Dios ponga en mi alcance libros
aunque viva prisionero;
asomado a estas ventanas
no me acobardan encierros.
Eduardo Marquina
HUMANA
Si la conozco bien: si sé que es ella
frívola y desdeñosa y casquivana;
llena de gracia y como pocas bella,
pero de alma insensible, fría y vana.
Si sé que nunca del amor la estrella
en su camino ha de brillar ufana
porque es su pecho de granito y huela
dejar no puede la presión humana.
Si sé que es tan glacial como la nieve…!
Más, a pesar todo, cierto día
la vi leyendo y prorrumpir en llanto.
Duda extraña de entonces me conmueve:
¿Por qué si esa mujer es tan vacía
pudo ante un libro impresionarse tanto?
José Antonio Domínguez