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Categoría: Biblioteconomía

La Prensa todavía se sigue haciendo un lío con la Red

A perro flaco, todo son pulgas. Los medios de comunicación se encuentran frente a una crisis de su modelo de negocio de la que de momento desconocen cómo pueden salir. Tal vez se deba a que la transición de un modelo a otro se haya venido postergando con experimentos más o menos exitosos en los que algunas de ellas tuvieron que recular por no ser sostenible a lo largo del tiempo. Por otro lado, la necesidad urgente de organización interna todavía no se encuentra perfectamente definida, por lo que algunos de ellos apuestan por la convergencia de sus redacciones hacia una sola (Digital e impresa), mientras que otros apuestan por mantener las dos separadas. Pero lo que queda claro es que todavía no tienen muy claro cómo deberían actuar dentro de la Red. Por supuesto que no vamos a ser nosotros los que les aportemos consejos para comportarse puesto que no les faltan, sin embargo algunos parecen obcecados en acabar con la quinta esencia de la misma, esto es, los enlaces.

Lo más interesante es que por una vez, los ataques no se han producido hacia el Gran Leviatán, es decir Google, sino que en esta ocasión son dos grandes empresas periodísticas las que se han mostrado en desacuerdo sobre el modo de actuar la una con la otra. El hecho es que a principios de año se iba a librar una batalla judicial que se ha iniciado entre New York Times y la empresa GateHouse Media, que engloba a 125 cabeceras, referente al derecho de cita o violación de los derechos de autor.

Concretamente, la empresa GateHouse sostenía que The Boston Globe, perteneciente al grupo New York Times, había violado sus derechos de autor por la utilización de enlaces y la copia literal de los titulares y la primera frase de los artículos de varios periódicos de su grupo. Además les acusaban de competencia desleal y publicidad engañosa, solicitando una orden judicial que impidiese a la empresa New York Times el acceso a sus informaciones y una elevada indemnización por daños y perjuicios.

No hace falta señalar que si la demanda hubiese prosperado y New York Times hubiese sido condenada por servir enlaces de la empresa periodística competidora (!), el efecto sobre la Red hubiese sido de proporciones insospechadas porque todo el ecosistema de la información dentro de ella se fundamenta sobre los mismos. Así, por ejemplo, además de afectar a servicios de filtrado social de noticias como Digg, Google y el resto de buscadores hubiesen comprobado cómo sus negocios se hubiesen encontrado afectados de forma significativa puesto que deberían aportar una parte de sus ingresos a todos los sitios que publican información dentro de la Red.

A pesar de todo, el hecho es que el debate se cerró antes de abrirse, aunque desde el diario El Mundo publicaban una nota, La delgada línea entre el uso y el abuso, en la que se afirmaba que la misma situación, aunque difícil, podría darse en España. Finalmente, las dos compañías informativas llegaron a un acuerdo mediante el cual New York Times dejaría de servir enlaces hacia los sitios de GateHouse.

En cualquier caso, las polémicas sobre la distribución de contenidos mediante enlaces no son nuevas. De forma similar al caso anterior, el servicio de Google News en Bélgica tuvo que enfrentarse a los editores del país, porque estos consideraban que violaba sus derechos de propiedad intelectual. La justicia belga dio la razón a los editores. Además, previamente, la agencia de noticias de AFP también consiguió que sus textos fuesen eliminados de las bases de datos del buscador por la misma razón. Finalmente, cabe recordar el caso que se dio con la Biblioteca Cervantes y sus normas para la cita de sus contenidos que fueron fuertemente contestadas por la Blogosfera.

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Steve Jobs, el talento hecho exquisitez

Permitidme que esta vez me desvíe de las principales temáticas que tratamos dentro de este blog y que le podamos dedicar unas líneas a uno de los principales visionarios del mundo de la informática de nuestro tiempo: Steve Jobs. Porque a pesar de todo, el que más y el que menos, se ha detenido alguna vez a probar suerte con uno de los productos de la compañía de Cupertino, ya sea en exposición, en el trabajo o gracias a un amigo.

