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Etiqueta: Biblioteconomía

Fesabid 2007: ¿Fractura 2.0?

Fesabid 2007No sé si soy yo, pero repasando los textos que ya redactamos de nuestra experiencia en el Fesabid anterior, parece que lo que ya dijimos entonces podría ser perfectamente trasladado a lo que ha sucedido en éste. No vamos a negar que este congreso empezó con gafe, con una polémica sobre la conveniencia o no de abrir un blog para estas jornadas, pero lo que fue bastante evidente teniendo en cuenta el programa era que se iba a hablar y mucho de la Web 2.0 y la Biblioteca 2.0 y lo previsible sucedió.

Puede ser que tengamos que rendirnos a la evidencia de que el efecto Buzz funciona a la perfección, por lo que había mucho interés entre los profesionales de la información por saber lo que es la Web social y su impacto en las bibliotecas y centros de documentación, pero lo que se había planificado para aquellos tres días daba para eso y mucho más.

Porque las Jornadas del Fesabid 2007 iniciaban su primer día fuerte con una mesa redonda sobre el futuro de los buscadores, que obviamente iba a estar impregnada por la nueva forma de generar información en Internet gracias al nuevo concepto derivado de los wikis y las bitácoras, y además a medio acto se inauguraba la mesa redonda de los blogs y la biblioteca 2.0 de la que fui partícipe y ya dimos merecida cuenta. Pero lo que no se puede negar es que, posteriormente, aquellos que llenaron aquella sala, llenaron las siguientes, es decir, las mismas personas que presenciaron la mesa de blogs, también estuvieron presentes, y de qué manera, en la siguiente mesa rendonda que portaba el título de Biblioteca 2.0: ¿el futuro de los OPACs? Eso sí, no se calculó bien el interés que despierta esta nueva concepción de la Red y las salas se convirtieron en una suerte de saunas que torturaron en buena medida a los que se encontraban sentados en las sillas, pasillos o huecos disponibles de las abigarradas habitaciones.

Una impresión general que todavía me impregna es que según iban desgranándose poco a poco los contenidos de aquel congreso, nos encontrábamos frente a dos corrientes diferenciadas, como si se estuviesen sucediendo tres congresos a la vez de una forma simultánea, como si las distintas corrientes en la Biblioteconomía y Documentación actual, se hubiesen puesto de acuerdo en concentrarse en un único punto, pero nada más, como si no quisiesen verse a pesar de ser perfectamente conscientes las unas de las otras.

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Centros universitarios donde se imparte Biblioteconomía y/o Documentación

Álvaro Cabezas nos alertaba hace poco de la situación que se está dando en la Universidad de Salamanca donde el número de estudiantes que empiezan la carrera de Biblioteconomía y Documentación está descendiendo por lo que la propia Universidad está comenzando a tomar medidas. Las razones de esta situación, a parte de que ésta es una carrera completamente vocacional y que los problemas se extienden a todas las carreras universitarias, se pueden atribuir a la demografía, la competitividad entre las distintas universidades, aparición de nuevas carreras e incluso una sobreoferta en los estudios universitarios.

En cualquier caso, la enseñanza de la Biblioteconomía y la Documentación en España se encuentra un tanto fragmentada presentándose primero un módulo de Formación Profesional, después la carrera universitaria de Diplomado en Biblioteconomía (3 años), la enseñanza superior en forma de Licenciatura en Documentación (2 años) y la creación progresiva de nuevas carreras afines, mientras se plantea la reforma de la enseñanza universitaria para la convergencia europea hacia el Título de Grado en Información. Por ello, nos limitaremos a recoger los centros universitarios donde se imparte la enseñanza superior de Biblioteconomía y Documentación actualmente, esperando que sirva de guía inicial para aquellos que quieran introducirse en esta apasionante, a la vez que sufrida, profesión:

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Evolución de la profesión de Bibliotecario

