La revolución de la Web 2.0 nos trajo el concepto de “Cloud Computing” y, por ende, “Software as a Service (SaaS)”. Nuevas palabras que, aunque similares, definen y añaden pequeños matices especificando y diferenciando distintas formas de trabajar. El SaaS y la “Nube” son modelos de distribución de software a los que se accede a través de un navegador e Internet, pero donde el soporte lógico y los datos que se manejan se alojan en servidores de una compañía de tecnologías de información y comunicación. Las principales ventajas de la contratación de SaaS por las empresas son la reducción de costos de entrada en nuevas formas de trabajo y de software, el fomento de la cooperación entre trabajadores, así como favorecer su movilidad.
El concepto de “Science as a service”, rescatado por Renee DiResta y sugerido por Bill St. Arnaud a través del artículo “Accelerating and Democratizing Science through Cloud Based Services” de Ian Foster; trata de aglutinar todos los conceptos anteriores en una nueva manera de hacer Ciencia. La SCIaaS pretende suponer un ahorro de tiempo sin comprometer la calidad de la investigación científica y abarca tanto la contratación de investigadores de forma muy flexible, el alquiler de instalaciones de forma que supongan un ahorro de costos y el desarrollo de la Ciencia de una manera más eficiente, creativa y colaborativa.
Obviamente, lo que se propone en los textos antes citados es el desarrollo de un nuevo modelo de outsourcing que en el campo científico surgió ya en la década de los años 80 y es utilizada sobretodo en el ámbito farmacéutico. Sin embargo, el outsourcing científico desarrollado hasta la fecha es un tanto opaco y bastante caro, además de difícil de encontrar.
Los nuevos modelos desarrollados a calor de la Web 2.0, así como los modelos B2B y B2C pueden ayudara redefinir este outsourcing a través de la creación de Marketplaces donde las instalaciones, los equipos y los profesionales ofrezcan sus servicios a empresas y organizaciones para hacer Ciencia. El ejemplo es el sitio web Science Exchange donde se ofertan y demandan servicios de este tipo de forma abierta y transparente. Este nuevo modelo se encuentra todavía en un estado embrionario, pero ¿sera éste un nuevo modelo de “Open Innovation”?