El viernes pasado, la Ministra de Cultura, Carmen Calvo, presentó el anteproyecto de Ley de la Lectura, del Libro y de las Bibliotecas. Esta ley, además de regular el famoso canon bibliotecario, establece el precio fijo de los libros por lo que su precio será marcado por el editor y no por el vendedor, aunque se podrán establecer descuentos hasta del 5% de este precio.
El debate se viene produciendo desde hace mucho tiempo, los editores están a favor del establecimiento del precio único, mientras que, por ejemplo, las asociaciones de consumidores están en contra. Estas son algunas de las razones por las que los editores se mostraron proclives al establecimiento del precio fijo afirmando que el libro no es un producto como los otros que se muestran en el mercado:
- Porque el libro es un instrumento privilegiado para la difusión de la cultura y de la educación, es decir, se trata de un bien cultural.
- Porque cada título, cada libro es una creación original del espíritu, independiente y distinta de cualquier otra, lo que convierte a los libros en otros tantos "prototipos".
- Porque los libros compiten entre sí de una manera peculiar y no como los productos comerciales ordinarios: no se elige entre una novela de Cela, García Márquez, de Vargas Llosa o de Pérez Reverte como se elige entre diversas marcas de electrodomésticos, de detergentes o de patatas fritas.
- Porque el número de referencias disponibles no tiene parangón en ninguna otra industria: En España son más de 250.000 los títulos disponibles de todas las materias características y especialidades, lo que constituye la diversa y variadísima oferta editorial.
- Porque como consecuencia de lo anterior, el libro tiene una rentabilidad dudosa y desigual que requiere un equilibrio entre los libros de gran venta y los de rotación lenta.
PRECIO fijo del libro, ¿por qué? [Madrid] : FEDECALI, [2000], p. 18
Añadiría un sexto rasgo diferencial: el libro, como objeto cultural, vehículo de pensamiento y medio de fijación de la lengua escrita, no es obra exclusiva de un autor ni de sus promotores y mercaderes, sino de todos aquellos que contribuyen en su creación, perfeccionamiento y construcción. El libro que se elabora con mimo y arte sigue siendo un producto artesanal creado por personas de oficio. Un producto artesanal tiene escasa rentabilidad y requiere cierto grado de protección. El problema es que de esa protección se beneficien por igual obras de rasgos mayoritariamente industriales, lo que muchos llaman libros-churro.
Si estamos ante un bien cultural y eso justifica un precio igual en todas partes… ¿Por qué no se igualan también las entradas a los museos? ¿Y las entradas a los conciertos? El libro no es más cultura que la pintura, la música o la arquitectura, pero se inventan lo que sea con tal de que las grandes librerías no puedan hacer descuentos en función de sus intereses. Al lector le va mejor comprar un libro con el 25% de descuento en la FNAC que pagar lo que diga la ministra.
Y eso sin contar con el factor sueldo. Si los libros valen igual en toda España, los sueldos deberán ser iguales en Huelva y en Barcelona, porque proporcionalmente a uno de Huelva un libro de igual precio le cuesta más.
Lo cierto es que el precio fijo dejó de aplicarse en algunos países entre ellos Reino Unido y Francia. El peligro que señalan los editores es que se comiencen a publicar libros que podrían venderse bien, abandonando otros libros destinados a minorías, mientras que a su vez la guerra por los descuentos destruiría el entramado de pequeñas librerías que nutren las ciudades concentrando el mercado del libro en los grandes distribuidores.
Por otro lado, no está claro que el establecimiento del precio libre suponga una mejora y un mercado más competitivo ya que de 1995 a 2000, en Reino Unido, el precio de los libros subió un 16%.
Obviamente en el mercado del libro se mueve dinero, además de cultura, y hay negocio, si no, no se editarían tantos libros en España, sin embargo el fondo del asunto es demasiado amplio para ser convenientemente profundizado en este humilde blog sin provocar algún desliz.
El precio fijo es necesario para esos libros a los que se apunta en el punto 5. como de rotación lenta, libros que, si no, no serían editados y desaparecerían de nuestras bibliotecas, de nuestras librerías y de nuestro alcance. La cultura necesita un cierto mimo y un poco de ayuda económica; lamentablemente, en el mundo en que vivimos, pensar que va a salir adelante sin ello es como pensar que los empresarios van a contratar mujeres cuarentonas sin incentivos estatales: pura utopía. Un saludo.
[…] La semana pasada recogíamos la noticia de la presentación del anteproyecto de Ley de la Lectura, del Libro y de las Bibliotecas que resultó ser un debate muy interesante con grandes aportaciones. Por supuesto que en otros lugares, las opiniones que se desarrollaron también lo fueron y, por ello, las recogemos puesto que a buen seguro las encontraréis, cuanto menos, curiosas. […]
[…] El anteproyecto de la ley del libro se presentó hace dos semanas y las reacciones en la Blogosfera no se hicieron esperar. Así, por ejemplo, tenemos la visión de Juan Varela en Precio fijo y pago por lectura, o Anteproyecto Ley Libro y Lectura con un resumen de cómo ha acogido la prensa el nuevo texto o una visión mucho más tecnológica del asunto Seguiremos sin Amazon.es. Todos ellos bastante interesantes y os recomendamos su lectura, aunque nosotros seguimos con dos nuevos puntos de vista, antiguos eso sí, sobre la conveniencia del precio fijo de los libros. […]