Saltar al contenido →

Categoría: Homo Digitalis

Confesiones de un Homo Digitalis

La enfermedad Red… No todo está en Internet

El artículo Overcoming net disease: The risks in depending solely on the internet for competitive intelligence research intenta ilustrar de la necesidad de acudir a otras fuentes que no sean Internet y, por ende, Google o más recientemente la Wikipedia como fuente única de información. Aunque el texto está enfocado hacia la Inteligencia Competitiva, un término que debería a estas alturas ser familiar a todos los documentalistas, es una ilustración perfecta de que todo ni tiene que ser gratuito ni necesariamente encontrarse disponible en Internet. De hecho, la Red, a pesar de ser una fuente inagotable de la información, jamás contendrá toda la información relevante que podríamos llegar a necesitar, ni la que pudiésemos considerar.

Otro de los problemas que nos plantea la Red, es la fiabilidad de la información publicada. La consideración de una fuente de información en Internet como verídica, no es tarea sencilla y en muchas ocasiones tomada a la ligera por la mayoría de los internautas. El ciberplagio, la toma de informaciones como propias de fuentes extraídas de la Red sin cita, es algo que ya sobrepasa los niveles académicos universitarios, qué decir de niveles inferiores, y/o de la investigación. Los profesores podrán hacer la vista gorda ante sus intrépidos alumnos que les tratan de colar un trabajo extraído de, por ejemplo, El Rincón del Vago, pero es un aviso para navegantes el indicar que las habilidades tecnológicas y de recuperación de la información de los maestros en la Red es superior a la que tenían hace tan sólo cinco años.

Más fácil -en lo de nos ser descubiertos- lo tienen aquellos que dispongan y entreguen sus trabajos de investigación por encargo, como si el conocimiento se pudiese comprar y no fuese fruto del trabajo constante y la ilusión e interés por una materia, aunque errarán el tiro. Acabarán engañados en su propia inopia al tratar de obtener cierto título para descubrir posteriormente que, esta vez, lo comprado en Internet no les es útil en determinados ámbitos ni ante determinadas situaciones. Como se anuncia actualmente en España, hoy en día, a la vida no se viene con un traductor [de inglés] bajo el brazo.

La información y el conocimiento se han convertido en algo que es accesible y sencillo de utilizar, cualquiera puede consumirlos y disponer de ellos. Sin embargo, la información de calidad se sigue publicando principalmente en papel de acuerdo con ciertos criterios editoriales. La información que realmente necesitamos para la toma de decisiones a veces no se encuentra ni impresa ni en prensa, debemos buscarla y generarla. Se halla en la revista que no se vuelca en la Red, en libros colocados en estanterías esperando que alguien los desempolve, en mentes que trabajosamente estudian a lo largo de los años para desembocar un trabajo final en una tesis o un artículo científico o incluso en las empresas.

La enfermedad Red es un defecto de la sociedad tecnológica actual saltando desde lo analógico sin tener en cuenta la disrupción y el error que esto provoca. El conocimiento acumulado anterior no puede ser trasladado inmediatamente a una caja de texto en la pantalla de bienvenida de un buscador. Mientras que la conjugación masiva Ctrl+C-Ctrl+V con lo hallado en la Red debería ser lo último que tendríamos que realizar como estudiantes, profesionales o investigadores. A pesar de que, por supuesto, no negaré la mayor de que la tentación siempre estará ahí. Por los siglos de los siglos.

3 comentarios

La Ley de Moore semántica

Hace relativamente poco tiempo, os invitábamos a conocer un poco más todo lo que se movía en torno a la denominada Web 2.0 mediante una serie de glosarios. Tal vez, debido a esta vorágine a la hora de acuñar nuevos términos para conceptos más o menos relacionados entre sí ha llevado a algunos a enunciar la Ley de Moore semántica. Para aquellos que lo desconozcan, la Ley de Moore es una ley empírica sobre el desarrollo de la tecnología que  "expresa que aproximadamente cada dos años se duplica el número de transistores en una computadora." Su predicción ha favorecido la profileración de tecnología en todos los ámbitos de la sociedad y se ha convertido en una de las bases del motor del rápido cambio tecnológico.

 El concepto de la Ley de Moore semántica, acuñado por Carlos Scolari, sería el siguiente:

Existe una ley de Moore semántica que trabaja del mismo modo que la aceleración tecnológica; promoviendo una obsolescencia terminológica planificada, abandonando conceptos de poco uso y rediseñando nuevas palabras constantemente, pensando más en el marketing viral que en su necesidad lingüística. Con esta lógica, algunos términos se convierten en potentes memes y se reproducen ganando visibilidad, como es el caso del concepto Web 2.0.

