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Mombies, esos zombies tecnológicos modernos

El hombre me miró extrañado y confuso, mientras me veía hablar animadamente. No llegó a entender lo que estaba sucediendo, comprobó que llevaba unos auriculares, sí, pero no llegaba a comprender qué sucedía mientras lanzaba palabras hacia nada y hacia nadie. Pasó de largo y no me dijo nada, qué podría decir ante tan sólo una persona con un comportamiento extravagante pero no punible, aunque sí confuso, su confusión. Su extrañeza hubiese quedado en nada si no hubiese tenido tiempo de cruzarse con mi padre y decirle para su sorpresa ese tío está loco, sin conocernos a ninguno de los dos, por supuesto.

Aquel hombre consideraba que estaba hablando solo, lo que le generó su sorpresa. Aunque, como se podrá imaginar, realmente estaba hablando por teléfono móvil y tan sólo estaba usando unos auriculares con micrófono que me permitía hablar sin que el hombre viese que estaba usando un aparato. Visto en perspectiva, me hubiese gustado haberle trasladado desde aquellos años, cuando se estaban popularizando los teléfonos móviles, a un día cualquiera en el metro de cualquier urbe. Es posible que se hubiese sorprendido por el avance tecnológico o simplemente hubiese pensado que una epidemia ha arrasado con la especie humana. Una epidemia que nos tiene enganchados y mirando constantemente a un rectángulo que genera colores.

Me gusta llamarlos, o llamarnos porque yo también lo soy, MOMBIES. Los encontráis fácilmente. Se trata de esas personas con la mirada perdida, que te miran pero no te ven, que aparentemente hablan hacia ninguna parte, generando confusión y desasosiego a sus contrapartes porque no sabes si te están hablando a ti (en ocasiones) o están enfrascados en alguna otra parte. Mombies, construida con las palabras móviles y zombies, que tienes que esquivarlos en los andenes del metro o directamente en las calles porque andan trabajosamente, mientras tratan de contestar WhatsApps (u otra aplicación de mensajería popular) o que están pasando pantallas de vídeos de Instagram o TikTok. También puedes verlos sosteniéndolos de forma perpendicular a sus orejas, escuchando algún mensaje o algún vídeo, con la mirada perdida y en una pose un tanto caricaturesca, aunque no parece importarles demasiado.

Siendo justo, a veces me sorprendo totalmente aislado, leyendo en el Metro el teléfono móvil algún periódico o mi lector de RSS (una de las mayores pérdidas de las redes sociales) enfrascado y con unos auriculares con cancelación de ruido. Me decepciono conmigo mismo porque soy de aquellos que piensa que lo mejor que puedes hacer cuando visitas una ciudad de visita es meterte en el metro o en el tren para conocerla. La vida está en un vagón de metro, me digo, pero también soy consciente de que con un teléfono en la mano, me percato que la vida pasa delante de mí sin que me dé cuenta.

Los zombies son personas muertas resucitados por medios mágicos por un hechicero para convertirlo en su esclavo. Los mombies no están muertos, pero sí que hay un hechicero que los convierte en sus esclavos para arrancarles un hálito de su vida. Puede que sean diez minutos o una hora vital de su vida al día, porque la vida no se encuentra en una pantalla.

Publicado en Enredando Homo Digitalis

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