Hace ya un año, los bibliobloguers consideraron que era el momento de bautizar a la criatura que se estaba formando lentamente, pero que a todas luces había nacido para quedarse. Partiendo de un término ya establecido, la blogosfera, se detuvieron un instante para ser, por una vez, un poco formales, así que dejando de lado la aparente frivolidad de lo que anteriormente había sido denominaco como blogs bibliodocumentaloides, creyeron que podrían llegar a un consenso sobre el término que podría llegar a agrupar lo que era conocidos como blogs de Biblioteconomía y Documentación partiendo de Biblioblogosphere.
Blogs y biblioblogs
Si partimos de una definición de lo que es un blog, algo que no es siempre sencillo y parece un tanto ajeno al consenso, podríamos considerar que un blog es casi cualquier cosa:
La definición operativa de blog adoptada para este trabajo es el de «página creada por uno o varios autores, generalmente mediante una herramienta sistematizada de gestión de contenidos (Content Management System, o CMS), actualizada con gran frecuencia, presentada habitualmente en tono informal y orden cronológico inverso, con abundancia de hipervínculos a otros blogs y páginas, persistencia como vínculos permanentes para cada entrada realizada, y posibilidad de introducir comentarios por parte de los visitantes, moderados o no por el/los propietarios de la página».
Empero, atendiendo a esta definición, una de las más vastas posibles, Microsiervos, uno de los mayores blogs de la blogosfera, no dispone la posibilidad de realizar comentarios y no por ello deja de ser considerado como un blog. Por lo que si un blog tiene que tener comentarios, elemento de participación para sus visitantes, por naturaleza, aunque no los tenga y sigue siendo considerado un blog, ¿cuantas definiciones de blogs incompletas e imperfectas podríamos encontrarnos? Abordando el tema que nos ocupa, si no nos ponemos de acuerdo qué es un blog, ¿cómo lo vamos a hacer con un biblioblog?