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Etiqueta: Bibliotecas

El libro en «Las Ciudades Oscuras»

En ocasiones, tengo la impresión de que los bibliotecarios y documentalistas nos sentimos inseguros con nuestra profesión, seguramente por lo menospreciados que han sido siempre los bibliotecarios en nuestra sociedad, y por lo difícil que resulta hacer entender a los demás qué es ser documentalista. Quizá es por eso por lo que nos gusta buscar referentes en el mundo del cine, de la literatura o incluso del cómic, que reflejen cómo somos o, más bien, cómo nos ven.

Catuxa ya nos presentó un interesante artículo sobre "La biblioteca en la narrativa y el cine", y Yavannna insiste en que conozcamos lo último en cuanto a imagen bibliotecaria / documentalista en cómics y juegos de rol. Incluso Marcos no ha podido resistirse a mostrar la visión que Ibáñez tiene de las bibliotecarias: una mujer de mediana edad, desgarbada, con moño y carácter huraño, que espera mucho del nivel cultural de sus usuarios. Y yo no voy a ser menos.

En esta ocasión voy a proponeros la lectura de los cómics que componen la saga "Las ciudades oscuras", ganadora del premio Angoulême a Mejor Serie, y en la que el mundo del libro, de la documentación, y del papel en general, tiene una especial importancia en la trama de muchas de las historias que narra. Esta colección está realizada por el escritor francés Benoît Peeters y por el ilustrador belga François Schuiten, cuyo interés por la literatura, los libros y las bibliotecas puede verse en muchos de sus trabajos.

Peteers, nos relata historias inusuales que transcurren en un universo paralelo tremendamente cercano al nuestro, y fantásticamente ilustrado por Schuiten. En estas ciudades oscuras los avances científicos, que recuerdan al universo de Jules Verne, chocan con una estética modernista, en la que los dirigibles vuelan sobre edificios que podría haber diseñado el arquitecto, también belga, Victor Horta a principios del siglo XX.

En "Brüsel", la primera historia de la serie, podemos ver un archivo administrativo en el que, cuando el sistema informático falla, el último recurso es acudir al viejo archivo en papel, que se muestra caótico y desorganizado, y dónde es imposible encontrar nada. En "La frontera invisible", la última publicada, nos encontramos en esta ocasión frente a un gigantesco complejo cartográfico, en el que también los viejos mapas en papel se convierten en la única fuente fidedigna en un sistema en el que la informatización vuelve a crear el caos.

Pero la obra de esta serie que más puede llamar vuestra atención, ya sólo por el título, es "El archivista", que más que un cómic es un libro de texto donde las ilustraciones sirven para hacer una recapitulación sobre todo el universo de "Las ciudades oscuras". En ella, un archivista destinado a la sección de mitos y leyendas, es el encargado de comprobar la veracidad de la existencia de dichas ciudades, estudiando para ello la numerosa documentación existente, y que poco a poco inunda su pequeño despacho.

Todos estos álbumes, y las ilustraciones que contienen, nos muestran un universo en el que el libro, las bibliotecas y todo lo que esto conlleva, tienen un papel fundamental en una sociedad en la que la tecnología sin control lleva a la destrucción de la sociedad.

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Mortadelo y Filemón visitan una biblioteca (1)

Los personajes de Mortadelo y Filemón son los más conocidos del dibujante español Francisco Ibáñez. Sin embargo, también es autor de otros personajes e historiertas bien conocidas en España y en América Latina (aunque no sólo dentro del ámbito latino) como 13, Rue del Percebe, El Botones Sacarino, Rompetechos o Pepe Gotera y Otilio. Mortadelo y Filemón han tenido versiones tanto en dibujo animado, ya se trate de películas o series para televisión, pero también en versión de largometraje con actores reales y mucho efecto especial. Por otro lado, otros de sus personajes también han sufrido la conversión del cómic a personajes de carne y hueso. De esta forma, El Botones Sacarino tuvo su traslación a la pequeña pantalla sin demasiado éxito, mientras que 13, Rue del Percebe sirvió de inspiración para la serie de televisión Aquí no hay quien viva.

Pero volviendo a Mortadelo y a su compañero Filemón, la evolución de estos dos personajes es singular, puesto que Ibáñez comenzó dibujando historias que ocupaban una página, que posteriormente fue ampliando desarrollando una trama más trabajada que devinió en el trabajo que realiza actualmente desarrollando pequeños libros que cada vez más realizan una sátira de la actualidad.

Así, en un principio, los dos personajes trabajaban dentro de su propio negocio: Mortadelo y Filemón, agencia de información. Ésta era una agencia de detectives privados en la que se dedicaban a intentar resolver los diversos casos de sus clientes, además de capturar delincuentes para cobrar cierta recompensa. Por otro lado, algunas de las primeras historietas simplemente narraban sucesos graciosos (normalmente consfusiones) que les ocurrían y acababan siempre de una forma muy similar (Persecuciones).

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Están locos estos bibliotecarios

Creo que todos estaremos de acuerdo que los bibliotecarios merecen la mala fama que tienen. Para empezar son unas personas muy estrictas con todo lo relacionado con el silencio, la pulcritud y el orden. Como es bien sabido, todos ellos comportamientos antinaturales y antisociales. Los bibliotecarios, dentro de sus respectivos castillos, cuando piden algo, no lo están solicitando, lo están exigiendo. Cuidado con la réplica que puedas hacerles, puede que seas echado literalmente del edificio. ¿Qué extraño comportamiento autoritario les lleva a actuar de la manera que lo hacen? ¿Es que a caso desconocen el significado de la palabra educación a pesar de estar rodeados de diccionarios?