Un lugar donde podemos comprobar el rápido reemplazo terminológico es la sección de la revista Wired, "Wired|Tired|Expired", convirtiéndose en un termómetro de tendencias que pueblan las conversaciones de la vanguardia cibercultural.

11 comentarios

Privacidad e Internet (1): Te he visto en otro lugar, pero no sé dónde

Aunque hoy en día disponemos de servicios como Flickr, el acto de publicar una fotografía en Internet no debería ser un acto sencillo. Por ejemplo, en este blog no encontraréis ninguna fotografía mía; en su momento, creí que era algo completamente innecesario para tener cierta representatividad en la blogosfera. Aunque es obvio de que fui consciente de que en cuanto participase en la mesa de blogs, el misterio desaparecería y yo pasaría a ser fácilmente identificable por cualquiera, si se dedicaba un poco de esfuerzo para localizar alguna fotografía mía en la Red, considero que cuantas menos imágenes hayan en la Red mías mucho mejor.

Esto se debe a que, desde mi punto de vista, considero que el anonimato es algo deseable y más si eres un bloguer curioso. Claro que dudo mucho que alguien gustase de buscar una fotografía de un documentalista en un mundo con cosas más interesantes que ver. Pero, desgraciadamente, nunca se sabe, a veces no hacemos nada especial para dar el salto a la fama, o simplemente, la fama se trata de un desgraciado accidente.

Allison Stokke descubrió que aún llevando una vida completamente normal, una pequeña espita puede desencadenar un alud de acontecimientos para los que pocos estaríamos preparados o sabríamos enfrentarnos convenientemente. Podríamos creer que se trata de una consecuencia de la Web 2.0, uno puede ser considerado una persona más o menos normal, poseyendo las pequeñas aspiraciones que buscamos a lo largo de nuestra existencia; pero puedes descubrir que el mundo digital no se comporta así, es demasiado pequeño, y demasiado vasto al mismo tiempo. ¿Y si miles de personas tuvieran tu foto en su ordenador sin que tú lo hubieses buscado? ¿Y si, interesados por el fenómeno, los medios de comunicación se acercasen hasta a tí y provocasen el efecto contrario que tú deseas? Es decir, en vez de detenerlo amplificarlo. ¿No sería aterrador? ¿Cómo podríamos enfrentarnos al hecho de que paseando por la calle la gente nos mirase con interés a pesar de no haberlo buscado?

5 comentarios

La Web 2.0 acabará con la ortografía

Desde siempre, se ha considerado que uno de los (supuestos) grandes garantes del buen uso del lenguaje escrito han sido los medios de comunicación. Sin embargo, el uso de las nuevas tecnologías y sus consecuencias les está alcanzando y, a pesar de disponer de libros de estilo que concretan cómo los redactores deben de redactar sus textos, Internet y su inmediatez está amenazando lo que se consideró como formalidad en el lenguaje. La Red permite escribir de una forma más directa y desaliñada a nuestro público, mientras que, al mismo tiempo, es más licenciosa en el uso de la ortografía. Por supuesto que esto no es extensible a todos los medios de comunicación y existen aquellos que se felicitan cuando se avala su buen hacer a la hora de cuidar la lengua, aunque no se puede negar que la influencia de los blogs y de la denominada Web 2.0 van a echar al traste todo posible esfuerzo para mejorar los usos de la lengua castellana.

No me voy a erigir en este punto como nuevo garante del castellano, puesto que los blogs ya se han quejado profundamente de las faltas de ortografía de sus visitantes. Como podréis imaginar, una de las mayores lacras es la extensión del lenguaje comprimido del teléfono móvil debido a la falta de espacio de los mensajes SMS (Nunca transmitir 160 bytes había sido tan caro) a Internet. Tanto es así que se creó el Comité Contra las Faltas Voluntarias y el Lenguaje SMS, cuyo objetivo es hacer ver a los jóvenes, y a los no tan jóvenes, la importancia que tiene escribir correctamente fuera de la pantalla del móvil. La gente tiende a equivocarse voluntariamente utilizando un lenguaje para ahorrar caracteres en sitios donde el límite de carácteres no existe. Esto, obviamente, no es correcto, además de que a muchísimas personas les cuesta entender ese vocabulario. Un esfuerzo loable por ser enteramente voluntario, pero poco tienen que hacer frente a la nueva manera de erratas que constituyen los Hoygan u Hoigan, que se trató de definirlos de la siguiente manera:

HOYGAN u HOIGAN es un neologismo nacido en Internet con el que algunos describen de forma paródica a los usuarios que, por descuido o por presumible bajo nivel cultural, escriben en los foros con multitud de faltas de ortografía. Además de los errores ortográficos y gramaticales, escriben a menudo para pedir cosas imposibles, para solicitar regalos que nadie les va a enviar o para que les presten algún tipo de ayuda.

