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Entrevistan a Marcos Ros en RecBib

Julián Marquina sigue con su ronda de entrevistas a los profesionales de la información hispanos en su sitio web RecBib. En esta ocasión, le toca el turno a Marcos Ros donde se somete al escrutinio de Marquina en la que no ha podido sustraerse a la longitud media de sus textos. Esperemos que os resulte de interés.

Personal

  • Háganos una pequeña presentación suya

Hasta el día de hoy, como profesional he conseguido dedicarme a lo que me gustaba desde que inicié la Diplomatura de Biblioteconomía y Documentación. No me he centrado exclusivamente en el mundo bibliotecario y mi devenir profesional ha derivado a otras lindes que me parecían un poco más interesantes. He sido documentalista informativo en el diario Levante-EMV y soy documentalista en Aidico – Instituto Tecnológico de la Construcción en Valencia. También dispongo mi pequeño rincón en Internet, soy co-editor del blog El Documentalista Enredado, y en él vuelco la mayoría de mis elucubraciones, no necesariamente acertadas, aunque crea en ellas.

  • ¿Cómo conoció RecBib? y… ¿qué le parece?

Pues seguramente acabaría visitando RecBib mediante un envío a la lista de distribución Iwetel. RecBib es ahora mismo lo que me hubiese gustado que hubiese sido El Documentalista Enredado en sus inicios y, por ello, felicito a sus administradores, porque han alcanzado lo que nosotros nos quedamos a medio camino. Me pareció curioso que en un principio RecBib se gestionase mediante Frontpage, me recordó a los tiempos de El Bibliotecario Desordenado de Javier Leiva.

  • ¿Si no se dedicase a este mundo que le hubiese gustado ser?

Siempre cuento la anécdota que empecé la Licenciatura en Químicas al acabar la educación secundaria, que abandoné inmediatamente al descubrir mi verdadera vocación, la gestión de la información; así que no sé lo que hubiese llegado a ser si la Documentación no se hubiese cruzado en mi vida. Tal vez contable en alguna Pyme, ¿quién sabe?

  • ¿Qué es lo que más le gusta de su profesión? y… ¿qué detesta?

Me encanta el proceso de aprendizaje eterno que debe sufrir un profesional de la información, los terribles cambios que está suponiendo la penetración de Internet, el desarrollo de todo el imperio Google, los cambios en la forma en la que accedemos y consumimos la información, los traumáticos cambios en el modelo de negocio hacia los que se encaminan las empresas editoras… Me parece tan apasionante que sigo su evolución con mucha fruición, un mundo que nunca se está quieto y es, desde luego, una de las razones por las que escogí esta profesión.

Por otro lado, lo que no me gusta de nuestra profesión es la terrible atomización a la que nos forzamos los profesionales. Más preocupados por el soporte que lo que realmente contiene, la información, nos obcecamos en clasificarnos, en compartimentizarnos y en no querer saber los unos de los otros. Un ejemplo son los archiveros que siempre han mostrado recelo de los bibliotecarios y documentalistas. Pero la tendencia en la gestión de la información no va a ir por ahí, Google se ha impuesto la misión de organizar la información del mundo y hacerla recuperable. No le importa que sea una página web, un libro, un artículo de revista o una obra pictórica y, por ello, seguir agarrándonos a los papeles es un completo error. También se ha dado un paso al contrario, los infonomistas no se consideran documentalistas y los que se dedican a la Inteligencia Competitiva, no consideran la valía del documentalista. Es extraño, es contradictorio, pero lo cierto es que es así.

  • Algo curioso que le haya pasado dentro de su profesión y que recuerde con una sonrisa.

Una de las anécdotas que más recuerdo ya la conté en el post A Google lo carga el diablo. Del que os dejo el extracto:

Hace apenas unos días, una de esas personas que realizan sus prácticas en mi lugar de trabajo, mal llamadas prácticos o becarios, acudió al servicio de documentación para solicitar una foto de Fulanito. Desgraciadamente no disponíamos de ninguna foto, por lo que tratamos de localizarlo por el cargo que, según el becario, ostentaba en ese momento. El práctico creía que Fulanito era ni más ni menos que el Presidente de una Institución española, por lo que me sorprendió que no dispusiéramos de ninguna foto de él. La(s) búsqueda(s) resultaron infructuosas puesto que aquel señor no aparecía por ningún lado, aunque, por supuesto, Menganito aparecía tanto como Presidente como ex-presidente de la institución, lo cual nos llevaba a deducir correctamente que había sido relevado.

Un tanto desconcertados, pero convencidos de que Fulanito era el nuevo presidente, con resignación, el becario se marchó a tratar de solucionar el desaguisado provocado por la falta de la imagen para ilustrar la noticia. Al poco tiempo, el jefe me llama preguntándome si realmente no disponemos de fotos del nuevo Presidente del organismo. “¿De Fulanito?” le dije, “Digo yo”, me contestó, “Pues va a ser que no”, sentencié. Su reacción fue un tanto acalorada ante aquella incidencia, así que decididamente me propuse averiguar quién era actualmente el Presidente de la institución.

Como podréis imaginar, hay distintas fuentes de información que me podrían haber señalado quién ostentaba tal cargo, pero decidí que no había mejor lugar para saberlo que la propia institución a través de su propia página web.

Finalmente, resultó que Fulanito no era el Presidente de la institución, ni posee relación aparente con ella y que el Presidente no era Presidente, sino Presidenta, la primera mujer que tiene ese cargo, de nombre Fulanita. Alarmado por la tremenda confusión existente y que se podría materializar al día siguiente, llamé al jefe advirtiéndole que el práctico no sabía realmente quién era el presidente del organismo. Lo que recibí fue: “¿Y dónde demonios ha sacado éste que Fulanito es el Presidente?”

La respuesta la obtuve al día siguiente, cuando en tono jocoso me comentó que lo había sacado de Google. Le dije “¿Y tú te crees todo lo que lees en Google?”, a lo que me respondió, “Ayer fue un día liado” y que no estaba para buscar el nombre del presidente de aquella institución.

  • ¿Cuál fue su primera experiencia en una biblioteca?

No tengo un recuerdo claro de esto. Probablemente, se trate de la biblioteca escolar de mi colegio, en Burjassot, aunque se trataba más bien de una sala con una serie de libros en estanterías que no sería muy grande. Claro que entonces yo no debía de medir más de un metro y cuarto, por lo que se me antojaría más grande de lo que en realidad era. En ella había, fundamentalmente, obras de referencia y libros de literatura infantil y juvenil.

  • Recomiende un libro, un disco y una biblioteca.

¿Sólo uno? Dura elección, pero me decanto el libro Crimen y Castigo de Fiódor Dostoyevski, el disco Highway 61 Revisited de mi idolatrado Bob Dylan y la biblioteca… Debería recomendar la de mi trabajo, pero teniendo en cuenta mi desastrosa experiencia como usuario a la última que visité, mejor, me guardo esta recomendación.

Profesional

  • ¿Cuál es su labor dentro de su puesto de trabajo?

Pues tengo la fortuna, o la desgracia no estoy seguro, de no tener una función completamente definida. Realizo tareas de bibliotecario (catalogación, préstamo de documentos, etc.), de documentalista y últimamente estoy ampliándolas teniendo en cuenta los proyectos que llevamos entre manos. Así que un poco de todo.

  • ¿Cómo debe ser un buen profesional de la información?

Sobre todo inconformista e inquieto, debe disponer de una mirada crítica hacia el mundo que le rodea y saber detectar las tendencias de uso de la información. Vivimos una época muy apasionante en la que los bibliotecarios y los documentalistas no sabemos qué suelo estamos pisando, se crean puestos de trabajo que hacen la tarea de Documentalista pero las empresas no quieren esa etiqueta tan limitada. El profesional de la información, sobre todo, debe confiar en sus capacidades y tratar de ofrecer un buen critero tanto a sus jefes como a sus clientes, saber qué es lo que le piden los usuarios y saber mirar su trabajo con los ojos de otro.

  • ¿Sabría decir cuál es y cómo ve el futuro de los bibliotecarios, archiveros y documentalistas?

Pues, teniendo presente mi juventud, espero que nos queden muchos años. Lo cierto es que los bibliotecarios y los documentalistas viven un periodo de confusión tecnológica. Google e internet puede apabullarnos porque nos desplaza en uno de nuestros campos tradicionales. Sin embargo, hay muchas cosas que podemos aportar a la sociedad y a las organizaciones empresariales, pero obviamente debemos movernos porque si no otro mucho más avispado y dinámico se acabará llevará el gato al agua.

  • ¿Cree que los archiveros, bibliotecarios y documentalistas pueden ir de la mano?

Como ya dije antes, si no lo hacen ahora, lo harán en un futuro. Obviamente, sus funciones y los documentos que gestionan son completamente distintos, pero en el fondo persiguen el mismo objetivo gestionar la información, difundirla (a las personas pertinentes dependiendo de cada caso) y salvaguardarla. Los soportes, según vaya desarrollándose nuestra sociedad, irán adquiriendo menor relevancia de una forma práctica.

  • ¿Hay “crisis” dentro de nuestro campo?

Creo que llevamos en crisis desde que se instauraron los planes de estudio de Biblioteconomía y Documentación. El enfrentamiento entre titulados en Documentación y aquellos que no son nos ha hecho obviar los terribles cambios que la sociedad estaba sufriendo. Lo importante no es el título sino los conocimientos que estamos dispuestos a compartir y hasta dónde queremos llegar con ellos.

  • ¿Qué cree que hace falta para ser reconocidos por la sociedad?

Como dije anteriormente, nos encontramos en un momento de confusión tecnológica. Los saberes que se imparten en las universidades no están acompasados con las nuevas necesidades de las organizaciones culturales ni empresariales. A veces, los estudiantes de Biblioteconomía y Documentación se ganan el término de Diplodocus que más de una vez he oído por parte de profesionales de la información que ya llevan mucho tiempo trabajando en este campo.

  • Bibliotecarios, archivero o documentalista… ¿se nace o se hace?

Personalmente, creo que nací, pero entiendo que hayan personas que por distintos avatares del destino acaben desarrollando esta profesión. Matemático o escritor se nace, documentalista… ¿quién sabe?

Nuevas Tecnologías

  • ¿Qué le parece la incorporación de las Nuevas Tecnologías en las bibliotecas y archivos? ¿Son necesarias o se podría vivir sin ellas?

Si queremos que las bibliotecas y los archivos sean un cajón, podemos vivir sin ellas, pero no queremos que lo sean, ¿verdad? Los archivos y las bibliotecas facilitan el acceso a la Cultura y a la información, los profesionales de la información debemos de establecer las herramientas y los mecanismos para que esto se realice de la forma más eficiente posible y con un costo razonable. Las Nuevas Tecnologías son necesarias para tareas básicas como el autopréstamo, pero también para el acceso a la información

  • ¿Qué es para usted la web 2.0? y… ¿la Biblioteca 2.0?

Bueno, creo que los lectores que me siguen en El Documentalista Enredado saben qué opino de uno y otro término. Pero en cualquier caso, sobre la Web 2.0, diré que es una evolución lógica tras la crisis de la Burbuja.com, un paso necesario, para quitarse de encima ese fantasma y poder seguir creciendo. Cuando se habla de la Web 2.0, se suele remitir a El Manifiesto Cluetrain que fue publicado en 1999 antes del crash. Desde luego que para mi la Web 2.0 no es tecnología, es actitud, pero se fundamenta en la penetración de Internet dentro de todas las capas de la Sociedad que enriquecieron sobremanera sus contenidos.

Sobre la Biblioteca 2.0, miro con escepticismo aquellos que defienden la tecnología sobre todas las cosas. La Biblioteca 2.0 no es tecnología, es innovación. Y esto es nuevo porque los bibliotecarios apenas nos habíamos centrado en ello, pero gracias a la Web podemos conocer qué se está haciendo en otras bibliotecas, qué servicios y herramientas les son útiles y podemos llegar a aplicar a nuestras unidades de información sin muchos recursos. Se trata casi de un Brainstorming colectivo.

  • ¿Qué importancia tienen para usted las Redes Sociales? ¿Cree qué son un avance para las relaciones con otros profesionales?

Bueno, esto es difícil de responder teniendo presente mi perfil. Yo me he labrado mi identidad digital a través de mi blog. Hay muchas personas que se me agregan en Facebook o Linkedin sin que las conozca realmente ni sepa de dónde han salido. Pero, claro, ¿debería ignorarlos? Mi caso tampoco es especial, hay muchos profesionales que bien pueden situarse en esta encrucijada, como Catuxa Seoane o a Dídac Margaix, así que no sabría qué contestarte a esto.

Para terminar…

  • Un color. El rojo

  • Un número. El siete

  • Una manía. Ironizo tanto que a veces me asusto si se me toma demasiado en serio.

  • Una ciudad. París para visitar, Valencia para vivir.

Publicado en Enredando