Hace ya unos días que mi madre intentó explicarlos el "nuevo" invento de Google que era ni más ni menos su nueva enciclopedia, Knol. Como podéis imaginar mi madre no se ha acercado a un ordenador en su vida, si no fuese para limpiar la pantalla, ni creo que lo toque puesto que se ha negado en rotundo en numerosas ocasiones a pesar de que sus hermanos sí que se han lanzado a escribir correos electrónicos. Así que, como podéis imaginar, la explicación que me ofreci, tomada prestada de la radio sobre Knol, no fue lo más ajustada posible a la realidad. Obviamente, me quedé en silencio durante sus argumentaciones a pesar de sus preocupaciones sobre la conveniencia de la creación de una enciclopedia colaborativa y la autoridad que ésta podría dar respecto a los datos e informaciones que pudiese albergar. En fin, que os puedo asegurar que mi madre no lee mi blog, ni tampoco lo que voy escribiendo en papel y eso que sólo nos llevamos una generación.
Por otro lado, mi padre siempre se sintió un poco fascinado por mi destreza con los ordenadores. Vale, puede que mi nivel sea un poquito superior al de un usuario avanzado, pero soy plenamente consciente de que camino hacia la obsolescencia poco a poco. Es cierto, puedo acercarme a los nuevos fenómenos de la Red, el microblogging, las redes sociales, la promoción de noticias, etcétera; sin embargo os confesaré que siempre me queda el regusto de no estar utilizando completamente su potencial, como si fuesen más exprimibles de lo que yo realizo en ellas, aunque mi consuelo es que simplemente no dispongo del tiempo necesario y no puedo dedicarles ni todo mi esfuerzo ni mi interés. De hecho, recientemente se ha realizado el cálculo de cuánto tiempo se debería dedicar a la Web 2.0 para ser un usuario normal de estas herramientas y lo cierto es que no les puedo dedicar el mínimo de 8 horas semanales. ¡Ya me gustaría dedicárselo a mis aficiones!
Puede que se trate de una excusa de mal pagador, de alguien que camina hacia la obsolescencia gritando ¡paparruchas!, o simplemente que considere que mi blog es mi identidad digital en la Red y por ello lo potencio sobre otras cosas, sin tener la necesidad de contaminar mi presencia en ella sin nada más que lo que aquí recojo y publico, pero sin renunciar a mirar con curiosidad otros fenómenos de la Web 2.0, claro. Por supuesto que no renuncio a ser participativo, he roto lanzas en proyectos que me parecían interesantes y necesarios, pero obviamente no dispongo de todo el tiempo del mundo y para mantener algo que acabaré abandonando, es mejor no comenzarlo.
¿La obsolescencia terminológica pronto se convertirá en tecnológica? Indudablemente que una parte sí. Es probable que el año que viene o el próximo, cuando amaine esta crisis económica, aparezca un nuevo concepto o se desarrolle una nueva idea y que yo ya no sea captar su utilidad o descubrir su inutilidad, lo que es más grave. Sinceramente, espero que no se me escape, si existe y que no pierda la curiosidad. Pero, esto mismo ya está sucediendo a nivel empresarial y no puede ser detenido.
Francis Pisani nos pone sobre la pista de esta nueva Asimetría Digital donde los más jóvenes adoptarían las nuevas tecnologías y sus nuevos conceptos de forma más rápida que el resto. En su artículo, La dificultad de adaptarse a los cambios, nos describe la situación dada en Unilever donde Wendy Wilkes se desesperaba por la lentitud de su organización a la hora de adoptar las nuevas tecnologías. De hecho, ella lo describe como "shock tecnológico" puesto que no se les permitía usar ni MySpace, Facebook, Twitter o Skype. Afortunadamente, Wilkes escribió un correo a su jefe quejándose y abriéndole los ojos. La reacción de su superior distó mucho de ser airada, más bien al contrario, puesto que le encomendó un puesto nuevo: buscar aplicaciones (gratuitas, preferentemente) que se podría aplicar en la empresa.
Creo que la rapidez con la que evoluciona la Red nos supera a todos, como no sea que analizarla y usarla sea nuestra única función, laboral y personalmente.
Yo hace tiempo asumí que soy incapaz de mantenerme al día, pero como dices, tampoco tengo la necesidad de «contaminar» con mi presencia todos los ámbitos de la Web 2.0. Tampoco creo que sea algo necesariamente generacional, va más bien con la necesidad y el caracter de cada cual. Y conozco a «nativos digitales» incapaces de usar la Red con un mínimo de utilidad o sentido, más allá del emule, el correo o el messenger.
Bueno, al final todos nos veremos en algún momento superados por los acontecimientos, pero estoy completamente seguro que nuestra capacidad de reacción o de adaptación a los cambios será superior a la de nuestros padres.
Por supuesto que está el factor de los que son completamente negados para las nuevas tecnologías que mirarán siempre con recelo a un ordenador y se negarán a usarlo, temerosos de que se pueda romper. Si está precisamente para eso!!!
😛
[…] aunque es bastante probable que lentamente, con la llegada de nuevas generaciones, la brecha en la asimentría digital se vaya reduciendo. Tags —ciencia, revistas_cientificas, web_2.0 […]
[…] Qué crueldad. En diez años, Google nos ha jubilado. Nos hemos convertido en prescindibles, en una figura cómica al lado de la compleja programación desarrollada desde Mountain View, creo que es el momento de acabar con esta farsa… En realidad, somos unos tecnófobos redomados, realicémonos un harakiri colectivo y entonemos un mea culpa. Somos unos obsoletos digitales… […]
hola marcos, dices en el texto
«De hecho, recientemente se ha realizado el cálculo de cuánto tiempo se debería dedicar a la Web 2.0 para ser un usuario normal de estas herramientas y lo cierto es que no les puedo dedicar el mínimo de 8 horas semanales. ¡Ya me gustaría dedicárselo a mis aficiones!»
me podrías dar la referencia de donde has localizado esta información. Me interesa el dato para una cosa que estoy escribiendo.
Gracias anticipadas