Por mi parte, la primera vez que puse mis manos sobre un Mac fue en la Facultad de Historia de la Universitat de València, allá por 1997, dentro del aula de informática. En aquel entonces, el funcionamiento de esta aula en esta Facultad se basaba fundamentalmente en el asalto, es decir, más o menos como las puertas de El Corte Inglés el primer día de rebajas, aunque los codazos se repetían todos los días por la mañana y después de comer cuando se reabría el aula. En cualquier caso, esto no debe conducir a la sorpresa, puesto que, teniendo en cuenta que para que los alumnos dispusiésemos de correo electrónico en la Universitat nos tenía que firmar la solicitud un profesor, la penetración de las nuevas tecnologías en aquella Facultad era bastante escasa. En cualquier caso, me imagino que en la Facultad de Informática las cosas marcharían mucho más avanzadas, aunque quién sabe.

A pesar de esto, no fue hasta el año 2000 cuando realmente comencé a trabajar con Mac. Por supuesto que tras entrar a trabajar en el diario Levante-EMV como documentalista. No hace falta decir que el responsable de la sección de Documentación, Alfonso Rodero, era un entusiasta de los Macintosh y siempre sonreía cuando yo le hablaba de Directorios, que era la forma antigua de denominar las Carpetas en el viejo MS-DOS, mientras que los Maqueros ya andaban con ese concepto desde hacía diez años antes, desde 1984.

Desde luego, si hay algo que le debemos a Steve Jobs los usuarios medios es su capacidad de entendernos completamente. Sabe situarse justo en la posición de un usuario medio de la informática, es decir, aquel que tiene miedo a tocar nada del ordenador por si se “rompe”, y desarrollar todo un producto intuitivo y a la vez atractivo visualmente para el usuario. De hecho, las mayores innovaciones de Apple se han producido mientras él ha estado al mando, en la primera época desde 1976 a 1985 y, posteriormente, desde su vuelta en 1996 hasta la actualidad.

Para hacernos una idea de lo avezado de su visión, el primer ordenador destinado al consumo masivo con un sistema operativo utilizando la interfaz de usuario en base a ventanas y con un ordenador, que hoy casi no podríamos vivir, fue comercializada por Jobs en 1984 bajo la denominación Macintosh, mientras que Microsoft no lanzaría su sistema operativo más estable con una interfaz gráfica similar, el Windows 3.0, hasta seis años después en 1990 y que curiosamente la compañía de Redmond ha seguido ofreciendo licencias de uso hasta hace bien poco.

Tras la marcha de Jobs, la marca de la manzana creció durante un tiempo, aunque no pudo con el empuje de otros sistemas operativos, con Windows quedándose con la inmensa mayoría del mercado de gran consumo. Fuera de Apple, Jobs siguió trabajando, trató de lanzar una nueva computadora que se considera actualmente avanzada para su tiempo, NEXT Computer, sin embargo su idea no cuajó debido a los altos costos de la misma. En 1996, NEXT fue adquirida por Apple y Jobs volvería a la empresa que había cofundado para tratar de sacarlas de las pérdidas en las que se encontraba, no sin antes haber ayudado a la fundación de Pixar, una compañía cinematográfica que demostraría que se podía hacer buen cine por animación por ordenador.

El retorno de Jobs trajo nuevos bríos a Apple, mientras cerraba proyectos deficitarios, y habría otros nuevos. De su mano, los Mac volverían a asombrar al mundo con su nueva línea iMac, ordenadores de sobremesa compactos, que integraban la CPU junto al monitor que sacrificaban por vez primera la disquetera, y los iBook unos nuevos ordenadores portátiles pensados para el gran consumo. De su experiencia en NEXT, nacería un nuevo sistema operativo, el celebrado Mac OS X, mientras que se plantearía el asalto hacia el mercado multimedia del que nacería el iPod, que derivaría en la venta de música on-line con la iTunes Store y en los terminales para las telecomunicaciones con el iPhone.

