Todos recordamos que cuando el edificio Windsor se incendió, transcendió que una de las principales empresas afectadas era la empresa auditora Deloitte. Desde el ámbito de la Documentación, nos preocupó que la empresa no hubiese desarrollado una política de gestión documental adecuada y que una gran parte de sus archivos hubiesen desaparecido calcinados por el fuego. Posteriormente, descubrimos que la empresa auditora poseía unos sistemas de copias de seguridad, de gestión documental en suma, que les salvó en gran parte de la catastrófica situación a la que se enfrentaban. Por supuesto que no sólo trabajaba en el edificio Windsor Deloitte, sino que había distintas firmas que también utilizaban sus instalaciones. Estas empresas sortearon el gran desastre como pudieron, sin embargo sobre ellas destacó Deloitte que supo y pudo continuar trabajando gracias la planificación que había desarrollado previamente.
La paradoja reside en que si bien las políticas desarrolladas Deloitte son impecables, no es así el caso de la administración pública, al menos la valenciana. En los últimos meses, se han venido sucediendo una serie de acontecimientos que han demostrado que la gestión documental en la Comunidad Valenciana es bastante ineficiente y apenas existe planificación a la hora de conducir políticas de gestión documental.