En la vida de todo estudiante, durante la carrera o al finalizar ésta, llega el momento en el que hay que elegir entre trabajar o seguir formándose. Es cierto que no siempre se trata de una decisión tomada libremente, sino que más bien son las circunstancias las que deciden por nosotros; pero una u otra opción determinará seguramente nuestro futuro profesional y también nuestra futura «frustración personal». Evidentemente, esta «opción vital» se da en todas las carreras y profesiones, pero en el caso de la Biblioteconomía, en que podemos introducirnos laboralmente de forma progresiva (un médico no empezaría nunca como auxiliar de medicina), hacen que, como Bibliotecarios/Documentalistas, la decisión sea aún más difícil.
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Durante el 21º Encuentro sobre la Edición, los editores aportaron algunas cifras que colocaban a España dentro de una situación bastante deficiente en cuanto inversión en bibliotecas públicas respecto a la Unión Europea. Los datos que se aportaron durante la jornada sirvieron para comenzar el debate tanto en la lista de distribución de Iwetel como en la blogosfera. Desgraciadamente, los comentarios devinieron a críticas directas respecto ciertas actuaciones de las asociaciones profesionales de Biblioteconomía y Documentación que no era objeto principal del debate que fue atajado de raíz tan pronto como las direcciones de las asociaciones aludidas replicaron.
En cualquier caso, si por una vez que en los medios de comunicación (y tan sólo en unos pocos) aparece reflejado el lastimoso estado en que se encuentran las distintas bibliotecas de este país comenzamos a afilar los cuchillos para buscar responsables entre nosotros, es bastante improbable, por no decir imposible, que avancemos un tanto para la solución de este problema. No debemos olvidar que la falta de inversiones desde las distintas administraciones tiene un problema de base que casi lo justifica y que se inicia desde la falta de lectores en España. Obviamente, sin demanda no parece necesaria la destinación de recursos, puesto que es algo que no es reclamado desde la sociedad. Desgraciadamente, para este país es más importante un campo de golf en un pueblo que una biblioteca municipal decente, pero este es un hecho que cada vez se vuelve más real.
Los principales hechos que los editores denunciaron durante su encuentro fueron:
Dedicado a Bárbara para que me haga caso, si quiere, puesto que no es baladí.
Alguien dijo que en esta profesión deberíamos estar preparados para casi todo y razonó que seguramente acabaríamos en cualquier tipo de empresa / institución para trabajar en el mejor de los casos. En el peor, iríamos saltando de una a otra, posiblemente sin mucha relación de la última con la anterior. Por supuesto que los hay que afirman que lo que deberíamos hacer es especializarnos, enfocar nuestra carrera hacia un objetivo y andar hacia él. Pero, desde mi punto de vista, y después de lo que he vivido, de lo que he visto y de lo que me han contado; me quedo con el primer razonamiento: Hay que saber un poco de todo para poder afrontar el futuro. Adaptabilidad lo llaman, por lo que pueda pasar o porque cerrarnos en cuanto a una opción no es lo más seguro teniendo presente la situación de nuestro mercado laboral.
Hace ya cinco años que acabé la diplomatura en Biblioteconomía y como muchos recién diplomados consideré que ya era hora de comenzar a buscar trabajo (relacionado con mi carrera, un trabajo relacionado con los fast food no cuenta) aunque aún me aguardase la titulación de Licenciado en Documentación por delante. Todos sabemos que el paso de la universidad al mundo laboral siempre es incierto, sin embargo en mi caso parte del camino ya estaba hecho. La razón es sencilla, puesto que nada más empezar mi tercer curso en la Universitat de València ya me había dedicado a enviar mi currículum a distintas empresas convenientemente seleccionadas. De octubre a mayo, nada supe de ninguna de ellas, pero cuando todo parecía perdido, cuando todo indicaba que trabajaría en una empresa que nada tenía que ver con el mundo de la información (¿Recambios de coches?), recibí una llamada de teléfono para realizar una entrevista de trabajo en una de aquellas empresas.
La entrevista se desarrolló de una forma bastante curiosa y de aquello tengo, y creo que de aquel año en particular, un grato recuerdo. Primero, acudí a la entrevista con una terrible infección de oídos que me producía un gran dolor, segundo llegué un poco pronto y el entrevistador todavía no había llegado después de comer, por lo que la tensa espera añadida a mis molestias aumentaba mi grado de nerviosismo. Claro que si acudes a una entrevista de trabajo en el primer medio de comunicación impreso, en cuanto a audiencia, de la Comunidad Valenciana no es para menos. Poco importa si casi no puedes abrir la mandíbula para articular palabra o que tus pensamientos se deriven hacia el dolor del oído izquierdo; afortunadamente, mi elemento son las entrevistas cara a cara, salí bastante satisfecho de ella y por lo visto fue muy bien.
