Aunque hoy en día disponemos de servicios como Flickr, el acto de publicar una fotografía en Internet no debería ser un acto sencillo. Por ejemplo, en este blog no encontraréis ninguna fotografía mía; en su momento, creí que era algo completamente innecesario para tener cierta representatividad en la blogosfera. Aunque es obvio de que fui consciente de que en cuanto participase en la mesa de blogs, el misterio desaparecería y yo pasaría a ser fácilmente identificable por cualquiera, si se dedicaba un poco de esfuerzo para localizar alguna fotografía mía en la Red, considero que cuantas menos imágenes hayan en la Red mías mucho mejor.
Esto se debe a que, desde mi punto de vista, considero que el anonimato es algo deseable y más si eres un bloguer curioso. Claro que dudo mucho que alguien gustase de buscar una fotografía de un documentalista en un mundo con cosas más interesantes que ver. Pero, desgraciadamente, nunca se sabe, a veces no hacemos nada especial para dar el salto a la fama, o simplemente, la fama se trata de un desgraciado accidente.
Allison Stokke descubrió que aún llevando una vida completamente normal, una pequeña espita puede desencadenar un alud de acontecimientos para los que pocos estaríamos preparados o sabríamos enfrentarnos convenientemente. Podríamos creer que se trata de una consecuencia de la Web 2.0, uno puede ser considerado una persona más o menos normal, poseyendo las pequeñas aspiraciones que buscamos a lo largo de nuestra existencia; pero puedes descubrir que el mundo digital no se comporta así, es demasiado pequeño, y demasiado vasto al mismo tiempo. ¿Y si miles de personas tuvieran tu foto en su ordenador sin que tú lo hubieses buscado? ¿Y si, interesados por el fenómeno, los medios de comunicación se acercasen hasta a tí y provocasen el efecto contrario que tú deseas? Es decir, en vez de detenerlo amplificarlo. ¿No sería aterrador? ¿Cómo podríamos enfrentarnos al hecho de que paseando por la calle la gente nos mirase con interés a pesar de no haberlo buscado?
Un ejemplo más próximo, geográficamente, es el caso de la Chica de la mancha en el pelo. Este caso es completamente viral, puesto que parte de un reportaje del programa Callejeros de la cadena Cuatro en el que se trataba de ilustrar el consumo de múltiples sustancias por parte de los jóvenes las noches de los fines de semana. Una parte de ese reportaje saltó a la Red e inundó innumerables blogs y foros. De hecho, la chica trató de detener una bola que no se podía parar, llegando incluso a tener que intervenir Sogecable, la empresa propietaria de Cuatro.
Pero la fama no buscada, la accidental, no es algo exclusivo de la Web 2.0. Mucho antes de que el blog fuese una moda, el efecto viral ya se producía sin remedio. El ejemplo más ilustrativo es el denominado Star Wars Kid. En noviembre de 2002, un chico de catorce años imita a Darth Maul, un personaje de Star Wars, utilizando un palo de golf a modo de sable láser sin percatarse de que está siendo grabado. Se da la circunstancia que realiza su imitación en el estudio de su instituto donde una cámara se encuentra encendida. El propietario de la cinta se percata de la existencia del vídeo y comienza a compartirlo con sus compañeros y amigos hasta que la grabación salta a la redes P2P donde comienza a ser descargado de forma viral por miles de personas. De la cinta original, un chico obeso realizando ejercicios un tanto patosos, se realizan distintas versiones. Incluso, una de ellas denominada The Drunken Jedi (El Jedi Borracho) donde se le aplican efectos con disparos láser incluidos. El chico completamente humillado por las burlas y mofas a las que se veía sometido, denunció a sus compañeros. Al finalizar el juicio, se calcula que se llegó a un acuerdo con una indemnización de 150.000$, pero el daño ya está hecho, demostrando que el mundo cada día es más pequeño.
