Si hay un libro que puede llegar a fascinarnos por ser un enigma en sí mismo es el manuscrito Voynich. Este documento medieval datado en 1400 aborda como muchos de sus libros contemporáneos distintos campos de la Ciencia constituyendo un compendio de todos ellos. Pero el manuscrito también está repleto de extrañas ilustraciones y escrito en un lenguaje que tiene su propio alfabeto que nadie ha podido descifrar hasta la fecha. El códice Voynich consta de 234 páginas y se divide en siete secciones. Sin embargo, los investigadores han intuido el ámbito de la Ciencia de cada sección por el número y tipo de ilustraciones que se encontraban en cada una de ellas (medicina, herbología, botánica, zoología, astrología…). El documento puede consultarse libremente en Archive.org
El interés por este códice no ha decaído a lo largo del tiempo, sino más bien ha ido aumentando. Son muchos los investigadores que han tratado de desentrañar los secretos de este libro que no se sabe bien si la lengua en la que está escrito es una lengua muerta, un código secreto o simplemente es un documento completamente falso. Se ha intentado descifrar utilizando el latín, el árabe, el turco o el sino-tibetano, incluso una Inteligencia Artificial ha concluido que el texto es hebreo. A pesar de todos estos esfuerzos, quién lo hizo y para qué es un misterio completo que ha llegado hasta nuestros días. La pregunta de qué contiene que podría ser tan escandaloso, peligroso o tan importante como para ser cifrado es algo que intriga y fascina por igual de este manuscrito del que no hemos podido desentrañar todos sus secretos.
El documental The Voynich Manuscrit nos acerca a la historia de este volumen tan misterioso y que no deja de generar noticias alrededor de él. Adquirido por el librero y anticuario polaco Wilfrid Voynich en 1912, en un primer momento que se trataba de una falsificación del propio librero. Sin embargo, tras su análisis se llegó a la conclusión que el libro se había redactado en el siglo XV, además los registros permitían determinar que la primera noticia de la existencia del Voynich data de 1580, cuando el emperador Rodolfo II de Habsburgo, lo adquirió por 600 ducados a los ingleses John Dee –un mago que decía comunicarse con los ángeles mediante unas piedras– y Edward Kelley, un embaucador. Actualmente, lo custodia la Universidad de Yale en una biblioteca especial para rarezas.