Hace ya un tiempo, un webmaster tuvo el valor de considerar que aquellos que bloqueaban la publicidad no eran dignos de leer sus contenidos. De hecho, concluyó que aquellos que utilizaban el navegador Firefox no podrían ver sus páginas porque éste apoyaba y soportaba el desarrollo de addons que impedían ver la publicidad de la que su sitio web se nutría. Su acción fue audaz y redireccionó a todos sus visitantes que utilizasen Firefox hacia un sitio web creado exprofesso con el fin de tratar de educarlos de una forma ejemplerizante. La polémica fue enorme y precisamente, nacida de ello, escribimos un texto donde recogíamos aquellos hechos.
Tiempo después no fue un editor web el que decidió intervenir en el bloqueo de la publicidad web, sino el desarrollador de uno de los complementos más populares de Firefox. En este caso, cuando se instalase su addon, NoScript, el programa buscaría la instalación Adblock Plus y añadiría una excepción en la lista de elementos bloqueables del complemento que incluían todas las páginas que el desarrollador mantenía. También en esta ocasión el debate fue muy intenso y, finalmente, la extensión de Adblock Plus añadió la funcionalidad que fuese el usuario el que decidiese en qué sitios web quería visualizar la publicidad de una forma sencilla y directa.
Pero parece ser que a esta historia se le van añadiendo capítulos sin remedio. La semana pasada, el sitio web Ars Tecnicha realizaba un experimento del que, según admitían sus administradores, salieron trasquilados. Esta vez, el sitio detectaba aquellos internautas que bloqueaban la publicidad que en Ars Tecnicha servían y simplemente no les mostraban sus contenidos. Según Ars Tecnicha la utilización de bloqueadores de publicidad “puede ser devastador para los sitios que te gustan. No estoy haciendo un argumento de que bloquear anuncios es una forma de robo, o es inmoral o no ético, o que te hace el hijo del diablo. Puede dar lugar a que personas pierdan sus puestos de trabajo, puede resultar en menos contenido en un sitio determinado, y sin duda puede afectar a la calidad del contenido. También puede hacer que los sitios en un verdadero giro de publicidad de la muerte. Al bajar los ingresos por publicidad, muchos sitios empiezan a ejecutar publicidad de una naturaleza verdaderamente cuestionable.”
El experimento, por supuesto, tuvo reacciones dispares. Algunos lectores añadieron a Ars Tecnicha en sus white-lists, mientras que otros protestaron amargamente, mientras que algunos señalaron que deberían haber avisado. Finalmente, en Ars se percataron de su error y tomaron la resolución de entonar el mea culpa. “Cometimos el error de suponer que todo el que está bloqueando los anuncios de Ars lo hace con malicia. Según parece, sólo son unas pocas personas las que actúan así, y muchos (¿la mayoría?) nos indicaron que están dispuestos a ayudarnos.”
Así pues, el difícil equilibrio que han de adoptar los webmasters parece pasar por el respeto por el lector. De hecho, de estas experiencias podemos extraer una serie de conclusiones sencillas en la forma pero que pueden antojarse difíciles dependiendo de qué casos:
- Tenéis razón. Queréis rentabilizar vuestro esfuerzo y, actualmente, en la Web sólo existe la vía de la publicidad.
- Debéis respetar a vuestros lectores. Realizar acciones unilaterales, sin consultar pueden tener justo el efecto contrario. Vuestros lectores fieles, aquellos que os dan volumen y fidelidad, pueden desaparecer sin dejar rastro.
- La conversación siempre puede ser mucho más edificante que las acciones unilaterales. Además, crea y refuerza la marca.
[…] El Documentalista Enredado No le digas a tu lector cómo debe visualizar tus páginas web […]