Aunque naturalmente hay usuarios del tipo HOYGAN en todas partes, el nombre “hoygan” en vez de “hoye” se debe a que son a los hispanoamericanos a los que más se les atribuye este adjetivo, pues usan ustedes en vez de vosotros.

Aunque todos los esfuerzos quedarán en nada cuando la Web 2.0 ya lo inunda todo, incluso las chuletas de los exámenes, a pesar de que para algunos esta nueva forma de escribir la lengua castellana es completamente ininteligible.

12 comentarios

Hay, entre todas tus memorias, una que se ha perdido irreparablemente

Recuerdo perfectamente que, cuando era niño, a mis hermanas y a mí nos encantaba grabar nuestras voces a modo de juego para inmediatamente después oírnos y echar unas risas. Como sabéis, los juegos de niños no están planificados, son espontáneos y caóticos por lo que aquella cinta, curiosamente sólo jugábamos con una y sólo con esa, disponía de distintos cortes apilados uno tras otro que nunca llegaban a estar completos, pero que escuchados ahora los consideraría maravillosos.

Aquellas vocecitas, que no reconoceríamos como propias, se han perdido irreparablemente; primero porque no sé dónde se halla la cinta y segundo porque no sabría cómo volcar aquella información a un formato más manejable en el siglo XXI. Es obvio que la digitalización del audio sería una de las principales opciones, aunque debo de aclararos que primero debería hallar el documento original, la cinta de cassette.

Es cierto, es una torpeza mía, sí, pero a veces los documentos antiguos se dejan en un cajón a esperar mejores tiempos y de tanto esperar se acaban extraviando. Me sucedió a mí, un documentalista despistado, y le sucedió de una forma más pecaminosa a la NASA cuando admitió que las cintas del primer alunizaje se habían perdido, aunque ante tal revuelo finalmente algunas se encontraron. En cualquier caso, tampoco deberían sorprendernos estos desaguisados de la NASA, si son capaces de enviar a sus astronautas al espacio con tecnología de los años 80, mientras se vuelven locos para localizar esa tecnología obsoleta para poder seguir haciéndolo.

Comentarios cerrados

Las cosas han cambiado

People are crazy and times are strange
I’m locked in tight, I’m out of range
I used to care, but things have changed

Things have changed de Bob Dylan

 Creo que tengo la constatación de que me hago viejo poco a poco. Para demostrarlo, sólo tengo que ofreceros una idea: Si el lanzamiento del nuevo Windows Vista, que se supone que se realizará a finales de año, se hubiese producido hace dos años automáticamente me hubiese puesto a salivar cual perro de Pavlov. O puede que mucho peor, tal y como cuentan en Informática para no especialistas, me hubiese bajado la versión beta, y además de instalado, hubiese estropeado el ordenador como en los mejores tiempos. Pero, hoy por hoy, ante el nuevo Windows tan sólo siento cierta indiferencia.

No voy a negar que, por supuesto, el que tuvo retuvo y no huyo de los pantallazos que se van publicando en distintos blogs y los adelantos que realizan los medios de comunicación que tratan de mostrar una idea de lo que nos deparará el nuevo sistema operativo. Sin embargo, mi interés es casi nulo y aunque podría aducir que tal vez se deba a que soy consciente de que no podría instalar ese sistema en mi ordenador sin la necesidad de tener que comprarme uno nuevo, lo curioso es que en otro tiempo, hubiese pensado: Si hay que comprarlo se compra. En fin, creo que le he cogido cariño al que tengo (A pesar de que la letra A amenaza con borrarse completamente) y no pienso abandonarlo hasta que no se caiga a trozos (Él nunca lo haría).

3 comentarios

Malditos chistes en lenguaje binario

La primera vez que leí el chiste, no lo comprendí y me sentí completamente frustrado. De hecho, la primera vez que vi aquella frase estaba impresa en una camiseta, una camiseta que me hubiese gustado llevar. El chiste decía:

Hay 10 tipos de personas, los que entienden el código binario y los que no.

Entonces consideré que, como conocía los rudimentos del lenguaje binario, debería saber descifrar aquella frase a la que no le veía la gracia. Sin embargo, no lo conseguía a pesar de abordarla en distentas ocasiones. El misterio duró unas semanas, mientras aquellas palabras martilleaban mi cabeza. Pensé que yo debía pertenecer al resto de personas que no entendían el binario, pero no fue fue hasta la lectura de un chiste de Forges, publicado en el diario El País el 24 de agosto, cuando me percaté de mi error. Aquella frase wur me atormentaba no podía ser dicha en voz alta, tan sólo podía ser leída para tener sentido.

44 comentarios