El bibliotecario debe ser instruido, de buena presencia y bien educado; correcto y rápido en su hablar. Debe tener un inventario de los libros y mantenerlos organizados y fácilmente accesibles, sean en latín, griego, hebreo u otro idioma, y debe también mantener las salas en buenas condiciones. Debe cuidar los libros contra la humedad y los insectos y protegerlos de las manos de personas descuidadas, ignorantes, sucias y de mal gusto. A las autoridades y personas letradas les debe mostrar todas las instalaciones y explicarles cortesmente su belleza y notables características, la escritura a mano y las miniaturas, pero debe cuidar que no se sustraigan hojas. Cuando personas ignorantes o meramente curiosas deseen verlos, una mirada será suficiente, a menos que sea alguien de considerable influencia. Cuando se necesiten cerraduras a otros requisitos, debe proveerlas rápidamente. No permitirá que se retire ningún libro a menos que el duque lo ordene y si presta libros debe obtener un recibo escrito y verificar que sean devueltos. Cuando se presenten varios visitantes juntos, debe estar especialmente atento para evitar robos.

Duques de Urbino, reglamentos de la Corte. Siglo XVI

Recuerdo la primera vez que entré en la biblioteca municipal de L’Eliana (Valencia) ya hace muchos años. Aquel lugar consistía en una lánguida serie de estanterías metálicas con algunos libros, mientras el bibliotecario hacía lo que podía con los pocos recursos que tenía. Lo cierto es que aquella imagen era un tanto desangelada por lo escaso en recursos y personal, sin embargo muchas cosas han cambiado. El mes pasado volví a pisar sus instalaciones y descubrí que, además de aquellas estanterías que permanecen e imagino que los mismos libros, se había ampliado la sección infantil, se acababan de instalar ordenadores nuevos, y no se trata de ordenadores reciclados; las suscripciones a revistas eran numerosas, mientras que la plantilla se había triplicado. Desde luego que puedo asegurar que hoy en día el servicio es inmejorable con verdadera pasión por el servicio por parte de sus bibliotecarios y su extrema amabilidad.

Mucho ha cambiado en la profesión de bibliotecario aunque ciertos tópicos permanezcan inamovibles como, por ejemplo, que se trata de una profesión un tanto cómoda y cuya máxima preocupación es censurar a sus usuarios. Pero el hecho es que ésta es profesión que ha existido, con muchos matices, desde la propia invención de la escritura. En los depósitos de textos, sea en el soporte en el que estén escritos y su temática, siempre ha habido una persona encargada de su administración y custodia. Para los egipcios y los babilonios, el cuidado de las bibliotecas era un aspecto más del arte de la escritura, mientras que para los griegos, los romanos, los bizantinos o los árabes la biblioteconomía no podía ser considerada como una rama del conocimiento. Tampoco la gestión libraria era relevante en las universidades medievales de Europa, puesto que ningún profesor impartía los principios de organización y mantenimiento de los fondos librarios, ni existían textos ni teorías sobre la gestión bibliotecaria.

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DE BENE DISPONENDA BIBLIOTHECA

Esta va a ser, espero, la última vez que haga referencia al estupendo libro de Francisco Mendoza Díaz-Maroto, La Pasión por los Libros, que nos sirve como una somera, pero muy interesante, introducción a la Bibliofilia. Como nos podemos imaginar, los amantes de los libros, además de tener ingentes cantidades de ellos, también gustan de tenerlos organizados, así que deben de desarrollar técnicas para catalogarlos y clasificarlos. Los bibliotecarios hemos desarrollado estas técnicas que estudiamos bajo el nombre de Biblioteconomía, pero los bibliófilos deben de tratar de solucionar sus problemas por ellos mismos y Mendoza Díaz-Maroto aporta algunas ideas. Es ahí de donde extraigo sus ideas y sus conclusiones, robándole el título de un breve apartado, que sin embargo encontraréis al menos curioso. Debo de señalar que el libro está escrito en un lenguaje ameno y divertido, alejándose de la seriedad, así que no os asustéis si os escandaliza algo de lo que vais a leer.