La visión del genio ha sido diseccionada y analizada sin acabar de esclarecer nada. Pero de lo que no hay duda es que para Jobs no existen las medias tintas. Admirado y temido por igual, para Jobs sus subalternos son “genios” o “idiotas” y no hay quien pueda escapar de una montaña rusa de adjetivos. Los abusos personales de Jobs son legendarios: estaciona su Mercedes en los sitios para discapacitados, lleva periódicamente a sus empleados a las lágrimas y los despide en ataques de ira. Pero, también es justo señalar que muchos de los altos ejecutivos de Apple han trabajado con él durante años. Cómo se las arregla para que coexistan esos comportamientos opuestos, generando efectos espectaculares de éxito, es un rompecabezas.

No cabe duda de que la marca Apple se encuentra unida a su liderazgo, Jobs es la quinta esencia de la compañía de la manzana y, al mismo, tiempo su talón de Aquiles, y su delicado estado de salud, desde su primera operación por cáncer de páncreas, aparentemente sólo significan nubarrones para el futuro de la compañía. Actualmente, Jobs se encuentra retirado por baja médica de la máxima actividad al frente de Apple por, según ha informado Apple, un desequilibrio hormonal, aunque los rumores se desataban el verano pasado por su delgadez. Jobs ha delegado funciones y ha preparado un equipo directivo para afrontar su baja, pero tal vez escarmentada por la primera vez que fue operado, la SEC urge que se le informe sobre el estado de salud del CEO de Apple para que los accionistas no se vean afectados. La SEC solicita que información personal del máximo directivo para mantener una acción, una demostración más de que el binomio del talento de Jobs y los resultados Apple son indisolubles.

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¿Qué papel puede jugar el centro de documentación en la Vigilancia Tecnológica?

La biblioteca, unidad de información o centro de documentación permanece como la puerta de entrada de todo tipo de informaciones (de negocios, técnica, interna, externa). En tandem con Internet, la biblioteca, todavía proporciona una oportunidad excelente para adquirir información. Puede no entrar demasiado en la labor de análisis y en el área de elaboración de informes. Pero, al menos, para acceder a la información juega un papel que puede potenciarse con su contribución a las Intranet corporativas. No obstante, si no existe un entendimiento mutuo en la redefinición de su papel entre la Dirección y el centro de información, su existencia puede peligrar precisamente porque su función tradicional de intermediación se ve amenazada por la mayor facilidad de acceso a la información electrónica al tiempo que queda lejana a la generación de valor.

PALOP MARRO, Fernando. Cuestiones sobre Inteligencia competitiva. IPN-CIECAS, Volumen VI 3/2004. P. 16

Me iba a conformar con dejaros esta pequeña cita, una gota dentro del océano de Internet, pero tal vez mi visión como documentalista merezca en esta ocasión una oportunidad. Lo que tenemos aquí es la visión tradicional de la Biblioteca, es decir, un centro encargado de las compras del fondo documental y su custodia, pero la Biblioteca, el centro de documentación o el de información, tras el desarrollo de las teorías de la gestión de la información y del conocimiento, no debe quedarse como un mero intermediario y gatekeeper de la información.

Si una organización dispone de un Centro de Documentación, se encuentra estableciendo los mecanismos para la Gestión de la Información (o al menos de una parte de ella) que utiliza durante su día a día. Es posible que mucha información ya se encuentre dentro de la Web, como señala el autor, pero ¿todos los artículos de revista son accesibles de forma gratuita? La respuesta es, obviamente, no. Alguien deberá encargarse de su compra y lo hará llegar al investigador que lo solicite, alguien deberá integrar ese documento dentro del fondo documental en forma de Intranet Corporativa.

La Vigilancia Tecnológica es una traslación de los tradicionales servicios de Difusión Selectiva de la Información (DSI) que realizaban los bibliotecarios antes de la popularización de Internet. La aplicación de nuevas herramientas informáticas a la recuperación de la información no debe ser óbice para despreciar los conocimientos y el saber hacer de los profesionales de la información en un nuevo intento de reinvención de la rueda.

No, el Centro de Documentación debería ser un elemento clave dentro de los procesos de Vigilancia Tecnológica y Gestión de la Información de una organización dedicada al I+D, porque de lo contrario estaremos tropezando una y otra vez con la misma piedra.

