Maruja Torres, de quien en la biblioblogosfera ya se ha hablado, publicaba la semana pasada en el dominical El País Semanal un artículo denominado Hemeroteca en mano en el cual repasaba la situación previa a la Guerra de Iraq, cuando se nos ofrecía la intervención armada contra un tirano con armas de destrucción masiva, y la situación actual en la que EE.UU. trata de poner pies en polvorosa y en la que se demuestra que todo aquello que se dijo entonces se demostró como una falsedad.
Torres utiliza la figura de la hemeroteca de los medios de comunicación como una herramienta poderosa para comprobar quién dijo o hizo qué y en qué momento. El artículo viene acompañado con una graciosa ilustración, como es habitual, de José Luis Ágreda referida a las hemerotecas. Siguiendo la ilustración, creo que deberíamos llegar a la conclusión que la Hemero-amnesia existe, al menos en la imaginación de muchos, y no sólo por aquellos que tratan de hacer un esfuerzo por olvidar lo que dijeron o hicieron, si no más bien porque George Orwell, en su estupenda novela 1984, ya imaginó cómo se debería comportar el destructor de la memoria de una hemeroteca en un procedimiento totalmente institucionalizado.
times 19.12.83 predicciones plantrienal cuatro trimestre 83 erratas comprobar número corriente
times 14.2.84 miniabundancia malcitado chocolate rectificar
times 3.12.83 referente ordendía gh doblemásnobueno refs nopersonas reescribir completo someter antesarchivar
Con cierta satisfacción apartó Winston el cuarto mensaje. Era un asunto intricado y de responsabilidad y prefería ocuparse de él al final. Los otros tres eran tarea rutinaria, aunque el segundo le iba a costar probablemente buscar una serie de datos fastidiosos.
Winston pidió por la telepantalla los números necesarios del Times, que le llegaron por el tubo neumático pocos minutos después. Los mensajes que había recibido se referían a artículos o noticias que por una y otra razón era necesario cambiar, o, como se decía oficialmente, rectificar. Por ejemplo, en el número del Times correspondiente al 17 de marzo se decía que el Gran Hermano en su discurso del día anterior, había predicho que el frente de la India Meridional seguiría en calma, pero que, en cambio, se desencadenaría una ofensiva euriasiática muy pronto en África del Norte. Como quiera que el alto mando de Eurasia había iniciado su ofensiva en la India del Sur y había dejado tranquila al África del Norte, era por tanto necesario escribir un nuevo párrafo del discurso del Gran Hermano, con objeto de hacerle predecir lo que había ocurrido efectivamente. Y en el Times del 19 de diciembre del año anterior se habían publicado los pronósticos oficiales sobre el consumo de ciertos productos en el cuarto trimestre de 1983, que eran también el sexto grupo del noveno plan trienal. Pues bien, el número de hoy contenía una referencia al consumo efectivo y resultaba que los pronósticos se había equivocado muchísimo. El trabajo de Winston consistía en cambiar las cifras originales haciéndolas coincidir con las posteriores. En cuanto al tercer mensaje, se refería a un error muy sencillo que se podía arreglar en un par de minutos. Muy poco tiempo antes, en febrero, el Ministerio de la Abundancia había lanzado la promesa (oficialmente se le llamaba “compromiso categórico”) de que no habría reducción de la ración de chocolate durante el año 1984. Pero la verdad era, como Winston sabía muy bien, que la ración de chocolate sería reducida, de los treinta gramos que daban, a veinte al final de aquella semana. Como se verá el error era insignificante y el único cambio necesario era sustituir la promesa original por la advertencia de que probablemente habría que reducir la ración hacia el mes de abril.
Cuando Winston tuvo preparadas las correcciones las unió con un clip al ejemplar del Time que le habían enviado y los mandó por el tubo neumático. Entonces, con un movimiento casi inconsciente, arrugó los mensajes originales y todas las notas que él había hecho sobre el asunto y los tiró por el agujero de la memoria para que los devoraran las llamas.
ORWELL, George. 1984. Barcelona: Destino, DL 1997. pp. 45-47
Efectivamente, las hemerotecas de los medios impresos se utilizan para verificar lo que se dijo en un momento anterior, pero también son consideradas como una fuente completamente fiable por los periodistas que trabajan en él. De esta manera, los periodistas acuden a la hemeroteca del medio en el que trabajan para encontrar fuentes fidedignas de lo que alguien afirmó y ahora se retracta de ello. Es bien sabido que la hemeroteca es la memoria del diario, pero también constituye una parte de la memoria colectiva de toda una sociedad.
Pero, no sólo la hemeroteca es utilizada para cuestiones de retroalimentación informativa de un diario, como un elemento de documentación para realizar un reportaje o de un elemento para apoyar una noticia nueva, como por ejemplo la evolución de la deuda de una institución; sino que también posee otras utilidades de funcionamiento operativo. Así las hemerotecas también son utilizadas para comprobar qué tratamiento se le dio a una noticia y, por ende, la importancia que se le asignó en su momento, un elemento para los propios periodistas recuperar los artículos que fueron publicando, esencial para todo periodista para la confección de su press-book, o incluso para controlar las colaboraciones de los articulistas del medio o no repetir la publicación de una noticia. También, en ocasiones, se puede llegar al extremo de acudir a la hemeroteca para recuperar y focalizar la forma que se debe redactar una editorial, algo que no siempre es sencillo.
[…] Cuando hace unos días leí el post de Marcos, sobre la importancia de un archivo periodístico, no sólo como memoria del diario, sino como memoria colectiva de la sociedad, me vino a la mente el cómic La marca amarilla, una de las aventuras de Blake y Mortimer (y por cierto, una de las mejores), creada por el dibujante belga Edgar P. Jacobs en 1956. […]
Permítanme en primer lugar felicitarle por la importante página Web que tienen. Debo expresar que soy un fiel defensor de las hemerotecas como vehículo por excelencia para que el investigador o cualquier persona que le interese conocer sobre un hecho determinado lo aborde con base sólida y apegada lo más posible a la realidad. Siempre he considerado los antecedentes de un hecho y el conocimiento de los mismos como la brújula que nos guiará a tener una conclusión lo más objetiva posible. Tengo mi propia hemeroteca, el valor que tiene para mi es incalculable, los resultados que mi brinda son excelentes. El caso que refieren de la Señora Maruja es el mejor ejemplo.
Gracias por la oportunidad,
Atte.
Rafael de la Rosa
no entendi nada no se que es eso