Como es bastante obvio que a los bibliófilos les gusta tener su colección ordenada, no dudan en aprender un poco de, al menos, latín para manejarse con los nombres antiguos y, de esta forma, poder manejar los lugares de impresión de los ejemplares. Algunos tratan de ir un poco más allá e incluso aprenden a catalogar por sí mismos. A pesar de que el autor aconseja acudir a los manuales destinados a los bibliotecarios, no dejar de observar que esas Reglas de Catalogación que nosotros debemos seguir a pies juntillas, no son del acomodo de los bibliófilos y mucho menos las normas destinadas a la catalogación de los incunables y los libros antiguos, es decir, las ISBD (A). De esta forma, el autor señala algunos de los fallos más evidentes de esta normativa como relegar a nota la secuencia de signaturas, o llamar hojas a los folios o incluso abreviar hoja en hoj.

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En la carretera, otra vez

Año nuevo, vida nueva, según del cristal con el que se mire, claro. En realidad, el año acabó para muchos el viernes 30 de diciembre puesto que finalizaba el contrato (o simplemente del acuerdo sobre el puesto de trabajo) que venían disfrutando hasta entonces. En efecto, después de seis meses, un año o dos años, trabajando en una empresa o en una institución pública o privada, creando expectativas, demostrando, o tratando de demostrar su valía, uno podría considerar que es el momento de que se le supiese apreciar convenientemente y que, finalmente, pudiese quedarse definitivamente en el puesto de trabajo que hasta ahora desempeñaba y que creía que se había ganado con su esfuerzo. Pero la realidad es otra y después de este tiempo de máximos y mínimos, el trabajador ya no resulta rentable económicamente para la empresa / institución y, en general, muchas de ellas deciden retomar el ciclo con otro trabajador, empalmando contratos laborales a distintos trabajadores uno tras otro para un mismo puesto y una misma función.

No hay que llevarse a engaño, ya que los propios responsables animan a seguir trabajando con un cambio de situación con distintos argumentos de futuro, a saber, que si un contrato mejor, que si una beca, etc. Sencillamente, aunque pueden llegar a materializarse en honrosos casos, se trata de tretas para que el trabajador no desespere y se cree unas falsas expectativas. Algunos, los primerizos, confiarán en ellas, sin embargo los más veteranos, y creo que ya hay suficientes de estos, no verán futuro y, resignados, comenzarán a buscar un nuevo trabajo acaso mejor, conformándose con algo peor.

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Muy breve vocabulario de Biblioteconomía y Documentación

Abstract
Representa, más ordenada y explícitamente que el resumen descriptivo, el contenido del documento mediante una relación lógica y lineal de los asuntos y puntos de vista allí argumentados.
AMAT NOGUERA, N. Técnicas documentales y fuentes de información. Barcelona: Bibliograf, 1978. p. 146

Análisis documental
Conjunto de operaciones necesarias para extraer la información contenida en las fuentes primarias y prepararla para su posterior recuperación y utilización
PÉREZ ÁLVAREZ-OSSORIO, J.R. Introducción a la información y documentación científica. Madrid: Alambra, 1988. p.10

Es el conjunto de operaciones que tienden a representar el contenido de un documento de una forma distinta a la original. Provoca la elaboración de documentos secundarios.
AMAT NOGUERA, N. Técnicas documentales y fuentes de información. Barcelona: Bibliograf, 1978. p. 36

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¿Trabajo o Formación?: elige tu futura frustración

No falla, cada vez que me encuentro con algún antiguo compañero de la carrera, después de contarnos la vida, surge el mismo tema: nuestra frustración por la situación laboral/profesional en la que nos encontramos. Una conversación de este tipo es la que hemos tenido recientemente Catuxa y yo a través del correo, por lo que a ti va dedicado este post y espero que te lo tomes con el humor con el que está escrito.

En la vida de todo estudiante, durante la carrera o al finalizar ésta, llega el momento en el que hay que elegir entre trabajar o seguir formándose. Es cierto que no siempre se trata de una decisión tomada libremente, sino que más bien son las circunstancias las que deciden por nosotros; pero una u otra opción determinará seguramente nuestro futuro profesional y también nuestra futura «frustración personal». Evidentemente, esta «opción vital» se da en todas las carreras y profesiones, pero en el caso de la Biblioteconomía, en que podemos introducirnos laboralmente de forma progresiva (un médico no empezaría nunca como auxiliar de medicina), hacen que, como Bibliotecarios/Documentalistas, la decisión sea aún más difícil.

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