Durante el mes de mayo, la mayoría de los estudiantes están preparando los exámenes de junio y yo no era una excepción, salvo por el hecho que a mí tan sólo me restaba uno, además de tener que presentar la memoria del Practicum obligatorio de la diplomatura. Todo aquello se trató en la entrevista y, posteriormente tras distintas conversaciones que tuve con mi entrevistador, se me ofreció un mes de prueba para ver cómo me adaptaba al funcionamiento de la empresa y darme la oportunidad de finalizar mis estudios (Cuestiones de categoría profesional, me temo). Es obvio que todo se desarrolló correctamente y otra de las anécdotas de aquel año pasa precisamente por la entrega de la memoria del Practicum. Aquella entrevista también la recuerdo especialmente, sobre todo por un comentario final que mi tutora me hizo: "Y a partir de ahora, os soltamos y debéis buscaros la vida"; a lo que yo le respondí: "Yo ya encontré trabajo" (El acento estaba en que había un contrato de por medio).
Es probable que no sepáis qué hacíais o dónde estabais el 3 de julio de 2000, lunes, desde luego que la importancia de esta fecha es relativa, pero aquella fecha marca definitivamente el inicio de mi carrera como documentalista en un medio de comunicación. Así, partí de un contrato de seis meses que se prorrogó hasta alcanzar uno indefinido que se cruzó con una oferta en la delegación de Antena 3 en Valencia que finalmente rechacé para mi fortuna. Sobre lo que pueda contar de todo este tiempo, cinco años nada menos, es mucho. Pero esencialmente y sinceramente, la conclusión es que me he hecho viejo y puede que un poco pedante. Recuerdo perfectamente que cuando comencé como un becario más, me enfrentaba a las preguntas del resto de becados de una forma completamente distinta a lo que lo hago ahora. Todavía recuerdo como Luisa me pedía fotos de distintos pueblos en fiestas sin que hubiese demasiada fortuna.
Si antes me desquitaba con las cuestiones que me hacían los usuarios recién llegados, ahora simplemente emito una sonrisa de complacencia: "¿Estás seguro que quieres recuperar eso de esa manera?" O "¿Todo sobre esto? ¿Estás seguro?" Definitivamente, reconozco que es una falta mía y puede que grave, pero a estas alturas casi no puedo evitarlo, llamémoslo respuesta a la ingenuidad del usuario.
Desde luego que mucho he recorrido ya, aunque no lo suficiente, a mucha gente he conocido y de diversa índole, algunas me recordarán, otras simplemente me obviarán, pero yo todavía trato de recordarlas capturando el recuerdo. Anécdotas pueden haber muchas, como aquel que nos dejó tras permanecer tan sólo un día en la redacción, razones de atención dedicada hacia su persona arguyó.
Como podréis imaginar, los medios de comunicación son las herramientas ideales par ir marcando los pasos de la Historia. Algunos de esos momentos los he tenido trabajando, como el 11-S, ahora sí que recordaréis dónde os encontrabais, o el día que falleció el Papa. Sobre el 11 de septiembre de 2001, los ataques comenzaron a difundirse en los medios españoles a las 15h, yo entraba a trabajar a las 16h. Cuando llegué al periódico, la redacción estaba desierta, algo completamente inusual, pero es que todos se encontraban hipnotizados enfrente de un televisor que poseía un sub-director en su despacho. Desde luego que aquella tarde fue bastante larga para todos, mientras algunos transmitían sus miedos vaticinando el comienzo de una guerra sin saber muy bien contra quién.
Sobre la muerte del Papa, aparentemente fui el último en enterarme, lo cual es bastante gracioso cuando yo estaba trabajando dentro del diario. Si la noticia se difundió en torno las 21:30 21:40 de la noche, yo a las 22h me disponía a salir de trabajar hacia una cena con las amistades, mientras cruzaba la redacción un sub-director me preguntó:
– ¿A dónde crees que vas?
– Me iba ya, ¿por? – respondí.
– El Papa ha muerto.
Y aunque no era una noticia bomba, puesto que era obvio que el deterioro del Papa era irreversible, tenía sus consecuencias, así que permanecí en el periódico durante una hora y media más. Por supuesto que tuve que cenar casa, cosas del oficio me temo.
En cualquier caso y a pesar de todo, de los disgustos, de las discusiones, de las frustraciones y de las alegrías que van aparejadas con cualquier trabajo; os debo de decir que ha sido y es una experiencia muy grata y esun trabajo que no me canso de hacer. Trabajar en un medio de comunicación nos enfrenta al cambio continuo, a veces súbito, de las necesidades de los usuarios y desde luego que los materiales en cuanto a forma y contenido. Considero quees un verdadero reto para los documentalistas trabajar en un medio de comunicación y una verdadera oportunidad para cualquiera de nosotros la oportunidad de trabajar en ellos. Por supuesto que yo nunca dejé, ni he dejado, de estudiar por trabajar en el periódico, la obtención de la licenciatura en Documentación era un objetivo completamente secundario, que he aprendido mucho con mi trabajo en el periódico y fuera de él.
