Categoría: Literatura
Nada podría ser más distinto al mundo que conocemos, que lo que encontró el protagonista de El mundo subterráneo, un hombre del siglo XX en una misión de rescate en el futuro de la Tierra, dentro de 500.000 años: un futuro en el que los descendientes de los humanos, los Anfibios y los Moradores, luchan por su supervivencia.
En esta novela de ciencia-ficción de 1949, el escritor S. Fowler Wright (1874-1965) desarrolló una emocionante novela de aventuras en un mundo fantástico, en el que su desbordante imaginación describe paisajes y seres sorprendentes. Pero, a pesar de que somos incapaces de reconocer apenas nada que nos recuerde nuestro mundo, Wright no pudo dejar de introducir en ese futuro tan lejano y extraño algo que no nos es ajeno: libros, bibliotecas… y bibliotecarios.
Hoy, junto con el Diario el País, se puede adquirir el libro “El nombre de la rosa” de Umberto Eco, que a su vez fue adaptado al cine por Jean Jacques Annaud. Si no lo poseéis en vuestras bibliotecas ahora es el momento de poder incorporarlo a un precio casi irrisorio dentro de su promoción «Novela Histórica«. Por supuesto que es el primer libro que me leí desde que tengo uso de razón, localizándolo milagrosamente en una época en la que era difícil encontrarlo en las librerías no sé muy bien porqué. Ya le dedicamos un texto a este libro y ahora el diario que lo promociona nos regala un texto muy curioso que podéis leer durante un breve lapso de tiempo.
Si no leéis diarios, maldita sea, compradlo hoy. Desde luego que merece la pena.
Ya se habló hace tiempo en Véase Además de las Leyes de Murphy para bibliotecario, algunas insuperables desde luego, pero lo que os recojo en este post son las que se publicaron en el libro La Ley de Murphy de Arthur Block y tienen relación con el mundo de las bibliotecas y el libro.
Espero que las disfrutéis tanto como yo.
Hace apenas unos días, el 24 de marzo, se celebraba el centenario de la muerte de Jules Verne (1828-1905), el genial escritor francés que a través de sus muchos relatos pudo adelantarse a lo que hoy ya es una realidad, pero que para aquel entonces podría tratarse perfectamente de lo que denominamos Ciencia – Ficción.
En la memoria de todos están las aventuras del capitán Nemo y su Nautilus, un buque capaz de navegar bajo el agua y que sería inventado más tarde curiosamente por un español, hablo claro está del submarino; o el viaje a la Luna que, aunque en una bala de cañón, describía perfectamente cómo debían retornar los cohetes; y por supuesto, los nuevos hallazgos en la literatura visionaria de Verne, algo parecido a Internet e incluso a los weblogs.
Acabamos con Stephen King, en realidad, buscaba este relato cuando encontré el de Policía de la Biblioteca. Dos al precio de uno. Sinceramente, después de releérmelo os recomiendo que veáis, cosa que ya habréis hecho, la película Cadena Perpetua. Desde luego que la película es superior tanto en la trama como en drama del hombre inocente condenado injustamente.

Pero mientras, un extracto del libro referida a la biblioteca de la prisión donde la historia toma lugar: