Revisando algunos números atrasados de la revista El profesional de la información, descubro un artículo breve de Alfons Cornella con el sugerente título: Ley de la termodinámica informacional. Como ex – estudiante de Químicas no puedo nada más que levantar la ceja y sonreír imaginando los sudores fríos de los futuros estudiantes de Biblioteconomía y Documentación que tanto sufren con las asignaturas matemáticas como la Estadística.
Porque la Termodinámica (Rama de la física que estudia la energía, la transformación entre sus distintas manifestaciones, como el calor, y su capacidad para producir un trabajo) no es precisamente una de las asignaturas más sencillas de la Física o de la Química, ¿alguna lo es?, aunque sus leyes son bien conocidas por todos:
Ley cero de equilibrio
Si dos objetos A y B están por separado en equilibrio térmico con un tercer objeto C, entonces los objetos A y B están en equilibrio térmico entre sí.
Primera ley
La energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma.
Segunda ley – Enunciado de Clausius
Es imposible construir una máquina cíclica cuyo único efecto sea la transferencia continua de energía de un objeto a otro de mayor temperatura sin la entrada de energía por trabajo.
Tercera ley
No se puede llegar al cero absoluto mediante una serie finita de procesos.
Pero obviamente, la información no es energía. Es decir, la información no es constante en el Universo, si no que constantemente se está generando nueva. Es cierto que se parte de anteriores conocimientos para desarrollar otros, sin embargo siempre se están aportando datos al sistema, es decir, se está creando nueva información.
Sin embargo, el artículo de Cornella, que encontráis en El profesional de la información, v. 13, n. 6, noviembre-diciembre 2004, no se refiere a la creación de una nueva rama de las Ciencias de la Información, si no más bien al hecho de que todavía no sabemos qué es exactamente la información. Sí, creemos que la tenemos controlada, que la podemos gestionar, organizar y clasificar para nuestro uso y disfrute, pero todavía queda un largo camino hasta que alcancemos a poder concretar exactamente qué es.
Cornella pone un ejemplo gráfico. En la Edad del Hierro, el hombre comenzó a utilizar ese material para su beneficio pero realmente no sabía qué era concretamente ese metal y su naturaleza última. Nosotros estamos aparentemente, en la Edad del Hierro del uso de la Información, bueno en realidad el autor nos sitúa en la Revolución Industrial, porque según afirma “los sistemas de información son los motores de explosión que nos permiten entender mejor la ciencia de la termodinámica informacional”, habiendo aseverado anteriormente “la práctica de los sistemas de información es la mejor ayuda que tenemos para entender qué es el recurso que aquellos [las organizaciones] manejan.”
En fin, que sólo nos queda el ensayo y el error (la práctica) para entender el comportamiento de la información, al igual que se hizo en la investigación de lo que era la energía durante el siglo XIX y el XX.