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Las características de la información como un bien económico

Durante los últimos veinte años, los investigadores han desarrollado un creciente campo de investigación sobre el valor de la información y sus características únicas como un bien económico. Algunas de las características únicas de la información como una entidad económica incluyen:

  • La información es cara de producir, no así de reproducir ya que apenas dispone de costos.
  • La información puede ser un bien público, privado, o un bien híbrido.
  • Dependiendo del tipo de bien (público, privado o híbrido), el valor de la información puede aumentar o disminuir en función de su disponibilidad.
  • La información es un bien unido a la experiencia. Su valor puede revelarse sólo después de su uso.
  • El valor de la información es, en gran medida, subjetivo.
  • La información se transfiere principalmente por la copia. Por lo tanto, los derechos de propiedad no, o al menos no deberían, plantear un problema.

El valor de la información es una de las ideas más difíciles de conceptualizar. Los investigadores han analizado este concepto en una gran variedad de formas, cada uno complementando al otro, así como aumentando la complejidad del concepto. La información puede ser una mercancía, un producto, un servicio o una experiencia. Además, su valor aumenta a lo largo de este continuo. El valor a veces es asignado en la forma que la información es empaquetada y distribuida; pero, en ocasiones el valor es inherente a su contenido a pesar de la forma que es transmitida. También el valor de la información puede estar derivado del intercambio o su uso y pueden ser evaluado de forma normativa, realista o subjetiva.

[…]

AHARONY, Noa; RABAN, Daphne R. Economics of information goods: An interdisciplinary subject for Israeli LIS and MBA curricula. Library & Information Science Research, 30 (2008), p. 103

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Cómo acabar con la prensa de una vez por todas /y 2

En la encuesta Pew Research Center for the People & Press correspondiente al año pasado, el 40% de los estadounidenses identificaban la Red como su fuente primera de información respecto a noticias nacionales e internacionales, dejando un 37% a los medios de comunicación impresos. Esta encuesta constituye todo un hito puesto que se trata de la primera vez que Internet supera a los periódicos como fuente para mantenerse actualizado por parte de los ciudadanos y, aunque se trata de una encuesta local, no sería sorprendente que esto mismo comenzase a trasladarse también al resto de países desarrollados.

Sin embargo, las vías de las que disponen los medios para mantenerse en funcionamiento, es decir la publicidad, se antoja un tanto complicada dentro de la situación de crisis actual tanto dentro como fuera de la Red. Pero aportemos algunos datos, la inversión publicitaria en Internet en España todavía dista mucho de las cifras que se alcanzan en los medios de comunicación impresos. Así, según el estudio correspondiente al año 2008 de Infodaex, Internet había tenido un crecimiento interanual de 55,4% durante el 2007, llegando a alcanzar un volumen de inversión publicitaria de 482,4 millones de euros frente a los 310,4 millones del año 2006. El porcentaje que Internet supone sobre el total de la inversión en el año 2007 en Medios Convencionales es del 6,0%.

En contraste, los diarios alcanzaron durante 2007 un volumen de inversión publicitaria de 1.894,4 millones de euros, ocupando el segundo lugar de inversión por detrás de la televisión, representando el 23,7% del total de la inversión publicitaria recogida en los Medios Convencionales. La inversión publicitaria obtenida en 2007 está un 5,8% por encima de la cifra del año anterior, que fue de 1.790,5 millones. Tengo que aclarar que Julio Alonso, cabeza visible de la empresa Weblogs S.L., ha sido muy crítico con estas cifras, considerándolas distantes de la realidad por lo pequeño de las mismas. Recientemente publicaba un texto en el que cuestionaba la metodología y las fuentes utilizadas para la confección de la proyección, mientras que también realizaba una reflexión sobre las perspectivas de la publicidad en blogs y en medios sociales para el año que viene. En cualquier caso, la inversión publicitaria on-line hasta el primer semestre del año 2008 había crecido un 39’46% en comparación con el mismo periodo del año anterior situándose en los 307,24 millones de euros, mientras que en la prensa se estaba viviendo una caída de un 16% de la inversión situándose en 805’8. Es posible que se tratase simplemente de un indicador de que los tiempos están cambiando, que las empresas comienzan a volcarse a la Red, buscando a los jóvenes despegados de los medios tradicionales donde a buen seguro van a encontrase.

