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Etiqueta: Búsqueda Información

Nace un buscador español especializado en I+D+I

Estamos de enhorabuena porque ha nacido una nueva herramienta para la búsqueda de información científica y tecnología en nuestro país: el Buscador España I+D+I.

Este buscador nace dentro del portal Sistema madri+d, una red de trabajo entre instituciones públicas y privadas de investigación, y asociaciones empresariales de la Comunidad de Madrid.

La variada información sobre I+D+I que contiene este portal es, sin duda, una valiosa fuente de información; pero este buscador, no se limita a la información contenida en el Sistema madri+d, si no que permite también la búsqueda a nivel nacional, ya que hay indexados más de 300 centros, que ofrecen sus contenidos web a este motor de búsqueda. De este modo, recoge información sobre los centros pertenecientes al Sistema madri+d, empresas innovadoras y centros de investigación, entre otros, y la información de otros portales especializados. En un futuro, además, se ampliará a Iberoamérica y Europa.

La búsqueda de la información del Sistema madri+d permite buscar por términos o por categorías establecidas, que siguen la estructura propia del sitio web. Algunas de estas categorías son: noticias, grupos de investigación, proyectos de investigación, oferta de empleo, etc.

El buscador a nivel nacional, lo que propiamente dicho sería el Buscador España I+D+I, sólo permite una búsqueda sencilla, ya que la variedad de fuentes en que realiza la búsqueda hace que la información se encuentra mucho menos estructurada; pero, en contrapartida, ofrece los resultados clasificados de forma automática en taxonomías que corresponden a las diferentes áreas científicas.

Como veis, se trata de una herramienta que puede resultar muy útil… Si los centros de investigación que se inscriban en este buscador se toman la molestia de actualizar el contenido de sus sitios web y ofrecer realmente información interesante.

Descubierto gracias a: A la caza de información científica y tecnológica

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La conspiración alfabética

De manera inconsciente, cuando nos disponemos a consultar cierto tipo de documentos –diccionarios, enciclopedias, guías telefónicas…–, damos por hecho que el ordenamiento alfabético y, por tanto, la búsqueda alfabética de un determinado concepto, son los más adecuados en obras con información tan variada y amplia como las mencionadas. Pero en el caso de las enciclopedias, la estructuración de sus contenidos mediante entradas ordenadas alfabéticamente no es algo tan innato como pudiéramos pensar y supuso toda una revolución cuando fue utilizada en L’Encyclopédie ou dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers de Diderot y d’Alembert, en 1758.

Las enciclopedias (del griego enkyklios paideia, "en un círculo de instrucción"), desde la antigüedad, han pretendido dar una determinada visión del mundo recopilando todo el saber humano; pero tras la invención de la imprenta en 1455, en que se desarrolló una industria editorial que impulsó la producción y transmisión del conocimiento, se hicieron cada vez más necesarias para guiar a sus lectores entre el increíble maremágnum de conocimientos ante el que se encontraban.

Hasta el siglo XVII con L’Enciclopédie, el ordenamiento alfabético de los contenidos en las enciclopedias no era habitual, como sí lo es hoy en día, sino un sistema subordinado que servía de apoyo al principal para facilitar la búsqueda. Las enciclopedias en el mundo occidental –ya que otras culturas estructuraban sus conocimientos a veces de forma muy particular–, seguían una organización temática influenciada por su esquema de enseñanza.

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Qué es fuente de información en Internet

Puede llegar a suceder que un profesor de secundaria descubra que los trabajos sobre la lectura del libro Lazarillo de Tormes de sus alumnos son en su mayor parte clones los unos de los otros. Y no es que los estudiantes se hayan lanzado a la desventura de copiarse los unos a los otros, ya se trate mediante a el cada vez más decayente mercadeo de disquetes, correos electrónicos o la más actual puesta en común en el Messenger; simplemente sucedió que teclearon la misma frase en el mismo buscador y acudieron a la misma fuente sin contemplar otras alternativas.

Desde luego que la reiterada torpeza cometida por los jóvenes al no contrastar y enriquecer sus fuentes no es del todo culpa suya, ya que los buscadores de Internet son una herramienta universal, rápida y en muchas ocasiones eficaces; pero en general el ser humano gusta de dejarlo todo para el último momento por lo que la visita a una biblioteca y sus diversas fuentes queda casi descartado cuando el trabajo hay que entregarlo para el día siguiente. Sin embargo, la utilización de Internet como una fuente de información para ciertos trabajos constituye un arma de doble filo y debemos ser cuidadosos a la hora de escoger qué documentos nos son útiles y cuáles no.

