La dependencia de la profesión bibliotecaria/documentalista de la informática es un hecho, desde los primeros catálogos informatizados, individualizados para cada biblioteca, a los catálogos en línea y los colectivos; y desde las bases de datos bibliográficas en CD-ROM, a las ahora también en línea. De esta forma, la eficiencia y eficacia de nuestro trabajo se ven condicionadas en gran medida por el diseño de estos instrumentos imprescindibles para cualquier profesional; desde luego, no quito, ni la responsabilidad de cada cuál, ni su mérito, a la hora de lidiar con semejantes instrumentos.
Sin embargo, tal parece que la importancia de esta herramienta y su incuestionable interacción con sus usuarios -sin entrar en detalles de si se trata de un usuario "profesional", un bibliotecario o documentalista, o un "consultor", lector o investigador-, han pasado totalmente desapercibidas para la gran mayoría de diseñadores. Al menos, a esa conclusión he llegado tras intentar consultar la nueva base de datos de la Oficina Española de Patentes y Marcas sobre invenciones y diseños en español: INVENES.
Cada cierto tiempo, las instituciones públicas (principalmente, en el caso de catálogos de bibliotecas) y las privadas, dan un lavado de cara a su imagen y, por ende, a su catálogo, implementando lo que todos esperaríamos fueran mejoras. Estas "mejoras", en la mayoría de las ocasiones, no suelen ser tales, o al menos no suelen ser demasiado aceptadas y la nueva versión tiene muchas veces más detractores que la precedente. Aquí tengo que reconocer que a nuestros profesionales no suele gustarles demasiado los cambios.
En el caso de la Oficina Española de Patentes y Marcas, el cambio no ha sido de imagen, sino exclusivamente de su base de datos de patentes españolas; pero para el cambio que han hecho ¡que me quedo como estoy!
La nueva base de datos INVENES, viene a sustituir a la anterior, OEPMPAT, que tampoco brillaba por la usabilidad de su diseño. Aquella presentaba una imagen bastante anticuada y una búsqueda en la que la consulta continua de la ayuda era casi imprescindible, pero, claro, para eso está la ayuda. A pesar de ésta, que nos aleccionaba sobre qué buscar y cómo, la vieja OEPMPAT respondía el 50% de las veces con incomprensibles mensajes de error en la estrategia de búsqueda, que ninguna ayuda podía solucionar. O, tal vez, torpe que es una.
Pero ahora la nueva base de datos de patentes INVENES -que muy amablemente nos invita la Oficina de Patentes a "consultar por nosotros mismos"-, ha hecho que añore la anterior, con sus errores de búsqueda y sus deficiencias. Desde el primer momento en que hay que intuir que la manera de entrar en la base de datos es pinchar en la "V" del final de la página, en vez de en el enlace que hay justo al lado, ya podemos deducir que la usabilidad no era una de las prioridades de su diseñador. A partir de aquí, la odisea se prolonga durante todo el proceso de búsqueda: qué pasos hay que dar para realizar la búsqueda, qué quiere decir cada icono (¡gracias por los textos que los acompañan!), cómo obtener los documentos en pdf, cómo obtener un listado de documentos con su referencia y su resumen… Y claro, en esta ocasión la ayuda te descubre funcionalidades e iconos que, al menos en mi pantalla, jamás se ven reflejados.
Es posible que el rechazo en mis primeros contactos con esta base de datos se deba a que, siguiendo la tónica profesional, tampoco me gusten los cambios. O que mi conocida actitud crítica me predisponga contra este nuevo diseño. Pero creo que los problemas que plantea su uso para cualquiera que no sea experto en la consulta de bases de datos y sus intríngulis, hará que más de uno decida desistir del intento y patentar lo patentado.
Mi lucha con esta base de datos, me ha recordado un artículo de Carina Farreras, publicado en el diario La Vanguardia en 1994, titulado "Las empresas europeas pierden unos 3,4 billones en investigar innovaciones ya patentadas". Farreras llamaba la atención en su artículo sobre las pérdidas en tiempo, dinero y recursos humanos que se producían por investigaciones que no eran novedosas, y cómo la Oficina Europea de Patentes intentaba minimizar estas pérdidas con su entonces nueva base de datos de patentes en CD-ROM, entre otros servicios. Este artículo citado por P. Escorsa y R. Maspons en su libro De la Vigilancia Tecnológica a la Inteligencia Competitiva, dejaba muy claro el concepto de Vigilancia Tecnológica y su importancia en el desarrollo tecnológico de una empresa, de una industria o incluso de un país.
Evidentemente, estas cuestiones nimias no se tienen en cuenta en ciertos ambientes. Pero no voy a echar más leña al fuego, que cada cual vea y opine. Lo que está claro, es que esta situación nos beneficia a los documentalistas: si hacen el proceso de búsqueda incomprensible, los profesionales tendremos campo para desplegar nuestras habilidades y no nos quedaremos sin trabajo.
También podría hablar largo y tendido sobre el diseño de las Intranets, pero ¿para qué deprimirnos?