Desgraciadamente, a pesar de que los medios de comunicación pudiesen incrementar sus ingresos a través de la publicidad en Internet que, actualmente y a pesar de la crisis, crece dentro de unos ratios del 30%, mientras huye en desbandada de los medios tradicionales, la publicidad on-line a nivel mundial está gestionada en un 57% por Google y sus sistemas Doubleclic y Adsense. Es curioso que su más inmediato competidor, Yahoo! que estuvo a punto de firmar un acuerdo de colaboración con la compañía de Mountain View, disponga tan sólo de un 9’7% de la cuota de mercado, dejando según el estudio de la compañía Attributor, en evidencia que la situación de la publicidad en la Red se sitúa a todas luces en una posición dominante.

De este modo, los medios de comunicación se encuentran en una situación francamente incómoda. Por un lado, su razón de ser es la generación de contenidos para atraer lectores, bien sea a través de su cabecera o a través del tráfico que les dan los buscadores –En esto Google también es dueño y señor del mercado– , mientras que a la hora de rentabilizar los esfuerzos técnicos y humanos realizables a través de la publicidad, se encuentran con que Google se queda con una parte importante del pastel de los ingresos que podrían obtener por los mismos y que no pueden controlar de ninguna manera. Desde este punto de vista, Google se encontraría, con cierta razón, canibalizando el mercado de la información en la Web.

La entrevista que ha soliviantado, y de qué manera, los ánimos de los periodistas se la realizaban a Eric Schimdt en la revista Fortune en la que declaraba: «Somos capaces de proporcionar clicks a las páginas web de los diarios para que ellos las moneticen. Eso les proporciona algunos ingresos. El problema es que esos ingresos no son suficientes para compensar la pérdida de sus otros ingresos». Tal vez, la pérdida de sus otros ingresos se refiera a las redacciones en papel, a las de la televisión o radio, aunque para Schmidt los medios de comunicación tienen una función irreemplazable dentro de la sociedad: «La gente ama las noticias, las discute, las copia, las envía. Internet ha hecho las noticias más accesibles. El problema está en la publicidad y el coste mismo del periódico: imprimirlo, distribuirlo, etcétera. Y lo cierto es que el modelo de negocio se está estrechando».

Sin embargo, lo que está en peligro más allá de las empresas, es lo que representan, es decir, la pluralidad informativa, la posibilidad de contrastar informaciones y ofrecer puntos de vista completamente distintos y mucho más ricos ante un mismo suceso. Hay que incidir que la generación de información de calidad tal y como vienen desarrollando una buena parte de los medios de comunicación tradicionales es un proceso muy caro, pero que a todas luces se constituye como un proceso completamente necesario para el correcto desarrollo y evolución de las sociedades democráticas. Pero la solución de los medios ante esta crisis tampoco pasa por solicitar ayudas a los distintos gobiernos de una nación (Central o autonómico) porque simplemente aceptarían el abrazo del oso que acabaría completamente con su ya en entredicho independencia informativa.

Es posible que los periódicos en papel se mueran, que algunos queden como una vagatela del pasado, reminiscencias de un modelo comunicativo obsoleto en un mundo globalizado donde esperar 24 horas para estar informado se antoje inconcedible. Hasta ahora la esperanza se depositaba en la convergencia, la integración de las redacciones impresas y de internet, con mayores o menores traumas, o simplemente separadas, pero lo que está claro es que algo se mueve en el mundo del periodismo y se encamina hacia algo sismológico.

