El doctor Hannibal Lecter, Hannibal el Caníbal, es uno de los personajes más fascinantes que ha dado la cultura norteamericana recientemente. Clasificado como el villano más grande de todas las películas de Hollywood por el American Film Institute, no nació en ese medio, sino en novela. Thomas Harris lo presentó en “El Dragón Rojo (1981)” describiéndole como un asesino ya convicto que colaboraba con la policía, mientras daba un paseo atado por el patio interior del Hospital Psiquiátrico de Baltimore o en su celda. Sin embargo, no sería hasta “El Silencio de los Corderos” (novela y película), cuando Lecter alcanzaría su mayor popularidad y lo que le haría merecedor de películas y libros de continuación de diversa fortuna.
Recientemente, se acaba de emitir en EEUU la serie de TV “Hannibal” donde se nos muestra el inicio de la colaboración de Lecter con Jack Crawdford y el agente especial del FBI Will Graham y que finalizaría su detención y su reclusión. El doctor Lecter es un personaje cultivado, amante de la pintura, de la música y de la lectura como ya mostraría en la película “Hannibal” al convertirse en el responsable de la biblioteca Capponi. En la serie, sigue disponiendo de ese refinamiento, aunque en esta ocasión se nos amplía un poco más psique, mostrándonos sus artes culinarias y los platos que cocina especialmente a sus invitados. En esta ocasión, el personaje está mucho más contenido y frío en su forma de comportarse, aunque muestra pequeños destellos de lo que es realmente.
En la serie, se nos muestra a un Lecter que todavía ejerce, que recibe a sus pacientes en su consulta que se sitúa en un amplio e impresionante despacho donde podemos encontrar una biblioteca a la que se accede mediante una escalera y que rodea casi toda la habitación.