a dar a una selección de medios una parte de la tarta publicitaria. Tanto tiempo llevan arremetiendo estas empresas contra Google News, a la vez que son acribillados por sus detractores por no entender la economía del enlace, que ahora desde Mountain View les ofrecen una primera página, una selección gourmet de informaciones a los lectores y además la posibilidad de compartir ingresos que siempre parecieron negarles.

Hay quien celebra que Google trate de hacer las paces con la prensa, aunque en realidad extiende una tupida tela de araña. Es un trilero que nos enseña la bolita mientras juega con los cubiletes, ofreciendo un envite. En realidad, la apuesta la ganamos mientras él quiera, después simplemente hará desaparecer la bolita.

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