Hay periódicos digitales que son cerrados en detrimento de los impresos, cabeceras que cierran, periódicos gratuitos que clausuran delegaciones, grupos mediáticos que ajustan plantillas y costesperiodistas que se preparan para las movilizaciones -, profesionales que se declaran en huelga por los movimientos corporativos en época de crisis, publicaciones impresas que se transmutan a Internet, que se  coloque publicidad donde hasta ahora era un sacrilegio hacerlo o simplemente que se nos presente un annus horribilis para la prensa

En definitiva, ésta es la transición más complicada que van a realizar las empresas informativas impresas en toda su historia. Su modelo de negocio cae hacia la obsolescencia, sus márgenes se estrechan, no controlan el nuevo medio en el que se disponen a competir, la publicidad y sus ingresos los dominan otros actores, la información que se genera es ingente, dispersa, contrastarla se realiza en pocos segundos, sus lectores se pueden organizar para desacreditar cualquier error, los deslices informativos quedan en mayor evidencia, cualquiera puede ser periodista, las audiencias están más fragmentadas, los pasos que se dan dentro de la Web son inseguros, el valor de una Web lo dan otros y no sólo el dinero, el terreno es completamente desconocido e inhóspito… pero el periodismo no desaparecerá y por lo tanto los medios de comunicación tampoco lo harán, aunque el camino hasta vislumbrar la luz al final del túnel va a ser muy duro para todos.

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Cómo acabar con la prensa de una vez por todas /1

Los medios de comunicación impresos están encarándose hacia su futuro, un presente que será digital o simplemente ya no será. Es posible que los medios ya hayan visto pasar su oportunidad de reconvertirse, de dar un golpe en la mesa, de erigirse como uno de los pilares fundamentales del ecosistema de la información en la Web y desde ahí desarrollar un nuevo modelo de negocio viable para ellos. Es posible que ya sea demasiado tarde.

Los tradicionales periódicos vienen sufriendo el desafío de la Web prácticamente desde que se lanzaron a volcar sus contenidos en ella a mediados de los años 90. En un principio, lo hicieron bajo el convencimiento que debían tener presencia dentro de ella como medio de comunicación del futuro, defendiendo sus cabeceras (marca) dentro de ella, pero lo hicieron con cierto temor y recelo.

En primer lugar, porque no supieron bien qué hacer dentro de ella, dónde buscar sus audiencias, cómo establecer su viabilidad económica para el ingente esfuerzo que exigía la edición de un diario, sin embargo esta primera etapa de toma de contacto acabó tras el estallido de la Burbuja Tecnológica, los ingresos publicitarios cayeron, sólo las audiencias ya no eran suficientes para mantener un proyecto en la Red y el modelo del «todo gratis» fue cuestionado. Simplemente, los medios trataron de volver sobre sus pasos, defendiendo su producto sobre el papel y sobre la Red. De este modo, ante el volcado total de los contenidos publicados, los medios de prensa trataron de buscar nuevas vías de financiación pasando al modelo de pago con todos los contenidos cerrados o el modelo mixto con una serie de contenidos en abierto, mientras que la información que se publicaba en la página web que era editada en papel era de pago.

El modelo de pago, defendido por una de las mayores cabeceras del país, fue terriblemente contestado y considerado como un error desde un principio. Los defensores de este modelo poco pudieron hacer cuando la evidencia de que se estaba perdiendo audiencia e influencia dentro de la Web en detrimento de la competencia que se afianzaban y crecían, el resultado fue una vuelta a los contenidos en abierto para tratar de recuperar el terreno perdido.

Pero mientras los medios de comunicación trataban de encontrar un modelo de negocio viable dentro de la Web, ésta comenzaba a moverse tras el primer fiasco de su historia a principios del siglo XX. Frente al descrédito de los medios de comunicación que se consideraba que flirteaban más con el poder y las empresas que escuchar y transmitir los verdaderos intereses ciudadanos, estos comenzaron a desarrollar sus propias plataformas de publicación. El Periodismo 3.0 o el Periodismo Ciudadano se cimentó sobre los blogs y los wikis y aunque a lo largo del tiempo se ha venido a demostrar que los medios de comunicación son en cierta manera irreemplazables a la hora de producir informaciones, de aquel movimiento, se heredaron dos conceptos fundamentales: The Long Tail (La larga cola) y las nanoaudiencias.

