Bien podría intentar enumerar algunos de esos consejos para blogs / bloguers que son de gran ayuda para los que empiezan, pero sinceramente este texto no intenta llegar a eso. En cualquier caso, aquellos que busquen realmente alguna indicación para mantenerse dentro de la Blogosfera pueden acudir a los artículos Consejos al escribir artículos en tu blog o Consejos para dirigir tráfico a tu blog de Javi Moya, aunque también pueden consultar otros, que seguramente les resultarán más interesantes que este mismo texto. Y es que esto no es más que una visión personal, no completamente cierta, no completamente falsa; un sencillo punto de vista extraído de mi propia experiencia.
Personalmente, considero que ser bloguer entraña el mismo riesgo que ser escritor, tanto a la hora de escribir, a la hora de ser malinterpretado como a la hora de recibir las réplicas. Como es bastante obvio que no soy lo último, al menos como lo primero, creo puedo ponerme en su lugar cuando me enfrento al pánico por la página en blanco – en nuestro caso particular la caja WYSIWYG en blanco-, pasando por otros problemas específicos de aquellos que tratan de transmitir algo. Además de pánico, los bloguers también podemos sufrir otros problemas derivados como infoxicación, que las palabras se atolondren o que se nieguen a juntarse mientras desarrollamos un tema; o sencillamente que debido al cansancio propio de la actividad constante, caigamos en la tentación de creernos agotados y decidir desistir de nuestra actividad en la Blogosfera.
Es bastante evidente que existen momentos en los que nos es más sencillo considerar el abandono a tratar de seguir peleando; de que creamos, equivocadamente o no, que nuestra fuente de inspiración está completamente seca y que no queda nada más dentro de ella. No, no voy a rescribir sobre el síndrome del bloguer quemado, ya dije todo lo que tenía que decir en su momento, por lo que hoy me dispongo a relatar el esfuerzo nada sencillo de tratar de enderezar el rumbo. Hoy, me dispongo a escribir sobre la superación de esa etapa que le llega a todo bloguer y que debe de tratar de sortear, si se apresta, con mayor o menor fortuna.
La escritura, para el no-profesional, es una tarea ardua y que se debe de saber gestionar convenientemente. Dependiendo de la temática de un blog y de su veteranía, la escritura puede variar a lo largo del tiempo y conducir más allá del rebote de noticias que consideramos interesantes. Particularmente, no estoy en contra de esta actividad, que no se malinterpetre, ya que es una actividad en la que se basaron los primeros blogs y que muchos siguen ejerciendo con éxito. Pero es bastante evidente que como bloguers debemos ir un poco más allá y tenemos necesariamente que tratar de crear nuestros propios contenidos.
No hace falta decir que esta tarea tampoco es sencilla, ya que nadie nace sabiendo, y aunque podemos y debemos escribir sobre nuestras experiencias vividas, a veces esto no es suficiente para alimentar a nuestra bitácora. Obviamente el escritor de un blog temático, como este mismo Documentalista Enredado, debe ser cauto en cuanto a lo que publica y cómo lo publica, ya que más tarde o más temprano alguien llegará a él, por lo que debemos tratar de ser lo más respetuosos y discretos posible. En cualquier caso, y como ejemplo, la vida de un documentalista, más allá de estar entrando y saliendo de las listas del paro, presentándose a oposiciones, enganchando uno tras otro los trabajos que le van surgiendo, puede considerarse un tanto anodina por lo que puede que no nos interese excesivamente escribir una entrada denominada: Hoy presté un libro.
Sin embargo, un blog bien puede ser una forma de fijar conocimientos, por lo que nuestras lecturas pueden muy bien sugerirnos nuevos temas a tratar y, por supuesto, servirnos como una fuente de aprendizaje continuo. Con la lectura de un libro, un artículo o un reportaje, bien podemos comenzar a construir un tema del que recogemos cierta documentación para darle distintos puntos de vista o simplemente el nuestro propio. Por otro lado, también puede suceder que un tema nazca a partir de una frase y a partir de él comenzar a construir. Por ejemplo, un verso de una canción, o su título, o porqué no, de una película o un libro (Valga como ejemplo este mismo texto, puesto que Mientras Escribo es un libro de Stephen King). Es increíblemente complicado ajustar un tema a una frase, pero una vez se ha hecho, aún queda otro muro que saltar y es comenzar a elaborar el texto.
Enfocar de una determinada forma un texto es algo tremendamente complejo, por lo que intentarlo delante de un papel o de un ordenador puede llegar a ser muy frustrante. Personalmente, trabajo mentalmente, voy tomando nuevos puntos de vista, rebuscando en mi cabeza dando mil vueltas hasta que considero que esta o la otra es la forma como quiero enfocarla. Sin embargo, otro de los problemas consiste en encontrar tiempo a pensar y repensar el enfoque de un texto. ¿Cómo encontrar tiempo a esto? La respuesta es sencilla, ya que siempre tenemos tiempos muertos, y si no disponemos de una preocupación mayor, algo harto difícil según los casos, podemos comenzar a desencajar un tema en el metro o simplemente yendo a nuestro puesto de trabajo.
El siguiente paso es escribir un borrador lo cual tampoco es nada sencillo. Pensemos durante un momento que comenzamos a escribir, pero el tema se va complicando según avanzamos. Frente a esto, pueden suceder dos cosas: La primera es que decidamos seguir adelante y fragmentemos la publicación del tema en distintos posts, pero la segunda es que simplemente nos demos por vencidos al descubrir que en ningún caso estamos justo donde queríamos estar.
Y es que el objeto de toda escritura es llegar a una conclusión, si es que la conclusión es posible, para dotar de un nuevo punto de vista al tema que estamos tratando. Sin embargo, si aquello comienza a desvirtuarse, si las ramas se hacen cada vez más densas, podemos encontrarnos con algo inmanegable, de lo que no es sencillo salir, ni publicar. Así pues, el bloguer no se enfrenta sólo a la hoja en blanco, sino que también dispone de una hoja emborronada, cuya complejidad aumenta según va avanzando y de la que no es fácil salir. Pero que es algo completamente necesario para que su blog siga creciendo.
Nuestra fuente de inspiración no se agota, somos nosotros que perdemos la ilusión por ser bloguers. Muchos temas aguardan a ser abordados, sin embargo debemos encontrar el tiempo, la valentía y el esfuerzo para llegar a tratarlos. Por otro lado, la no disponibilidad del tiempo es una excusa superflua, simplemente encontramos algo que nos requiere mayor atención y estamos dispuestos a otorgársela, pero eso también nos vale, ¿o no?
¡Qué bien defines mi situación!
Frecuentemente soy víctima de la «hoja en blanco», pero en mi caso, lo peor es que el «tema se complica» y «simplemente nos demos por vencidos al descubrir que en ningún caso estamos justo donde queríamos estar».
Gracias por el link a los consejos al escribir blogs que redacté hace algún tiempo.