La publicidad de la Generalitat Valenciana podría afirmar (¿No lo hace ya?) que Valencia se encamina a ser un referente en el mundo de la cultura con la inauguración el próximo día 8 de octubre del Palau de les Arts Reina Sofía que completará la Ciudad de las Artes y de las Ciencias diseñada y ejecutada por Santiago Calatrava. Pero, el precio ha sido grande, así únicamente las obras para este palacio no han carecido de polémica con retrasos y sobrecostes que algunos afirman que ascienden a 216 millones de euros -Lo escribiré con números 216.000.000 €-. Por otro lado, la Generalitat Valenciana, dentro de su política de cultura bajo grandes obras, baraja la realización de otros proyectos como la Ciudad de la Luz en Alicante o la ampliación del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) con expropiaciones de viviendas colindantes incluidas.
Desde luego que no vamos analizar desde aquí la política que está desarrollando la Generalitat a lo largo de más de diez años, sin embargo sí que debemos señalar que justo una semana antes de la inauguración con grandes fastos del Palau de les Arts, los medios de comunicación nos informan que «La Academia de San Carlos cierra su archivo y la biblioteca por falta de personal y dinero«. Poco podemos añadir a lo que ya se dice en este texto, pero nos parece completamente lamentable que una institución bicentenaria como la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos deba esperar las migas que le ofrece la Generalitat, mientras que recibe ayudas menores de otras instituciones como el Ayuntamiento de Valencia y la Diputación de Valencia.
El hecho podría muy bien de no pasar de ahí, sin embargo esta Academia es una de las instituciones consultivas de la administración autonómica en temas relacionadas con Patrimonio Cultural. Esta organización disponía de la asignación de dos funcionarios cuya retirada por parte de la Administración les ha obligado a ralentizar la ejecución de distintos proyectos. Pero es que el compromiso de la Administración valenciana con esta organización comenzó a principios de la década de los 90 con la firma de un convenio conjunto por el cual la Academia cedía a la Generalitat en depósito su colección pictórica que fue destinada al Museo de Bellas Artes de Valencia, San Pío V, a cambio de una aportación anual y de unas instalaciones dignas en el propio centro museístico. En aquel momento, la cantidad destinada anualmente era de 120.000 €, sin embargo, la elaboración de los distintos presupuestos a lo largo del tiempo en poco han ayudado a la mejora de la situación de esta institución, ya que apenas han aumentado las partidas presupuestarias.
Se podría considerar que parca es la relación entre la Academia y la Generalitat, pero es precisamente todo lo contrario puesto que el organismo también realiza informes para la Conselleria de Cultura cada vez que incoa un expediente de declaración de Bien de Interés Cultural. Además de ésta, otros organismos realizan informes como el Consell Valencià de Cultura, sin embargo los académicos de San Carlos no reciben ninguna contrapestación económica por los trabajos realizados.
Como podéis imaginar, el cierre de su biblioteca y de su archivo, además de dificultar la tarea de sus miembros, condena a la institución a una lenta agonía, puesto que lentamente va perdiendo sus funciones y su capacidad de generar beneficios a la sociedad valenciana, que se trata de un principio fundamental por el cual este organismo funciona.
Algunos compañeros de carrera de Biblioteconomía trabajaron allí, habrá que esperar tiempos mejores.
Lo cierto es que si la pérdida de un libro es un desastre para la humanidad, que puede suponer el cierre de una biblioteca…
Esperemos que tras hacerse eco los medios la administracion responda para que la biblioteca pueda abrirse y ese organismo cultural pueda realizar sus cometidos en condiciones.
Seamos realistas una vez más: vivimos en un mundo politizado en el que los grandes gestos son más valorados que los buenos.
Vende mucho más una gran inauguración que la pervivencia o no de cualquier biblioteca o archivo que la mayoría de la gente ni sabe que existe ni utiliza.
La verdad es que el caso del archivo y biblioteca de la Academia San Carlos clama al cielo por la importancia que esta institución tiene en el ámbito cultural valenciano.
Pero, a parte de quejarnos entre nosotros ¿alguien se toma la molestia de montar un pataleo general?
¿Por qué no montamos en esta y otras ocasiones un bombardeo de e-mails de protesta al organismo pertinente? Defensor del pueblo o Presidente de la Generalitat o quien sea.
¿que pasará con el archivo y biblioteca? ¿Se quedará en la sede de la Academia a la espera de algún desastre?. En cuanto a la pataleta necesaria, lo suyo es una manifestación, porque los mails fastidian unicamente al secretario/a de turno que los tiene que leer, o borrar. Sin embargo una movilización es una cosa más molesta y menos agradable para las autoridades incompetentes.
¡Más Carrefours y menos cultura!
Bueno, tampoco creo q vayamos a solucionar demasiado. De hecho, el cierre de la biblioteca es un efecto colateral del estrangulamiento financiero de la institución. Las distintas asociaciones culturales valencianas son las que deberían tomar buena nota. Nosotros tan sólo podemos desde aquí hacernos eco de una noticia publicada en un medio regional, nada más.