Un vídeo, o una fotografía, desencadenan reacciones en la Web, pero ¿qué sucede cuando esas imágenes las realiza una empresa? Cuando Google Maps vio la luz, se hicieron descubrimientos increíbles, tanto arqueológicos, como más mundanos, personas que hacían top-less. Entonces eran imágenes tomadas vía satélite, accidentes si se quiere considerar así, sin embargo con el nuevo servicio de Google Street View, las imágenes tomadas a pie de calle pueden ser más comprometedoras. Personas entrando en una librería para adultos o simplemente una mujer con tanga son algunas de las imágenes que los internautas se han podido encontrar utilizando este nuevo servicio.
La polémica por los efectos que puede provocar que, desde Google Maps o cualquier otro, se publiquen fotografías compremetedoras para la seguridad nacional de los países es un debate que se produjo nada más ponerse en activo el servicio. Algo que se ha refrendado con los planes terroristas que se abortaron para atentar en el aeropuerto JFK de Nueva York. Ahora, con fotografías a pie de calle, la polémica debe multiplicarse. Sin embargo, la utilidad del servicio no parece que vaya a comprometerlo, puede que en Google Maps nos encontremos ante un reflejo de la vida misma o simplemente que el mundo cada vez se hace más angosto. Pero, desde luego, refrenda el hecho de que cualquier pequeño accidente puede llegar a cambiarnos la vida sin nosotros haberlo deseado. Miles de ojos nos vigilan.
Hola Marcos,
En tu artículo tratas un tema inquietante, quisiera hacer tres apreciaciones:
-Por un lado, comparto tu opinión de que el anonimato es deseable. Perdona si no interpreto bien, pero creo que cuando dices «ser un bloger curioso», te refieres a tener realmente libertad para opinar. Creo que si una ventaja tiene la blogosfera es precisamente eso. Y poner la foto de uno en el blog, no favorece a esa libertad. En mi caso, me gratifica el hecho de que haya gente que visite mi blog, pero que lo haga porque los contenidos les parecen interesantes. Desde luego, no pretendo hacerme famoso. Además, no creo que el ámbito de la biblioteconomía sea el más «propicio» para hacerse «famoso» (una palabra que ya no se sabe bien qué sentido tiene, simplemente ser un personajillo popular, o ser alguien con méritos reconocidos).
-La cuestión de la fama no buscada es un tema sangrante. Sin duda, puede llegar a ser una intromisión en la vida privada de las personas. El ejemplo que pones de Darth Maul es muy gráfico.
-Respecto a las potencialidades de nuevas aplicaciones como Google Maps, es una materia polémica. Pero creo que, como en todo, depende de las personas el hacer buen o mal uso de los nuevos inventos. Quizá su utilización debiera revisarse periódicamente, en base a la defensa de la privacidad de las personas y de la seguridad de la comunidad. Es un tema complejo.
Un saludo cordial.
Gracias Suricato, te comento.
1. El hecho de no ser reconocido como bloguer en ciertos aspectos favorece que los hechos se desarrollen como si no hubiese nadie tomando notas. Por ejemplo, si vas a una presentación de una carrera universitaria, acudes y te comportas como uno más. Así, nosotros hicimos este post.
https://www.documentalistaenredado.net/?p=177
2. El caso del chico de Star Wars, lo cierto es que se le humilló, puesto que se grabó accidentalmente y luego se utilizaron las imágenes para mofarse de él. Sobre la chica, no sé. Es algo incomprensible desde un punto de vista racional. Pero ya se sabe, qué demonios es racional en la web?
3. Google Maps, la empresa californiana ya ha borrado la imagen de la mujer del tanga. Es cierto que son imágenes que se toman desde la calle por lo que no se invade la intimidad de las personas, pero obviamente se extralimitan por la potencialidad que tiene la herramienta para llegar a un público masivo y dejar en mal lugar a muchas personas.
Aquí el enlace sobre la eliminación de la imagen de la mujer:
http://google.dirson.com/post/3434-elimina-foto-street-view/
El tema de la privacidad y los medios electrónicos es de vedad, como adviertes, complejo y muy interesante a la vez.
Me parece, es la masificación de la fama, antes reservada exclusivamente para las estrellas de televisión. Y es que dos sentimientos contrarios están en lucha: el voyeur que todos llevamos dentro y que nos impulsa a ver las fotos de Allison Stokke, y por otro lado la profunda indefensión que sentimos cuando la bola de nieve cae sobre nosotros.
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