Como es bien sabido, la fiabilidad y el rigor de las fuentes de Internet deben ser tenidas en cuenta a la hora de citarlas y la red de redes no es una excepción, así que María Rubio Lacoba nos ofrece en el libro Teoría y Práctica de la Documentación Informativa (ISBN: 84-344-1293-4) algunas pistas para poder identificar lo que puede ser considerado como fuente, o no, en Internet.

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El desconocimiento de la información pública: el e-administrado ignorante

En los últimos años, estamos viviendo una creciente tecnificación de nuestras vidas. Toda una serie de nuevas tecnologías de la comunicación y del ocio, desde teléfonos móviles a televisores de plasma, se están introduciendo de manera desaforada en la sociedad española; en cambio, respecto a la implementación del uso de Internet, seguimos a la cola.

Desde la Administración se promueve la utilización de Internet, por las ventajas que ello conlleva, en todos los ámbitos: el laboral, el ocio, la comunicación y, por supuesto, para la propia interacción con la Administración, con su política de e-gobierno o administración electrónica, aunque a este respecto tampoco estamos para lanzar cohetes.

La cuestión es que, a pesar de que al parecer el internauta español ha alcanzado la “madurez”  en la utilización de éste medio de comunicación y fuente de información inigualable, estoy convencida de que el ciudadano medio está mucho mejor capacitado para buscar y descargar la música o película que le guste, localizar las ofertas de ocio y viajes, contratar dichos servicios y comprar todo tipo de productos a través de la Red, que para saber cómo y dónde buscar información relativa a organismos públicos de una manera eficiente y fiable, como ya nos ilustró Marcos en una ocasión. Todos usamos Google, y yo la primera, para buscar todo tipo de información, pero tenemos que llegar más allá si queremos que esa información sea la adecuada.

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A Google lo carga el Diablo

Hoy en día, la típica frase de “está en Internet” está supliendo lentamente a aquello de “lo dice este libro o aquella revista”, como si una cosa o la otra fuesen verdades absolutas e irrefutables. En cuanto al grado de fiabilidad, desde luego que aquello que se edita en papel podemos confiar en que sea más ajustado a la realidad, por aquello que debe de pasar por numerosos filtros hasta su publicación final. Pero no podemos ni debemos olvidar que esto no quiere decir que lo que se encuentra impreso sea completamente correcto ni que sea una verdad absoluta.

Podemos considerar que en el caso de aquello que se encuentra publicado en Internet es un caso a parte, puesto que cualquiera puede volcar cualquier texto a la Red sin que nadie necesariamente le ponga cortapisas. Sin embargo, el hecho de que la Red se convierta en la fuente de información universal parece darnos licencia a permitirnos creer que lo que allí, o aquí, se dice es sin lugar a ninguna duda completamente cierto. Lo cual no quiere decir que no sea ni verdad ni sea falso, sino que tal vez sea completamente circunstancial.

Hace apenas unos días, una de esas personas que realizan sus prácticas en mi lugar de trabajo, mal llamadas prácticos o becarios, acudió al servicio de documentación para solicitar una foto de Fulanito. Desgraciadamente no disponíamos de ninguna foto, por lo que tratamos de localizarlo por el cargo que, según el becario, ostentaba en ese momento. El práctico creía que Fulanito era ni más ni menos que el Presidente de una Institución española, por lo que me sorprendió que no dispusiéramos de ninguna foto de él. La(s) búsqueda(s) resultaron infructuosas puesto que aquel señor no aparecía por ningún lado, aunque, por supuesto, Menganito aparecía tanto como Presidente como ex-presidente de la institución, lo cual nos llevaba a deducir correctamente que había sido relevado.

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¿Desktop Search? Google no llegó el primero

Tengo cada vez la más certera impresión de que la comunidad internauta se encuentra completamente rendida en cada paso que da Google. Cada pequeño software que desarrolla la compañía californiana es analizado, comentado, criticado y destripado antes incluso de ser publicado. Miles de personas descargan los softwares de Google Inc. ante el convencimiento de que si es Google es bueno (Algo de lo que personalmente estoy comenzando a dudar seriamente). Pero permitidme señalar hoy que no todo lo que hace Google es completamente innovador.