Permitidme ahora una guinda como colofón a este texto. Este dibujo está dedicado de Ortifus a sus compañeros del diario Levante en un suplemento extra que se editó en mayo de 1987. Puede que los documentalistas informativos todavía desprendamos en este dibujo los tópicos de guardianes de la documentación, sin embargo merece la pena:
Según me dicen, mi único pecado al escribir en este blog consiste en que siempre intento arrimar el ascua a mi sardina. En este caso, nuestra sardina, puesto que siempre intento enfocar las noticias que voy descubriendo a la Documentación y los documentalistas, aunque parezca que no tengan nada que ver con nosotros. Personalmente, creo en nosotros y en lo que escribo, que la Sociedad desconozca el trabajo que realizamos los profesionales de la información desde luego que no es su responsabilidad última, pero se está demostrando que ciertos proyectos empresariales funcionarían mejor si hubiese realmente un documentalista dentro de ellos.
Así que permitidme que esta vez tome prestada la frase guerrera del biblioblog Véase Además, para relataros una serie de acontecimientos que curiosamente se han ido encadenando sucesivamente y que me hacen creer que esta bitácora, y cualquier otra por supuesto, tiene cierta utilidad más allá que el perder el tiempo como alguien me dijo una vez. Que los documentalistas tenemos un rol a desempeñar dentro de la empresa privada y de la empresa pública que excede, desde luego, el ámbito bibliotecario, archivístico y de los centros de documentación.
Ante todo, os debo de confesar que cada una de estas situaciones que aquí os cuento, son para mí completamente sorpresivas y me intriga el futuro, que convenientemente gestionado, puede estar abriéndose ante nosotros sin que nos percatemos realmente de lo que está sucediendo. Además, estos tres hechos ahondan mi satisfacción por la profesión que escogí en su momento y que ejerzo hoy, incluyendo mi convencimiento de la potencialidad de Internet y de la incipiente blogosfera como medio de comunicación.
Nadie podrá negar que el modelo económico en España está evolucionando desde los distintos sectores económicos (Agricultura, industria y servicios) debido a la Globalización de los mercados. Los retos a los que nos enfrentamos pasarán por ser traumáticos en algunos de estos sectores debido a que no se ha fomentado convenientemente la transición económica ante el brutal cambio industrial que se avecina. Las grandes inversiones que están realizando algunas compañías nacionales e internacionales en territorio asiático, sumada a la gran capacidad competitiva de estos países (no entramos en consideraciones), que seguramente realizarán su revolución económica durante este siglo XXI; nos abocan sin remedio a una transformación esencial dentro del marco económico en el que vivimos. Ya escribí en otro artículo sobre la necesidad del cambio, que la economía española debía encarar de una vez la transición de la Sociedad Industrial desde la que partimos hacia la Sociedad del Conocimiento. No cabe duda de que si se quiere sobrevivir la transición debe comenzar sin demora y podemos estar seguro que la economía de España puede hacerlo sobre todo porque tiene mano de obra lo suficientemente bien formada para mostrar sus capacidades a la hora de asumir este reto. Pero, debemos de reconocer que lo que se echa en falta son infraestructuras y capacidades materiales para ello.
Los documentalistas somos conscientes que debemos tomar parte de una forma proactiva en este cambio, que seremos el vértice en esa transición, que la Sociedad del Conocimiento será un peldaño más hacia nuestro reconocimiento dentro de la Sociedad como profesionales capaces y útiles para su desarrollo. Sin embargo, todavía tenemos que derrocar algunas estructuras internas del pasado que permanecen, debemos de creer en nosotros y, sobre todo, ser capaces de asumir los retos que actualmente se nos presentan y superarlos.
Todos los años, la Universitat de València organiza unas sesiones informativas sobre las diferentes titulaciones que imparte para los alumnos de nuevo ingreso. Aunque en su momento alguno de nosotros ya acudió a una de estas sesiones, la perspectiva de poder comprobar cómo se explicaba la carrera de Biblioteconomía a gente que la desconocía nos resultaba tentadora.
Después de deambular por los pasillos y escaleras que conforman el edificio histórico La Nau, lugar primigenio de la Universitat de València a principios del siglo XV, localizamos finalmente la sala en que se haría la presentación de nuestra titulación. A quince minutos escasos para su inicio pudimos comprobar que, o bien por falta de interés, de pereza o de desconocimiento de la presentación, la afluencia de público era realmente escasa, tan sólo once personas entre las que nos contábamos nosotros dos. Esta cantidad contrastaba claramente con la veintena que escuchaba la presentación precedente sobre la Licenciatura en Filosofía.
La oferta de empleo es una de las prioridades de los estudiantes universitarios a la hora de elegir una carrera y qué decir de los que ya están titulados. Aunque ya disponemos de cierta experiencia en este campo y podríamos relatarla aquí, creemos más conveniente citar el documento Título de Grado en Información y Documentación y ajustarnos a su contenido por imparcial. En cualquier caso, destacamos las conclusiones de su apartado Estudios de Inserción Laboral:
- La tasa de inserción laboral de los titulados en Biblioteconomía y Documentación es muy elevada. Aunque no se dispone de datos de otras titulaciones que puedan servir como punto de referencia, se han observado porcentajes muy altos de titulados que encuentran un empleo relacionado con sus estudios en un plazo relativamente breve de tiempo. En muchos casos, incluso, la inserción laboral comienza antes de finalizar la carrera a través, principalmente, de becas y convenios de prácticas.