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Hannibal Lecter, no hace ninguna falta presentarle con su sobrenombre de Hannibal el caníbal, es uno de los personajes que ha calado más hondo en la imaginería popular gracias al cine. Sin embargo, anterior a su salto hacia la fama tras la película El Silencio de los Corderos, Lecter había sido creado por Thomas Harris en novela, con una breve aparición en el Dragón Rojo primero y la novela homónima a la película que le seguiría. Posteriormente, el escritor se lanzaría a la redacción de una tercera novela que vería la luz poco tiempo antes que la película que nos ocupa con el título Hannibal. Después, Lecter volvería a ser retratado en la precuela basada en el primer libro, Dragón Rojo, pero su papel sería menor incluso que en El Silencio de los Corderos. Finalmente, os comentaré que la industria del cine falta de ideas está pensando rodar Behind the mask en la que se nos mostrarála juventud del psicópata que, por supuesto, tendrá su correspondiente libro.
Pero como podéis imaginar, no es éste un texto ni sobre las películas, ni sobre las novelas, ni siquiera sobre la personalidad ni las bases que ayudaron a crear el personaje de Lecter. Curiosamente, en la película Hannibal el psicópata quiere convertirse en bibliotecario y es esto lo que realmente nos interesa, cómo es tratada su figura y, por ende, el de la biblioteca de la Fundación Capponi en la que el doctor quiere trabajar, aunque finalmente las circunstancias y sus ansias le impidan convertirse en bibliotecario.
Entrevista a D.W. Griffith aparecida en The New York Times en 1915 sobre el futuro del cine:
Llegará un momento, y en menos de 10 años, en el que a los niños de las escuelas públicas se les enseñará prácticamente todo mediante imágenes en movimiento. Sin duda, nunca se verán obligados a volver a leer historia.
Por ejemplo, imaginen una biblioteca pública de un futuro cercano. Habrá largas filas de cajones, apropiadamente clasificados y catalogados, por supuesto. En cada cajón habrá un botón y, delante de todos ellos, un asiento. Supongamos que desean leer sobre cierto episodio de la vida de Napoleón. En lugar de consultar todas las fuentes, leer laboriosamente gran cantidad de libros y acabar apabullados, sin una idea clara de qué ocurrióexactamente y permanentemente confundidos por opiniones encontradas sobre lo acaecido, tan sólo se sentarán frente a una ventana debidamente ajustada, en una sala científicamente preparada, presionarán un botón y verán lo que pasó.
Extraído de: EDIDIN, Peter. Confundiendo a la Máquina Mágica: cómo se veía el futuro. En: Diario El País, selección de textos de ‘The New York Times’. Jueves, 22 de septiembre de 2005. Pág. 9, Madrid
Cuando el teniente William Somerset se hastió de permanecer en casa durante una noche de insomnio, decidió abandonarla cogiendo un taxi. En cuanto estuvo a bordo, pausadamente encomió al taxista que se alejase de la ciudad tanto como pudiese. De esta forma, el detective llegó hasta una biblioteca.
Deberíamos perdonarle al director que el lugar más lejano de una ciudad fuese una biblioteca, lo que nos aporta mucha información, puesto que, para qué vivir en un lugar que siempre está lloviendo, del que sus habitantes, asqueados, nunca pronuncian el nombre y se refieren a ella como aquí o maldita ciudad. Sin embargo, como ya se apuntó en La biblioteca en la narrativa y el cine, el papel de la biblioteca en esta película es el del espacio clave de búsqueda de algún dato que ayude a desvelar un misterio o solucionar un problema. El detective estudia en la biblioteca unos libros para comprender el patrón que seguía el asesino de la película Seven. Como curiosidad, que puede considerarse pifia, Somerset llevaba puesta una camisa cuando sube al taxi, mientras que lleva otra distinta cuando llega a la biblioteca, por lo que podemos llegar a la conclusión que se trata de momentos distintos y la biblioteca no está tan lejos de la ciudad.
Un día en las carreras(A day at the races) es una de las películas más famosas de los hermanos Marx. Rodada posteriormente de las también geniales Una noche en la ópera(A night at the Opera) y Sopa de Ganso(Duck Soup) , esta película marcó el momento cumbre de los Marx en el cine tras la cual comenzarían su lento declive en la gran pantalla. Una de las mejores escenas, y más recordadas, de todo este filme es la que se conoce como la del helado de Tutti Frutti en la que también se ven involucrados una serie de libros de códigos.
En esta escena, Chico Marx (Tony) se hace pasar un vendedor de helados justo delante de las taquillas de apuestas del hipódromo para ello se sirve de un carrito de helados, pero realmente es un estafador vendiendo libros que se supone revelan los ganadores de las distintas carreras. Tony sabe que en la siguiente carrera puede ganar 10 – 1 si apuesta por el caballo Sun-Up, pero necesita dinero. Así que prepara su trampa para una torpe víctima, el Doctor Hackenbush (Groucho), que está dispuesto en apostar dos dólares por Sun-Up.
Restando justo dos semanas para el estreno, el 19 de mayo, de la última película que George Lucas rodará sobre Star Wars, no podía dejar pasar la ocasión para escribir un post sobre esta última película, el Episodio III – La Venganza del Sith, y la Biblioteca Jedi de Coruscant. En realidad, no sé absolutamente nada de lo que sucederá, si volverá a aparecer Jocasta Nu, la archivera Jedi, o si simplemente el Templo Jedi será destruido y con eso nos tendremos que conformar. En cualquier caso, sabiendo que la primera misión de Anakin Skywalker, transformado ya Darth Vader, que recibe de su nuevo maestro Palpatine es la recuperación de un Holocron de los Sith que se encuentra custodiado en el Templo de Coruscant, y por ende dentro de la biblioteca, no puedo imaginarme otro final que la completa destrucción de ésta junto con el Templo Jedi.