Quién sabe, no siguen ninguna lógica y parecen moverse más por el capricho y la arbitrariedad que por el razocinio… No se trata de locura, seguid leyendo. Estas dos cartas se publicaron en el Diario Levante a lo largo del mes de junio de 2005.

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Las bibliotecas invisibles o fantasmas

Recientemente ya hablamos del Necronomicón como uno de los libros más famosos que han sido inventados, literalmente, por un autor y que los bibliotecarios juguetones no pudieron evitar trasladar a sus catálogos. Pero siguiendo lo publicado por la revista Muy Interesante, hoy deseo trasladaros a las verdaderas bibliotecas invisibles, que es el término aceptado en castellano, aunque yo prefiera el término de fantasma puesto que no existen realmente.

Tal como señaló Vanesa, Javier ya nos hizo una pequeña introducción de qué eran exactamente las bibliotecas invisibles y nos ofreció un enlace en el que se recogían libros inventados por los escritores, además de algunos artículos muy interesantes en torno al tema (Invisible Library). La definición que nos aportaba era:

La biblioteca invisible es una colección de libros que sólo aparecen en otros libros. En el catálogo de la biblioteca encontrareis libros imaginarios, pseudobiblias […] y todo tipo de libros no escritos, no leídos, no publicados y no encontrados.

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¿Los editores hablan y los bibliotecarios callan?

Durante el 21º Encuentro sobre la Edición, los editores aportaron algunas cifras que colocaban a España dentro de una situación bastante deficiente en cuanto inversión en bibliotecas públicas respecto a la Unión Europea. Los datos que se aportaron durante la jornada sirvieron para comenzar el debate tanto en la lista de distribución de Iwetel como en la blogosfera. Desgraciadamente, los comentarios devinieron a críticas directas respecto ciertas actuaciones de las asociaciones profesionales de Biblioteconomía y Documentación que no era objeto principal del debate que fue atajado de raíz tan pronto como las direcciones de las asociaciones aludidas replicaron.

En cualquier caso, si por una vez que en los medios de comunicación (y tan sólo en unos pocos) aparece reflejado el lastimoso estado en que se encuentran las distintas bibliotecas de este país comenzamos a afilar los cuchillos para buscar responsables entre nosotros, es bastante improbable, por no decir imposible, que avancemos un tanto para la solución de este problema. No debemos olvidar que la falta de inversiones desde las distintas administraciones tiene un problema de base que casi lo justifica y que se inicia desde la falta de lectores en España. Obviamente, sin demanda no parece necesaria la destinación de recursos, puesto que es algo que no es reclamado desde la sociedad. Desgraciadamente, para este país es más importante un campo de golf en un pueblo que una biblioteca municipal decente, pero este es un hecho que cada vez se vuelve más real.

Los principales hechos que los editores denunciaron durante su encuentro fueron:

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El Necronomicón, el libro que nunca fue

Howard Philips Lovecraft realizó a lo largo de distintas novelas referencias a un libro que según relataba contenía fórmulas mágicas para la invocación de demonios, además de dejar entrever un conocimiento particular de la relación espacio-tiempo. Muchos lectores trataron entonces tratar de localizar una copia impresa de aquel misterioso libro, pero sus resultados fueron infructuosos.

Lovecraft sin embargo ofrecía poco a poco más detalles sobre aquella obra. Así afirmaba que la biblioteca Widener de la Universidad de Harvard atesoraba dentro de una caja fuerte una de las cuatro copias disponibles, puesto que el original fue destruido. Aquel libro fue escrito por el poeta Abdul Al-Hazred durante el siglo VIII. A mediados del siglo X, la obra fue traducida al griego por Theodorus Philetas con el título de Necronomicón, trabajo que realizó en el más absoluto de los secretos, pero que no evitó que el patriarca Miguel tratase de destruir todas las copias sin conseguirlo. En 1228, Olaus Wormius tradujo la obra al latín.

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Over The Hedge: Estoy en la biblioteca

Cuando decimos que somos bibliotecarios o documentalistas, inmediatamente, todo el mundo nos identifica con la idea estereotipada que se tiene de la profesión. En realidad, a decir que soy documentalista ya renuncié hace tiempo, por el esfuerzo que supone, a mí explicar lo que es y a los demás entenderlo. Pero, lo dicho, partiendo de un perfil clásico y establecido de amante de la lectura y ordenado; llegamos a la imagen de bibliotecario callado, recatado, frustrado, huraño… que queda recogido hasta en el mundo del cómic más actual. Muy lejos está en la mente de todos el Librarian Chic y el mundo tecnológico en el que cada vez estamos más inmersos.

Tampoco creo que nadie se imagine el trabajo en una biblioteca como algo emocionante y lleno de aventuras; aunque un trabajito de verano en la Biblioteca del Queen Mary 2 no estaría mal, y lo que cuentan algunos sobre su experiencia como documentalistas no tiene desperdicio. En cualquier caso, éste trabajo también tiene sus satisfacciones y, aunque dudo mucho que nos haga ricos, seguro que sí nos compensa de muchas otras formas.

Ver tira completa

En Over The Hedge: 1. Picnic urbano, por Michael Fry y T. Lewis.

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