Hubo un tiempo en el que lo denominábamos santo. “San Google” para diferenciarlo con otras compañías que aparentemente se encontraban mucho más centradas en el dinero, en los réditos y en los accionistas. Sus productos eran tan buenos que lo elevamos a los altares. Google proveía gratuitamente mientras otros pretendían pasar el plato. Don’t be evil era su eslogan y nosotros nos creímos su mantra.
Google dispone de muchos productos exitosos, también de fracasos que atienden a la gran cultura innovadora americana. Aunque Google parece haberse convertido en una empresa gris en cuanto a servicios de web se refiere.
El correo web de Google, Gmail, sacudió Internet cuando fue creado en 2004 y completamente abierto en 2007. Ofrecía un gigabyte de espacio, algo que hasta aquel momento era completamente inaudito. Hubo que armarse de paciencia para conseguir una invitación, aunque la larga espera mereció la pena. Llegó un punto en que tener una cuenta en Gmail era estar in, mientras que tenerla en Hotmail era estar out. Finalmente, puede que su mala imagen provocó que Microsoft cerrase el servicio en agosto de 2008 y prefirió que su correo quedase ligado completamente a Outlook, su software de gestión del correo.
Gmail nació como un servicio en Beta. Puede que mantuviese esa etiqueta en consonancia a la Web 2.0, la filosofía de la innovación constante y de los productos que nunca pueden darse por cerrados. Esa etiqueta no la abandonó hasta 2009. Por supuesto que generaba controversia. A diferencia de otros, incluía publicidad contextual lo que implicaba que Google necesariamente tenía que leer los correos que sus usuarios enviaban y recibían. Gmail ofrecía pequeñas innovaciones de vez en cuando bajo la denominación Gmail Labs y era el propio usuario el que debía activarlas, aunque algunas se incorporaron completamente al servicio de correo. Una de estas innovaciones fue Google Buzz, anunciada en 2010, en un movimiento reactivo contra Twitter. Fue un completo fracaso, estropeando la experiencia de usuario de Gmail y saltarse la privacidad de los usuarios ya que se activó automáticamente. Cerró un año después.
Otro de los movimientos de Google para atajar la competencia y, en este caso Facebook, fue Google+, la esperada red o capa social de Google. Tras el rediseño de su página principal, la red social de la compañía de Mountain View demostró que tal vez no sabía ser social a pesar de haber entendido el gran sistema democrático que se había fundamentado Internet.
Google Wave fue otra de las grandes cosas que la empresa tecnológica estaba cocinando. Iba a ser un servicio completamente disruptivo, su particular revolución en correo electrónico y los entornos colaborativos. Sin embargo, nadie excepto los ingenieros de Google llegaron a entenderlo. Finalmente, tuvo que cerrarlo en 2010 tras un año en funcionamiento. Actualmente, el concepto sobrevive bajo la denominación de Apache Wave.
Sin embargo, Google también dispuso de éxitos como Google Maps fue otro de los servicios que nos cambió la manera de movernos. Simplemente nos cambió la vida. Adquirido en 2004 por Google, su inclusión como servicio de mapas por defecto en el iPhone barrió a compañías que comercializaban productos de geolocalización como TomTom. A posteriori, Apple decidió desligar su teléfono móvil al servicio de Google y lanzó, en su momento, la calamitosa Apple Maps. Las razones de Apple eran obvias. Un móvil y el servicio de Google Maps era una mina de información para la compañía de Cupertino y Mountain View. Sólo la consulta del historial guardado por Google da un poco de miedo.
Google Reader que se erigió como el Rey de los lectores de RSS tras destronar a otros que llegaron primero como Bloglines. Quedó abandonado y cerrado porque según se argumentó entonces no tenía una base suficiente de usuarios. Fue sólo entonces cuando los internautas descubrieron horrorizados que ese Google ya no era el suyo, que había cambiado, aunque señales no faltaron nunca. Esto fue en 2013.
Internet había cambiado para entonces, el navegador ya no era la principal fuente de interacción con ella. Android, impulsada por la compañía de Palo Alto, se había situado como una de las plataformas más importantes de telecomunicaciones y Google parecía querer centrarse más en los gadgets como Google Glass, wearables y medios de transporte.
Durante tantas batallas, en las que intentó pasar el rodillo con mayor o menor fortuna, Google podría haber descuidado su servicio estrella, su buscador. Pareció olvidar que su posición predominante en el mercado de las búsquedas no es eterno, pero no lo ha hecho. La Fundación Mozilla decidió toserle y arrebatar a Google el privilegio de ser su buscador preconfigurado para mejorar su posición competitiva en el mercado de los buscadores, se lo cedió a Yahoo, lo que ha tenido sus consecuencias, y está dispuesta a hacer valer su posición de privilegio otra vez. Sigilosamente, fue investigada por manipular los resultados de las búsquedas, amenazar a distintas web de excluirlas de su índice si no les permitía usar su contenido, y que casi ha derivado en un juicio que hubiese tenido unas consecuencias imprevistas.
Google fue santo, pero ya va siendo hora de bajarlo del pedestal.