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La Ley del Libro y Bibliotecas, algunas opiniones

La semana pasada recogíamos la noticia de la presentación del anteproyecto de Ley de la Lectura, del Libro y de las Bibliotecas que resultó ser un debate muy interesante con grandes aportaciones. Por supuesto que en otros lugares, las opiniones que se desarrollaron también lo fueron y, por ello, las recogemos puesto que a buen seguro las encontraréis, cuanto menos, curiosas.

Bibliotecas todos los días del año 

María Siguero Rahona  –  Madrid
EL PAÍS  –  Opinión – 17-05-2006

No he podido leer el proyecto de Ley de la Lectura, el Libro y las Bibliotecas, pero, ante todo, me parece estupendo el objetivo de la modernización de las bibliotecas públicas, y espero que sea productivo el nuevo órgano que creará el Ministerio de Cultura, que se va a llamar Observatorio de la Lectura y el Libro, pues le corresponderá también promover la colaboración institucional entre órganos de similares funciones en las diversas administraciones.

Pues lo que yo creo que es fundamental es que el Ministerio de Cultura tenga alguna fuerza para hacer que todas las bibliotecas de España que no sean privadas abran todos los días del año, salvo Navidad y Año Nuevo, como en todos los países cultos se hace. Una biblioteca tiene los mismos tesoros para disfrute intelectual que un museo, por ejemplo. Naturalmente, incluyo en esas bibliotecas las de los centros de enseñanza media, que deben ser abiertas a toda la gente del barrio, especialmente si no hay otras bibliotecas en la zona.

Y, lógicamente, en esa ampliación de horarios hay un yacimiento de empleo para un montón de universitarias en paro. Pero también el ministerio tendría que decir algo a la hora de exigir preparación a ese personal, que, en el caso de una biblioteca, no debe consistir sólo en técnicas de archivo y catalogación, sino en una amplia cultura y un amor por los libros que se sepa transmitir a los posibles lectores.

Tampoco debían ser totalmente autónomas las bibliotecas municipales a la hora de comprar los libros, pues podrían no enterarse los usuarios más que de los best sellers, y entonces no tendrían la bibliodiversidad cultural que propugnamos las pequeñas editoriales.

Bibliotecarios en su justa medida 

Francisco J. Mateos Ascacibar  –  Badajoz
EL PAÍS  –  Opinión – 19-05-2006

A decir de la editora María Siguero Rahona, las bibliotecas públicas españolas deberían abrir todos los días del año y en esto coincido con ella. Coincidimos tanto yo como el resto de colegas bibliotecarios, que vemos en la democracia cultural una seña de identidad de cualquier sociedad del bienestar real.

En cambio, debo ilustrarla en cuanto a otra realidad de este país. En España existen numerosas facultades de Biblioteconomía y Documentación. La mayoría de sus estudiantes no encuentran el puesto de trabajo adecuado, por lo que no sería de justicia que de abrirse las bibliotecas públicas y escolares todos los días, los profesionales que ocuparan los nuevos puestos de trabajo no fueran sino diplomados y licenciados en estas ciencias. No hace falta reciclar a ningún otro titulado en técnicas de catalogación o similares. Eso debe pasar a la historia. La gente hoy día, cuando lo necesita, acude a la consulta del psicólogo y no va al confesionario. Si el Estado mantiene a los profesores de religión en los centros escolares, mejor haría manteniendo también a bibliotecarios profesionales en sus respectivas bibliotecas.

Debemos colocar a los profesionales específicos en los puestos que se merecen. 

También: Las bibliotecas no son para el verano

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8 comentarios

  1. Julio Ruiz Julio Ruiz

    Amén con lo que dice Francisco

  2. Javi Alarcón Javi Alarcón

    Por favor, recuerden que ya hay numerosos profesionales en el mundo de la biblioteconomía, no es necesario buscarlos en otros campos. Y si no, estoy dispuesto a trabajar de ingeniero de Caminos, que cobran más que yo
    Att.: UN DIPLOMADO EN BIBLIOTECONOMIA Y DOCUMENTACIÓN

