El pasado mes de Agosto simplemente me desconecté como si estuviera enlazado a Matrix. Durante dos semanas, estuve, más bien traté de estarlo, completamente off-line; buscando el descanso de la Web y del trabajo continuo que requiere el mantenimiento de este blog. Tanto es así, la desconexión claro, que algunas personas se alarmaron puesto que de repente había cesado en mi actividad bloguera sin previo aviso y, mucho peor, no contestaba los correos electrónicos que me enviaban. Naturalmente, sucedió que me propuse mantenerme lo más alejado posible de un ordenador, pudiendo permanecer hasta cinco días sin realizar un solo clic.
Sí, conseguí lo que otros intentan y no pueden llegar a hacer, desconectar del trabajo y del mundo digital. Sin embargo, tengo que reconocer que la vuelta fue un poco dura, puesto que te percatas que te falta pulso a la hora de componer textos, ya que debes ponerte al día y rehacer ideas. En fin, que parece que al menos este año me he librado de la Infomanía, nuevo término en la psicología usado para un estado de ánimo: El de estar buscando estímulos informativos incansablemente.
Hace poco, en un artículo de opinión del diario El País se detenían en reflexionar sobre el modo de vida de hoy en día, tan tecnológico, tan ligado a recibir señales continuas; y proponían una suerte de Remedios para la infomanía. Así, definía a la Infomanía como la angustia «no por sentirse asediado por los mensajes electrónicos, sino por buscar, precisamente, su asedio. Sólo así se explicaría que el 53% de los internautas norteamericanos consulte su correo desde la cama, y hasta un 12% desde la iglesia. Claro que esta cifra es sólo la mitad de quienes lo consultan desde el baño: hasta un 37%.»
No voy a negar que la Infomanía me recuerda necesariamente a otro término, al que ya hemos hecho referencia anteriormente, bien conocido por los documentalistas -la Infoxicación– del que incluso hemos recogido algunas de las razones por las que podríamos vernos asediados por la recepción de información de forma indiscriminada. En concreto, la infoxicación se refiere a la sobresaturación de información, ruido-interferencia, la cual incluso puede llegar a generar angustia en el usuario por no sentirse en condiciones de encontrar la información buscada.
Obviamente, entre la Infomanía y la Infoxicación se presenta un límite conceptual. Porque una podría derivar en la otra, la Infomanía provocaría cierta Infoxicación en la búsqueda eterna de la tensión informativa, mientras que la Infoxicación no tendría que derivar necesariamente en la Infomanía, debido a que la Infoxicación provocaría un rechazo hacia la Infomanía. En cualquier caso, mientras se investiga más a fondo estas nuevas formas de presión psicológica sobre los individuos y sus posibles remedios, aunque yo me ofrezco como voluntario para demostrar que el mundo sin correo electrónico es posible, los documentalistas siempre podemos recurrir a las ideas del Just-in-case y del Just-in-time para que nadie acabe con un ataque de nervios porque el Gmail sencillamente hoy se encuentra caído.
Cuánta razón tenés!
Nosotros misomos, mi esposo y yo, estamos por salir de vacaciones la semana entrante y hemos decidido no llevar nada que nos tiente a seguir conectados con el trabajo ni el estudio, salvo el teléfono celular, por la familia, viste.
Pero es una decisión que cuesta…. vaya si cuesta! Sobre todo sabiendo que la zona donde vamos tiene wifi por todos lados!
Nos vamos por sólo una semana, a disfrutar un espectáculo natural único en el mundo (avistaje de la ballena franca) y nos cuesta pesnsar que nos vamos a desconectar…
Lo que vos decís enfermedades, son vicios además, creo.
Un abrazo, Diana, de bibliotecaria argentina