Los buscadores de Internet se han preparado para el asalto de los PC personales. Internet parece no ser lo suficiente grande para ellos y tanto como Yahoo!, Google y Microsoft están preparando sus respectivos Desktop Searchers para indizar el contenido de los PC. Google se ha adelantado a todos ellos y ya tiene disponible para la descarga su beta; sin embargo, esta tecnología ya se había desarrollado previamente. Hay unas cuantas aplicaciones en el mercado, gratuitas o no, que ya permiten indizar el contenido de los PC.

Mi interés hoy es hacer una pequeña recopilación de algunas de estas aplicaciones que sean freeware/shareware.

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El «masterplan» de Google Inc. /2

2001 – 2002, sobreviviendo a la burbuja tecnológica

El 11-S, los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono de Washington, marcaron el fin de la debacle de la nueva economía, de lo que se denominó como la Burbuja Tecnológica,que aún colearía hasta finales 2003. Debemos detenernos aquí para señalar que dentro de la burbuja tecnológica podemos hallar dos vertientes significativas: La primera de ellas afecta en la medida en que las empresas tradicionales querían entrar en el Mercado de las Nuevas Tecnologías, o nuevo mercado, invirtiendo grandes cantidades financieras para ello y, en la segunda, en las nuevas empresas que crecían al calor de su página web sin poseer mucho más.

A lo largo del año 2001 se comprobó que el modelo se estaba agotando rápidamente convertido más bien en una estafa hacia los imprecavidos inversores que hasta ese momento acudían con dinero fresco y en cantidad a cualquier OPV (Oferta pública de venta) de los valores tecnológicos que se venían sucediendo desde 1999. Sin embargo, los propios fundadores de las páginas web no tardaban en exceso en vender todas sus participaciones conscientes de que más valía pájaro en mano que ciento uno volando.

El paradigma que se manejaba durante el cambio de siglo sostenía que ser rentable no era fundamental para un sitio web. El fundador de Reel.com reflejó perfectamente esta nueva filosofía empresarial diciendo:

– ¿Ganacias? ¿Me estás tomando el pelo?, nuestro sitio maneja el modelo de Amazon.com.

Claro que la compañía Reel.com no tuvo empaques en dilapidar más de 90 millones de dólares en tres años. Como se demostró, las empresas tecnológicas que se movían en el ciber-espacio no podían escapara de las reglas económicas y empresariales que se marcaban en el mundo tangible y real.

A diferencia de muchas tecnológicas, Google, durante agosto de 2001 ya publica resultados positivos. Que los más importantes buscadores hasta el momento como Yahoo! comenzasen a utilizar el motor de búsqueda de Google, mostraba que el modelo de negocio que buscaba Google se fundamentaba más en la viabilidad de su negocio que en la especulación de futuros irrealizables. Por otro lado, otros, como Lycos, trataban de aumentar sus ingresos cobrando por la adición de las URLs (Universal Resource Locator) de las empresas, e incluso de los internatuas, en los buscadores que poseían. Esto tuvo un efecto letal tanto en la calidad como en la exhaustividad y riqueza en las bases de datos de sus buscadores. Lo que se trató de obtener fue la relativa importancia e impacto de un buscador en Internet para obtener rendimientos económicos. Al contrario que muchas, Google mantenía la actualización de sus motores de una forma gratuita mientras arañaba cuota de mercado al resto.

La expansión de Google no sólo se vio reflejada en las búsquedas que recibía, sino que además comenzó a adquirir otros servicios como DejaNews. Esta empresa almacenaba más de 700 millones de mensajes intercambiados en la red UseNet (red de newsgroups o grupos de discusión) desde 1981. Desde esta red es posible bucear en los desarrollos tecnológicos y científicos de los últimos 20 años. Google adquiría la historia de Internet y se hacía lentamente historia.

En julio de 2002 se publica un estudio que afirma que los internautas no sobrepasan las primeras dos páginas de resultados que les ofrecen los buscadores. El estudio de iProspect fomenta que los buscadores busquen nuevas vías de financiación ofertando a las empresas el aparecer en las primeras páginas de resultados adquiriendo palabras clave. Sin embargo, esto puede convertirse en un arma de doble filo puesto que los usuarios buscan la relevancia de sus consultas sobre todo lo demás, pudiendo cambiar de buscador tratando de obtener los mejores resultados posibles.

Google es consciente de ello y extrae de las consultas los llamados «enlaces patrocinados» dejando bien claro quién paga más por aparecer en la primera página de resultados y más alto, y qué páginas se ajustan mejor a la consulta que ha realizado el internauta.

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