  3. BIBLIOTECAS: Me cansa este discurso recurrente de pedir a las administraciones (otra vez el ogro filantrópico) una mejora en su política de dotación a las bibliotecas públicas, en forma genérica e indiscriminada. Creo que eso está muy bien para acompañar el currículum de aprendizaje, en todos los niveles docentes, a base de buenas y dotadas bibliotecas de centro. También me parece subsidiariamente necesario que las administraciones públicas acerquen la lectura a colectivos incapacitados o con limitaciones para ejercer de lectores; prisiones, hospitales, asilos o geriátricos como ahora decimos, hogares del jubilado, centros parroquiales, salas de descanso en fábricas y talleres, hoteles, incluso en transportes públicos (hay una peculiar experiencia en el metro de México DF). Pero ciertas políticas, stricto sensu, de creación de macrobibliotecas públicas, generalistas, que tienen de todo y todo, empezando por los “desechos de tienta” intrusistamente editados por los poderes que las levantan, siguiendo por grandes lotes de saldo comprados a precio ganga con probable omisión de liquidación de derechos a sus autores (negociada o no), y terminando por las compras con condiciones especiales otorgadas por el editor (¡Ay, el precio fijo!) a cambio de “otra” subvención para una nueva colección (bucle operativo de la correlación editor/administrador público) y vuelta a empezar. Desde un punto de vista material: meta usted un ejemplar de mi novela en una biblioteca que visitan 10000 lectores al año y perderá un potencial de venta de 300 ejemplares. Con otra perspectiva, queremos subvencionar también a los lectores con “comederos públicos de cultura”, transformando un hábito cultural de mayor rango como es el lector que “va de librerías”, hojea directamente los libros de las estanterías, consulta a “su” librero prescriptor, decide un presupuesto doméstico para libros, compra el libro (su posesión y su propiedad), lo lleva a casa, lo lee, lo recomienda a otros familiares que lo leen, y a otros amigos que lo compran y lo leen, et ita porro. ¿No es más sugestivo?

  4. Quizá olvida D. Vicente que el que acude a una biblioteca, y disfruta con un libro también puede recomendarselo a amigos y familiares. Olvida tambien que ese mismo lector podría incluso bucear en la obra del escritor e incluso comprarlas. ¿O es que quien va a una biblioteca no comprar también libros? Donde algunos ven una pérdida potencial de 300 compradores, otros vemos 10.000 potenciales nuevos compradores. (todas estas afirmaciones, claro, desde un punto de vista economicista de las bibliotecas, que es lo que están ahora tan de moda con el dichoso canon)

  5. Si viviéramos en una hipotética sociedad en la que todos tuvieramos cubiertas nuestras necesidades básicas, la opción de comprar un libro o no, definiría nuestros gustos y nuestras prioridades en cuestión de ocio. Cada uno es libre de gastarse el dinero en lo que quiera y entretenerse como más le guste.
    Pero cuando a muchos les cuesta llegar a final de mes, la cultura es lo primero que se deja de lado. Un mundo sin bibliotecas es negar a muchos la posibilidad de acceder a ésta.

    Y pienso como Álvaro, leer libros de biblioteca no implica no comprarlos. Creo que las estadísticas demuestran que un gran porcentaje de los lectores de bibliotecas son también grandes compradores de libros.
    En más de una ocasión me compré libros que ya había leído en la biblioteca y quería releer más veces, o descubrí un autor del que luego fuí adquiriendo sus obras.

    Además, las bibliotecas pueden hacer llegar a sus lectores libros minoritarias que en ocasiones el mercado editorial deja desatendidos, en favor de los superventas.

  6. En el primer artículo (el de María Siguero Rahona): en esa ampliación de horarios hay un yacimiento de empleo para un montón de universitarias en paro.

    ¿No hay universitarios en paro que puedan ocupar esos puestos?

  7. Yo como bibliotecaria diplomada y estudiando actualmente la licenciatura de documentación en la UOC, estoy totalmente a favor de que los puestos en bibliotecas los ocupemos las personas que tenemos formación específica para ello. Ya hay demasiados puestos en bibliotecas ocupados por no bibliotecarios.

  8. Jorge Semprún Jorge Semprún

    A Dª María Siguero el mejor de mis saludos en su alucinante opinión de que las bibliotecas públicas abran todos los días, festivos y todo. Se ha enterado que las bibliotecas en España son un servicio de tercera división? Sabe en qué condiciones (medios técnicos, retribuciones, etc.) están trabajando el personal de bibliotecas actualmente? Oiga, porqué no comienza por exigir que abra en sábado y domingo el ayuntamiento de su ciudad (porque allí sí que hay servicios esenciales de la comunidad -al menos a la hora de dotación de medios y buena retribuciones-: urbanismo, padrón de habitantes, plusvalías, registro de documentos, recaudación, etc. En qué planeta vive, Dª María?

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