Ya han pasado más de un mes desde que recogimos en el Documentalista Enredado la noticia de que Google iba a lanzar su propio servicio de correo electrónico gratuito. En aquel momento, 1 de abril, se afirmaba que tan sólo 1000 personas tendrían acceso al servicio de correo mientras se iban perfilando las aristas de un nuevo servicio, que se encontraba, y se encuentra, en fase beta.
Sencillamente, la comunidad internauta se entusiasmó con un servicio lanzado desde el buscador de referencia y que proseguía con su filosofía de lo sencillo es bello, a la vez que otorgaba más capacidad de buzón que ninguno de los competidores. La cifra de 1000 Mb que ofrecía Gmail provocó una reacción inmediata en la Red, los competidores de Gmail se vieron obligados a anunciar el aumento de la capacidad de los buzones de sus usuarios para evitar dentro de lo posible una espantada generalizada. Mientras tanto, los internautas se ponían caninos ante sus ansias de probar, curiosear y poseer una cuenta de correo situada en el servidor gmail.com; el espectáculo estaba servido a la vez que se entregaban las primeras invitaciones para acceder a una cuenta. Claro que, en honor a la verdad, no era menos que los demás. Pero, tuve que esperar pacientemente a que las cosas se tranquilizasen. Los rumores de apertura de Gmail a no invitados, se sucedieron erróneamente.
Finalmente, el 21 de septiembre dos personas me invitaron a Gmail, obviamente acepté tan sólo una, pero gracias de todas formas Josep G., para ser completamente sincero era algo que esperaba desde hacía tiempo y la invitación me abrió las puertas del cielo. ¿O no?
En Barrapunto, alguien se preguntaba si realmente Gmail llegaría a derribar a empresas que estaban afianzadas desde hacía largo tiempo en el mercado del correo electrónico gratuito. En realidad, si habíamos sobrevivido con 2, 4 o 6 Mb desde hacía dos años, porqué no nos conformaríamos con “sólo” 100 de Yahoo o 250 de Hotmail, aunque éstos todavía se esperan y parece que llevarán trampa. Además el servicio de Gmail todavía tiene que mejorar bastante para poder ser tenido en consideración a la hora de arrebatar posiciones a los grandes.
Si bien la comunidad internauta se ha puesto a trabajar desarrollando nuevos programas para mejorar la experiencia con el correo de Google, estos desarrollos no muestran nada más que sus carencias que imagino que ya se han aprestado a resolver. Esencialmente, me parecen muy interesantes las facilidades que se han dado para convertir Gmail a Pop3 y SMTP, poder utilizar un cliente de correo; además de la posibilidad de utilizar la cuenta de Gmail como un disco duro virtual. Claro que estos programas están diseñados esencialmente para ser utilizados en Windows y en esto consiste otro de los principales problemas de Gmail.
Gmail necesita para funcionar que Active X sea reconocido y esté activado en el navegador con el cual estemos trabajando. Esto supone una serie de problemas de accesibilidad a la cuenta que todavía no están resueltos. Versiones posteriores a Mac-OS X, sistema operativo de Apple, es un tanto complicado, por no decir imposible, entrar. Hace relativamente poco tiempo que Safari es un navegador aceptado por Gmail.
Por otro lado, y de momento, la interfaz de Gmail está en inglés y aunque posee funcionalidades interesantes, no debemos olvidar que la experiencia que tiene, por ejemplo, Yahoo! en cuanto a la interfaz y servicios de correo electrónico, quita enteros a Gmail. La sencillez, que a veces se nos ha tratado de trasladar a Usabilidad, no es óbice para que algo sea más fácil de utilizar. En general, todos los servicios de correo siguen unas mismas estructuras para facilitar su uso y Gmail no puede ser una excepción.
Claro que los problemas también se han presentado para este servicio de correo, y es que no debemos olvidar que Gmail tiene una vía de financiación muy peculiar. Sencillamente, escanea el contenido de los mensajes que se envían y se reciben para ajustar los contenidos de Adsense para mostrar publicidad. La polémica sobre la privacidad de los usuarios se sirvió rápidamente, sin embargo, no con la suficiente fuerza para frenar el servicio que sigue adelante.