Aunque intrínsecamente entrelazados, la teoría de la Larga Cola consideraba que cualquier producto podría encontrar su nicho de mercado gracias a las posibilidades de acceso a la distribución del mismo que Internet brindaba. Si el producto es informativo, mucho más como los medios refrendaron al comenzar a abrir sus archivos y buscar ese efecto de Larga Cola sobre su patrimonio documental, y sobre estos cimientos nacieron los nanomedios, diferenciándose del periodismo digital y encontrando sus apasionados redactores (y lectores) en el incipiente movimiento de la Blogosfera y la Web 2.0.

De esta forma, las grandes estructuras anquilosadas de los medios de comunicación se encontraron con infinidad de pequeños medios específicos y muy concretos, de una apertura hacia los lectores que no habían sabido prever antes. Si en la Blogosfera se defendía que «El lector sabe más que tú», los medios de comunicación tuvieron que saber adaptarse a los usos sociales que la misma estaba estableciendo. La posibilidad de enriquecer una noticia mediante comentarios, obtener tráfico mediante el filtrado social, la recepción de críticas a través de blogs especializados y/o profesionales, la consolidación de audiencias propias mediante la creación de comunidades de blogs para los lectores o específicos, la integración de otras herramientas como Twitter, el paso desde el medio de comunicación impreso hasta el medio de comunicación audiovisual dentro de la Web… son herencia de lo que se denominó Web 2.0 y sus  desarrollos tecnológicos para una audiencia cada vez más acostumbrada a la participación, mucho más abierta y que desea sentir que un producto informativo es más suyo que de la editorial que lo publica.

Sin embargo, no podemos olvidar el ecosistema de la información y cómo funciona la Web. Hemos señalado en anteriores ocasiones que la competencia es pura y perfecta en la Web, es decir, el gesto hasta desplazarse a la competencia se encuentra a tan sólo un clic y, ante esto, los medios de comunicación poco pueden hacer. Un ejemplo de esto es la sección Google News, donde el metabuscador junta las noticias que publican 700 medios hispanos en la Web. Obviamente, éstas ya no se diferencian las unas de las otras y que una aparezca la primera sobre el resto depende en buena forma del frío algoritmo de la compañía de las letras de colores. Es cierto que Google News distribuye el tráfico hacia los medios de comunicación, pero también les señala indefectiblemente que deben diferenciar sus productos, porque de lo contrario están perdidos.

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La búsqueda de empleo para bibliotecario o documentalista en España

La búsqueda de empleo para los profesionales de la información no es sencilla teniendo presente el práctico desconocimiento que tiene la sociedad que tiene de nuestras funciones y posibilidades. Tanto es así que si acuden a los servicios de empleo de sus comunidades autónomas, en general, los funcionarios arquearán una ceja y les obsequiarán una sonrisa, mientras que sus terminales informáticos sólo ofrecen la posibilidad de encajar al Diplomado en Biblioteconomía o el Licenciado en Documentación bajo el epígrafe de «Artistas». Por otro lado, atendiendo a una de las principales salidas profesionales de los bibliotecarios, los profesionales rebuscarán en los distintos boletines oficiales rastreando las distintas convocatorias de becas y oposiciones para peregrinar, uno tras otro, a las diversas oficinas de registro de las administraciones pertinentes con los papeles acreditativos correspondientes para confiar en su suerte.

Las universidades son otras de las grandes «agencias» de las que disponen los profesionales de la información a la hora de buscar su primer empleo o el segundo, ya que sus unidades de prácticas comienzan a abrir el difícil camino laboral de sus estudiantes. Al mismo tiempo, los profesores universitarios se preocuparán del mercado laboral de esta franja de especialidad profesional para encontrarse que, aunque hay muchas ofertas, la calidad de este trabajo es bastante mala.

Una vez agotadas, estas posibilidades, ¿dónde poder informarse sistemáticamente de las ofertas laborales adecuadas a nuestros perfiles? ¿A quién acudir más allá del chivatazo de nuestras amistades que en ocasiones son providenciales? Fundamentalmente, son varias las vías para estar al tanto de las ofertas laborales, así que permitidme que os recoja algunas de las opciones en una lista introductoria no exhaustiva:

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